Czytaj książkę: «Mundanae. Volumen II»
Mundanae
Vol.II
Sebastián David Fierro Castillo
Difundia
Ediciones
Primera edición: marzo de 2021
© Grupo Editorial Insólitas
© Ilustración de portada Jesús Baeza Robles
© Ilustración interior Felipe Márquez Lemus
ISBN: 978-84-122773-3-3
Difundia Ediciones
Hilarión Eslava, 30
28015 Madrid
info@difundiaediciones.com
Contenido
Vol.II
Difundia
Ediciones
www.difundiaediciones.com
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Prólogo
Ya ha pasado algo de tiempo desde que termine en este lugar y siendo más específico en este orfanato, un mes para ser preciso, un mes complicado para mí en cuestiones personales ya que entre en una desmotivación muy profunda luego de que me abrumaran todos los problemas después de haber despertado en esta ciudad. Hasta hace apenas unos dos días me comencé a sentirme mejor cuando logré poner en orden todas las ideas de mi mente.
En este orfanato casi todos los que viven en el son niños, los adolescentes que de vez en cuando vienen es porque tienen a sus hermanos aquí y no han logrado ganar tanto dinero como para poder mantenerlos en sus propios hogares. Como este lugar también sirve como una escuela provisional he logrado aprender algunas cosas sobre este mundo y actualizarme por así decirlo en la información que Victoria y Minerva me habían dado.
Luego de lo de Shaggott muchas cosas cambiaron en el continente, aquellos grandes nobles que estaban lejos durante el ataque de Shaggott en el centro del territorio comenzaron a formar sus propias naciones, aunque estos mapas no son exactos, el imperio humano era increíblemente extenso, cubría casi todo el mundo conocido de este planeta, nunca me dieron el numero correcto, pero en mis sospechas, podría haber competido con el imperio romano en cuestión de territorio.
Con la caída de la familia imperial y todo el gobierno entrando en caos muchos de los nobles se comenzaron a declarar independientes creando sus propios países.
Lo normal es pensar que las guerras irían y vendrían entre las casas nobles y de hecho es así, Novuma está en un tratado que implica que ellos exportan comida a las naciones en guerra y estas lo mantienen seguro de las naciones del este.
Hay una gran cantidad de política que ni siquiera intento comprender, solo sé que funciona y que he podido disfrutar algo de paz en este mes que he estado viviendo aquí.
Pero Novuma también suele tener problemas con los orcos, el cometa fue algo que provoco bastante desconcierto en los altos mandos de este país, así que se organizó una expedición hacia el sur y terminaron encontrando a mi compañera arrastrándome por las llanuras mientras intentaba llegar a la frontera con los humanos, o sea este país.
En cuanto a mi compañera, nuestra relación ya no esta tan mal como cuando nos conocimos, luego lo de la lucha después de despertar por haber quedado inconsciente ella ya comenzó a tener confianza en mí, casi nada, pero la tiene, fue algo gradual en este mes hasta el punto en que ya podemos hablar sin que me esté gritando y este a la defensiva. Estamos atados uno al otro de manera literal, si nos separamos más de diez metros, terminamos recibiendo una descarga eléctrica, así que si nos encargaban un trabajo a uno es lo mismo que encargárselo a los dos, como lavar los platos. De manera sencilla se puede decir que nos comenzamos a acostumbrar cada uno a la manera de ser del otro, por las malas.
Capítulo 1
—Oye, si terminas de enjuagar un plato déjalo boca abajo para que escurra el agua, se limpia mejor de esa manera.
—Eso que importa, nos pidieron limpiarlos, ¿y con eso basta no?, de todas maneras, ya tenemos que irnos de este lugar. No creo que importe mucho esto, nuestras cosas ya están afuera de la puerta.
—Cierto, desde hace una semana tú has estado más activa de lo normal.
—Pues claro, primero lo primero, tomaras registro como Hominatur y trataremos de tomar…no…tomaremos un viaje hacia las ciudades del este, si podemos encontrar a alguien en el camino que sea capaz de quitar nuestro sello es mejor, si no, pues tendremos que esperar hasta llegar con Aldris y que él pueda liberarnos de este tormento.
Ese chico Aldris ya ha sido mencionado varias veces por ella, la historia de vida de esta chica es muy larga y complicada pero el resumen del resumen es que ella era una hija de comerciantes que viajaban de ciudad en ciudad, pero paso el tiempo y su poder mágico se activó hasta que termino tomando su propio camino. Paso tiempo como una mercenaria hasta que termino encontrando a ese chico llamado Aldris, se hicieron amigos y con el tiempo terminaron reuniendo a más personas hasta que eran un grupo de amigos, pero a ella especialmente le gustaba Aldris y no es que yo lo suponga, se le nota hasta la luna que le gusta, pero ese no es el tema. Una noche que la luna negra estaba en el cielo varios de sus subordinados tomaron ventaja de que su poder mágico estuviera bloqueado y fue el motivo de que ella odiara a los hombres.
Pero esa noche sufrieron un ataque orco que les causo muchas bajas y cuando le pusieron el sello de esclavitud todo su poder quedo bajo sello completamente, solo tres semanas después de eso me conoció. El resumen del resumen, ella ha vivido tantas cosas que fácilmente uno podría hacer una saga de libros de su vida, aunque tengamos la misma edad, en sus palabras ya que hay muchas cosas en las que ella se molesta si pregunto por ello. Todo lo que conozco de ella son por meros rumores, ya que es famosa por su título de centella sanguinaria hay muchas historias de ella que la gente habla, que, si ha matado dragones cuando tenía diez años, que es la misma encarnación de Shaggott, la hija sobreviviente de la familia imperial, no sé cuáles son reales y cuales ficción, tan solo en esta ciudad las personas tienen versiones diferentes de ella, la respuesta más cercana es ella misma pero preguntar no es tan sencillo.
—¿Que si es cierto que mate a un dragón cuando tenía diez años?, claro se llamaba Vet. Lo recuerdo bien.
—¿Vet…?
—Sí, ve te a ver si ya puso la marrana y no estés jodiendo, termina con esos platos de una vez.
—… ¿Y pusiste?
Esa jugada me salió sin querer, en este momento la sonrisa que tiene en el rostro es una mala combinación entre vergüenza y enojo. Voy a aceptar que metí la pata.
—Oye perdón… respondí en automático, Se me salió sin querer.
Me acaba de agarrar el hombro con fuerza, aunque tiene brazos de fideo su agarre es firme. ¡Demasiado!, ¡¿de dónde saca tanta fuerza esta tipa?!
—Heidel… solo por esta vez dejare pasar tu estupidez ya que estoy feliz, pero sabes bien lo que te va a pasar cuando no lo este, ¿verdad?
—¿Vas a ver si puso la marranaaggh?
¡¿Qué pasa con su fuerza?!, ¡parece que me quiere arrancar el brazo!, no tiene problemas en acercarme a la fuerza hacia a ella y termino viendo esa falsa sonrisa, es como un maniaco feliz, simplemente da miedo verla.
—… Lo … sabes … ¿verdad?
¡Lo mismo con su voz, es alguna clase de combinación entre estar feliz, pero a la vez una amenaza!
—¡Si ya lo sé!, ¡perdón por pasarme de listo contigo!
—Que bien, entonces no hay problema. Sería una lástima tener que matarte cuando ya puedo soportarte.
Soltó su agarre, pero aun puedo sentir como se sus dedos se estaban clavando en mi hombro. ¿No se supone que ella es una maga?, ya que lo pienso ni siquiera sé qué clase de magia tiene ella. Como sea, no creo que me lo vaya a decir tan fácil.
Ya casi estábamos terminando de lavar todos los platos así que dentro de nada estaremos fuera.
—Oye.
—¡¿Ahora qué quieres?!
—Nada, solo que, si vamos a trabajar juntos durante un tiempo, tal vez sea bueno que empecemos a aprender de que es capaz cada uno. Tu misma has dicho que eres una maga, ¿pero nuestros sellos bloquean por completo nuestra magia ya que estamos sin amo no?, ¿cómo quieres lidiar con eso?
—… Felicidades, usaste tu cerebro al fin, para que sepas, claro que cuando una persona piensa en un mago sabe que luchar en cuerpo a cuerpo no es su fuerte, ya me encargue de eso hace mucho tiempo.
Terminamos de limpiar los platos así que recogimos nuestras cosas que no eran más que nuestras armaduras de gladiadores. Además de las armas de Uhar. Un par de espadas gancho.
No hubo despedida ya que ni ella ni yo hicimos amigos en ese tiempo, al ser más mayores los niños no se querían juntar con nosotros ya que para ellos nosotros somos aburridos, sin contar que nadie querría estar al lado de dos personas que van a llegar a pelear por lo que sea tarde o temprano y casi siempre en esas peleas están a nada de llegar a intercambiar golpes uno con el otro… no culpo a esos pobres niños por querer estar alejados de nosotros.
Recién estaba saliendo el sol así que estamos aprovechando bien el día.
El primer lugar a donde vamos es el gremio Hominatur, la anterior gobernante Luxaurea sabia como aprovechar la utilidad de las personas talentosas sin comprometerlas a los ejércitos, por eso estableció a los Hominatur, simplemente gente que cobraba paga por exterminar monstruos peligrosos, hacer encargos de correo, encontrar plantas raras, cuidar de gente, o ayudar a entrenar personas para el ejército, toda clase de trabajos que son de muy poca importancia para un ejército que debe estar resguardando una ubicación valiosa y estratégica de una región pero lo suficientemente problemáticos como para que el gobierno no pueda solo ignorarlos sin más. Mercenarios al estilo de The witcher, simplemente, con una aprobación publica mejor que la que tenían los brujos de esos libros.
La armadura de Uhar consiste en un peto, espinilleras, rodilleras botas con placas de bronce y una especie de placas de bronce que se doblan alrededor de su cintura como si estuvieran formando una falda adornada con tela morada, aparte de un casco. La armadura no cubre el cuerpo por completo así que aún hay algunas partes de su cuerpo cómo sus hombros y cuello que están al descubierto.
—…Si sigues viéndome sin mi permiso te voy a sacar los ojos.
Ya noto que la estaba observando sin tener que voltear. Ya me acostumbré a sus amenazas de psicópata, no sé si eso es algo bueno o malo.
—Nada, solo estaba viendo que tu armadura se ve bastante única. Lo que me dieron a mí se ve en peor estado que lo que tú tienes.
—… Si quieres algo así de decente vas a tener que ganártelo por tu cuenta, no creas que a mi simplemente me regalaron esto porque sí. Cada pieza significa una victoria para mí, y que es muy costosa, hace tiempo que el hierro es más común que el bronce, pero sigue siendo más caro.
—Ah cierto, el desarrollo de este lugar no tiene tanto avance cuando lo comparo con La Tie…
¿Me pregunto cuanto tiempo paso desde que hable de La Tierra con alguien más?, solo estaba conversando con ella y termine recordando cómo era mi planeta. Este mundo recién está saliendo de la edad del bronce al hierro, como mil años por detrás del wifi más cercano.
—…¿La Tie…que?
—Olvídalo, no me creerías si te lo dijera.
No tengo razones para ocultar el verdadero lugar de donde vengo, pero en estos momentos no me serviría de nada tratar de decir que soy de otro mundo sin pruebas, seguramente todas mis cosas fueron destruidas con el asunto del meteorito en Vitae. Cosa que ya comprobé que no era solo esta chica queriéndome molestar, a todas las personas que les pregunté sobre el asunto me dijeron lo mismo que ella.
—Como sea, sígueme contando de cómo son esos chicos que eran tan buenos amigos tuyos. ¿Después de todo el objetivo de este viaje es que tú te reencuentres con ellos no? Y con ese chico Aldris.
—…Bueno es cierto, quiero reencontrarme con mis amigos y en especial con mi Aldris, pero mi verdadero objetivo está un poco más allá de eso. Yo quiero encontrar el Magregcaelum.
Ella se ve emocionada, pero no tengo ni idea de que me está hablando.
—¿El para qué cosa de quién?
Se me quedo viendo un rato sin decir nada.
—… ¿Eres estúpido o solo te haces?
—No insultes a la gente con un tono tan inocente en tu voz.
—… Pues es que estas fingiendo o solo te gusta ser estúpido, no puedo creerte que nunca hayas escuchado sobre el Magregcaelum. Todas las personas sin importar donde estés saben de esa leyenda, es cualquier cosa que hasta un niño esclavo aprende en su vida.
—…Bien, bien, solo sígueme contando que planeas hacer con el cuándo lo encuentres.
Veamos cuanta información puedo sacar de lo que me vaya a contar.
—¿Qué más podría hacer con él? Tener mi propio reino, un verdadero reino donde haya paz real y duradera, donde no falte la comida, educación y seguridad.
Bien, eso no ayudo mucho, puede conseguir volverse la reina con esa cosa, ¿es un lugar o un artefacto?
—… ¿Vas a burlarte?
—No, solo me sorprendió que tuvieras esa clase de sueño como meta en la vida.
—… ¿Qué clase de sueño crees que tengo por casualidad?
—Tranquila tigresa, es solo que con eso que tú siempre eres una agresiva, grosera, no pensé que tuvieras una meta tan noble y buena.
—… Qué bueno que opinas así, sería malo que tuviera que cargar contigo luego de romperte las piernas si te hubieras puesto a reír de mi objetivo de vida.
Quién lo diría, la señorita molestia quiere ser una reina justa para su gente. Hasta el momento no soy capaz de imaginarla siendo una gobernante benevolente. No sé porque siento que a la primera persona que le diera una crítica que no le guste, desaparecería “misteriosamente” al día siguiente.
El gremio de Hominatur era bastante grande, mucha gente de toda clase entrando y saliendo, pero lo que más diferencia es que hay muchos grupos de jóvenes como nosotros comiendo, bebiendo, tomando papeles, riendo y cosas por el estilo, aunque también había varios adultos, estos parecían ser los veteranos. Y también había excepciones, estos trabajos no siempre terminan de la mejor manera, a veces los grupos vuelven con una sonrisa, otras ni siquiera vuelven con vida de sus misiones.
Armaduras de toda clase para toda clase de personas formando grupos diversos, es un cliché, pero por las ropas que llevan cada uno puedo adivinar sin problema que trabajo tienen; exploradores, arqueros, guerreros, magos y cualquier cosa relacionada a la fantasía. Oh, ¿porque será? ¡Porque mi vida ahora es cliché de fantasía que hasta Tolkien sentiría pena!, si él viera los montones de libros que han salido de fantasía, que terminaron como simples historias genéricas, una detrás de otra y solo muy pocas pueden resaltar por la trama, ¿pero de que me quejo?, ya me volví parte de una, como si no hubiera otras épocas que no fueran el medievo para ser interpretadas en la literatura fantástica, ya me hubiera gustado a mi leer alguna historia de fantasía en el renacimiento o la revolución industrial… oh diablos, vaya que me perdí en mis pensamientos… eso se está volviendo bastante normal últimamente.
Volviendo al asunto, nosotros fuimos hasta un lado del edificio donde se hacían las inscripciones para Hominatur, aunque Uhar ya estaba inscrita en el sistema así que venimos para que yo fuera quien estuviera legalmente dentro.
En la hoja que me entregaron me pedía información: nombre, edad, especialidad de combate, lugar de origen, parecía bastante sencillo, pero me olvide de algo por completo. Yo sé leer los idiomas de este mundo, pero no se escribirlos, algo complicado de explicar. Y no voy a poner mi información en español ya que sería inútil y ridículo querer usar mi idioma en este lugar.
Con una seña le hablo a Uhar para que venga a darme una mano.
—… ¿Qué quieres?
—Creo que necesito que me des una mano con esto.
—… ¿No sabes leer?
—Sí, pero no se escribir.
—… ¿Qué? … ¿Cómo demonios se supone que puedes leer, pero no escribir? Ahg, no puede ser, como sea, solo díctame la información yo la anoto. Tu nombre completo.
—Heidel Orief De La García.
—…Lugar de origen.
—La Tierra.
—… ¿Qué acaso crees que soy estúpida?…
—…Pues ya que lo dices tengo mis dudas…
—¡¿Que?!
Menos mal no me escucho susurrar o si me hubiera matado.
—¡Que así le decimos en mis áreas!
—…Como sea …Edad.
—Diecisiete años, si puedo recordar bien.
—… Especialidad de combate.
—Cuerpo a cuerpo y armas de fueg… de proyectil.
Bien, mismo problema de antes, las únicas armas de fuego que debieron existir, lo más seguro es que hayan sido destruidas, pero no es mentira que me las puedo arreglar con un arco o ballesta, no seré ojo de halcón, pero tengo la suficiente práctica para defenderme si es necesario.
—… Bien, solo necesito que me des tu mano un momento.
Se la doy y con la punta del gancho de su espada me da un pinzón, del que empieza a salir algo de sangre y luego de terminar de anotar lo que pedía en la hoja de registro, estrella mi mano contra la zona baja del papel justo en medio de un círculo hecho de runas en ésta. Después se regresa al banco donde estaba sentada sin decir nada.
Así que voy con un recepcionista y le entrego la hoja con mi información. La toma y pasa a ponerla sobre un panel, comienza a traspasar energía mágica a través de él y la hoja se comienza a adherir al panel hasta el punto en que solo queda una chapa similar a las que usa el ejército.
—Bien Heidel, ahora eres oficialmente Hominatur rango diez. Puedes comenzar a escoger las misiones que hay disponibles en el tablero, comenzando con las de tu mismo rango, si quieres puedes tomar misiones de un nivel más alto, pero nosotros no nos responsabilizamos por lo que pueda pasarte, ya sean heridas, desmembramiento o tu muerte, escoge con cuidado.
Luego de ponerme la chapa con mi nombre e información que sirve para el caso de que el resto de mi cuerpo quedé tan despedazado que no me puedan reconocer en algún suceso, volví donde Uhar, aunque ahora ella estaba rodeada de algunos cuantos chicos muy interesados en ella para que se unan a su grupo, pero como era de esperarse, simplemente está ignorando todos los halagos y piropos que está recibiendo mientras descansa los ojos. Bueno, a mi percepción ella sí que es bastante guapa pero no es Miss Universo, sin contar que en cuanto abre la boca todo lo bueno que tenía por fuera se opaca por lo malo de adentro.
—¿Ya terminaste?, te estabas tardando, tenemos dinero que recolectar, hay que pagar tarifas y muchas otras cosas. Quiero hacer esto rápido así que tomemos una de tercer rango… una mantícora rabiosa está en el monte al sur, podemos tomarla.
—¡Epa!, ya sé que quieres que me maten. ¿Que no podemos ir con un poco más de calma?
—… Tienes razón, cargar con tu cuerpo muerto me retrasara. Cazaremos a esta manada de trolls de puente y descansaremos el resto del día.
—Bajemos aún más.
—… ¡¿Pues qué quieres, cazar duendes?!
—Algo que este en nuestro alcance, ¿recuerdas que tú no puedes usar magia?, ¿no eras una veterana de estas cosas?
—… Claro que lo soy, usando mi magia yo soy el rango uno.
—¿Y sin ella?
—… Igual de débil que tú.
—¿Entonces?
—… Bien, tú ganas, ¡¿tomaremos las más sencillas, contento?, ¡pero si me muero de vieja aquí, te llevare conmigo al inframundo!, ¡estos hombres debiluchos de ahora!
Capítulo 2
Al final simplemente acepto cazar duendes.
Tomamos la misión y nos fuimos a la guarida de unos duendes en una aldea a un par de kilómetros de la ciudad. Según los informes del papel que tomamos son un pequeño grupo rezagado de una escaramuza entre la guarnición de la ciudad y un grupo de exploradores que vinieron del sur, aunque la caballería del ejercito quiso ir tras ellos les negaron el permiso, quieren a todas las tropas posibles para entrar en la lucha si algún ejército de gran tamaño es detectado, así que esos pieles verdes están aprovechando la situación para causar destrozos en aldeas, han robado comida y secuestrado a varias mujeres… ¿porque siento que esto ya lo vi en alguna parte?, algún libro que ya había leído en la Tierra. No puedo recordar bien, pero estoy seguro que hasta tuvo serie animada.
Cuando llegamos al pueblo por un camino de tierra un señor de edad avanzada nos estaba esperando, junto a algunos hombres armados con azadas y palas.
—¿Ustedes son los Hominatur no es así?
Uhar no está hablando, solo lleva su normal mirada de “no te me acerques si quieres vivir”, supongo que aquí entro yo.
—Sí, así es, venimos por el asunto de los duendes.
Mientras cruzamos el sendero del bosque el señor nos explica la situación hasta que terminamos en un sendero que pasaba por un rio seco, el señor solo se quedó en el camino mientras nos indicaba con su mano una caverna que estaba a unos cuantos metros de nosotros.
—Algunos de nuestros jóvenes no pudieron esperar a que ustedes llegaran, así que entraron en la caverna armados como pudieron, pero ya no regresaron, eso fue hace un par de días.
—…Uhar, vamos.
Sin decir nada más, ambos entramos a la caverna, ya que yo estaba cargando la antorcha iba por delante, mientras Uhar estaba justo por detrás con espadas desenfundadas, para asegurarme, de que no estuviera dejando sombras por entre las rocas a medida que avanzaba movía la antorcha frente a mi de un extremo a otro de manera constante, lo normal hubiera sido que yo llevara la visión nocturna pero ya le dije adiós a esa tecnología hace tiempo. Esa sencilla técnica de estar ladeando la antorcha de un lado hacia el otro me dio resultados, porque justo por detrás de una roca había un camino segmentado que no habría visto si no hubiera inspeccionado todo el lugar. Pero decidimos seguir de frente por el camino que ya estábamos surcando.
Luego de un rato encontramos una respuesta a qué paso con los hombres que entraron antes que nosotros. Cinco hombres de unos veinte años estaban en el suelo, visiblemente apuñalados de manera repetida en todo el torso y su sangre está esparcida por todo el largo del túnel, y por las expresiones de sus rostros es más probable que hayan muerto por el shock que por otra cosa.
Un buen plan dejar los cuerpos de estas pobres personas para llamar nuestra atención.
Gracias al reflejo de la antorcha sobre el hierro, puedo notar que hay algo apuntándonos desde atrás nuestro y si no han venido es porque se van a quedar a distancia. Una flecha vuela en mi dirección, pero ya que pude verla venir desde antes que se disparara, puedo esquivarla; no puedo moverme más rápido que una flecha en pleno vuelo, pero si qué puedo hacerlo más rápido que quien me apunta.
Uhar ya tenía la misma idea de esta situación, pero no tuvo que esquivar nada, usando una de sus espadas gancho, corto en dos la flecha que iba hacia ella. Por si no bastara, unos cuatro de estos duendes salieron desde la profundidad del túnel hacia nosotros.
Dos fueron en dirección de Uhar y dos en la mía, Uhar tendría problemas para usar todo el largo de sus espadas en un túnel estrecho como en el que estamos ahora, así que de una manera veloz invierte el agarre de sus armas. Ya que la empuñadura de esas espadas también es un cuchillo ella puede aprovechar su tamaño para golpear y punzar.
O será por mi propia experiencia o porque estos tipos serán novatos pero son demasiado fáciles de leer, bloqueando el brazo de uno, que quiso apuñalarme con una daga, usando un sencillo lanzamiento de judo lo estrello contra el suelo y estando ahí tirado, aprovecho mi posición para romperle el brazo mientras le quito su cuchillo, no sin olvidar al otro que quería colocarse detrás de mí, así que viendo la oportunidad le doy una patada mientras uso mis brazos como resortes contra el suelo provocando que se estrelle contra el muro del túnel. Estuve practicando esa patada estos días luego de recordar como peleaba Victoria y salió bastante bien.
Los dos arqueros pusieron su atención en mí, así que tomo al duende herido en el suelo y lo pongo frente a mí, a modo de escudo mientras me pongo de rodillas, y resulto efectivo, el cuerpo de este tipo me protegió de las flechas, con el costo de su vida.
El duende que se estaba levantando posteriormente de haberse estrellado contra el muro, volvió a quedar en el suelo, después que le lanzara a su compañero con flechas, queriendo evitar que se uniera a la lucha, después que yo usara a su colega como un mazo, un líquido verdoso estaba saliendo por atrás de su cabeza y se estaba embarrando en la roca, eso dejaba a dos de ellos fuera. Viendo que ahora Uhar ya estaba incluso acabando con los dos arqueros, eso dejaba a cuatro fuera de la lucha
—…Solo cuatro son muy pocos, sigamos adelante.
—¿Es posible que tengan chamanes y de los grandotes?
—…No he visto tótems y si dejaron los cuerpos, es porque trasgos no debe haber.
Recojo los cuchillos de los otros duendes y seguimos hacia delante.
Estos tipos tienen rasgos diferentes de los que conozco, están más encorvados, sus ojos son más grandes y sus colmillos tienen un mayor filo, aunque sean un poco más pequeños. Sin contar que tienen una constante espuma saliendo de su boca.
El eco de los pasos se puede escuchar sin problemas en el túnel, también el cómo la llama de la antorcha quema la madera de ésta.
Terminando el encuentro seguimos por el camino del túnel hasta que volvimos a encontrar a más de ellos.
Sin decir nada más, Uhar arroja con fuerza la antorcha hacia delante como si fuera una lanza y la parte afilada para clavarla en el suelo, atravesó a un duende que estaba corriendo en nuestra dirección y también se enterró en el suelo. Mas fácil de decir es que empalo a un duende y clavo la antorcha en el suelo al mismo tiempo.
Ese tipo no estaba solo, otros tres duendes estaban a un lado suyo y quedaron iluminados por la llama de la antorcha, sorprendidos de haber visto como su compañero murió de un momento a otro.
Luego siguieron los dos del frente ya que lancé un par de cuchillos que recolecté de la pelea anterior contra ellos y acerté a sus cuellos por la distancia corta que teníamos; solo unos cuantos metros. El último quedo igual de sorprendido luego de tropezar porque sus dos compañeros estorbaron su camino en dirección de nosotros, cuando ya se estaba recobrando Uhar, tomo su cuello con el gancho de una de sus espadas y con la hoja serrada de su otra arma, le rebano la cabeza al duende dejando un pequeño charco de sangre verdosa detrás suyo. Veo porque le llaman sanguinaria, pero todavía no veo el porqué de centella. Yo recojo nuevamente los cuchillos y ahora agrego los otros cuatro de los otros duendes. La grasa y sangre están comenzando a hacer que pierdan el filo.
Poco después de eso comencé a sentir una corriente de aire dentro del túnel, ¿será una salida?, Uhar también sintió la corriente de aire, aunque no dijo nada.
Una luz se comenzó a reunir más adelante. Una luz naranja como el fuego de la antorcha. ¡Salió volando directo a nosotros!, yo por instinto me muevo a un lado, pero Uhar siguió caminando como si nada y solo puso sus espadas en forma de equis entre ella y la luz a modo de protección, luego de unos segundos pude ver que esa luz era una bola de fuego de buen tamaño.
La bola se disipo cuando choco con las espadas de Uhar, se sintió una brisa de aire caliente luego de eso, pero al parecer eso basto para deshacer la bola fuego. Fue momentáneo, pero la luz provocada por el fuego ilumino la zona de alrededor y me dejo ver que de dónde provino es una zona más amplia que el túnel.
Uhar nuevamente toma la antorcha la vuelve a lanzar en dirección de donde vino la luz y por el grito que acabo de escuchar, le dio a quien nos lanzó la bola de fuego, aunque ahora estamos casi a oscuras, ella comenzó a correr en dirección a donde lanzo la antorcha, si lo está haciendo, debe ser porque ya está acostumbrada a luchar en este tipo de condiciones.
Una sola antorcha no ilumina demasiado, apenas estoy distinguiendo las siluetas de lo que está pasando enfrente mío, y ya que la armadura de Uhar es de color negro, no puedo ver bien lo que está sucediendo. Pero al parecer por todos los gritos de los duendes que estoy escuchando, ella está acabando con ellos.
En solo unos segundos todo se puso silencioso, luego de un último bramido de un duende, Uhar comenzó a pasar una espada suya sobre otra como si las estuviera afilando, creando chispas que acompañaban la luz del fuego.
Termino tan rápido que ni siquiera me dio tiempo de entrar en la zona amplia. Ambos nos acercamos a la antorcha y pude ver que ahora ella estaba cubierta de manchas de sangre verde. A quien le clavo la antorcha si era duende, pero este tenía un penacho de plumas adornando su cabeza y en una de sus manos tenía un bastón de madera con un cráneo humano.
—Así que, si era un chamán, supongo que…
Antes que pudiera terminar de hablar tuve que darme media vuelta porque escuche un grito de duende justo detrás mío. Había saltado hacia mí con una espada.
Solo por mis reflejos pude girar a tiempo antes de que fuera muy tarde. Esquive su ataque poco antes de que me diera un corte peligroso en el pecho y respondí con un codazo de mi brazo izquierdo que le dio en mitad del aire, por el resultado del golpe él soltó su espada y la inercia hizo que terminara volando en dirección contraria. Para simplemente rematarlo le lance un cuchillo con mi otro brazo. Uhar ya estaba sacando una bolsa pequeña desde un bolsillo interior de su falda.
—…Con ese son quince. Cortemos las orejas y salgamos de aquí.