Czytaj książkę: «Comentario de los salmos»
Comentario de los Salmos
©2007 por Fundación Palabra y Más
Publicado por Editorial Patmos
Miami, Florida, EE.UU.
Todos los derechos reservados.
Publicado anteriormente por Editorial Patmos bajo el título: De lo profundo Señor a Ti clamo.
Las citas bíblicas utilizadas en este libro han sido tomadas en su mayoría de la versión Reina Valera Revisada, 1960, de las Sociedades Bíblicas Unidas.
Edición: Dra. Nohemí C. Pagán
Tapa y proyecto gráfico: Eduardo Souza
Diagramación: Alexandre Soares
Conversión a libro electrónico: Cumbuca Studio
e-ISBN: 978-1-64691-192-9
Categoría: Comentario / Estudio bíblico
Dedico esta obra a mis hijos y nueras,
Samuel y Yasmín, y Luis Daniel e Ileana,
quienes me han escuchado explicar
los temas que aquí analizo
en torno al libro de los Salmos.
Y también a mis queridos nietos,
Samuel Andrés e Ian Gabriel,
que espero algún día lean y disfruten
los comentarios y la teología que aquí expongo.
Prefacio
De los nombres, los títulos y la pertinencia
Traducciones antiguas y castellanas, y divisiones internas del Salterio
Métodos de estudio
Gratitudes
Primera Parte: Introducción
Un peregrinar extraordinario de contemplación, estudio y reflexión
Importancia del libro de los Salmos
Los títulos hebreos o epígrafes, y los términos técnicos
Composición de los salmos y redacción del libro
David, «el dulce cantor de Israel»
Mujeres salmistas
El texto hebreo de los salmos
La iconografía en el Salterio
Festivales en el pueblo de Israel
Música e instrumentos musicales
Interpretación de los salmos
Los géneros literarios
Teología en los salmos
Siervos, enemigos, pobres y enfermos
Alma, vida, muerte y sheol
Corazón, riñones, hígado y carne
Poesía en los salmos
El uso de los salmos en la Biblia
Pertinencia de los salmos: Una lectura en castellano
Nuestro acercamiento al Salterio
Bibliografía selecta
Segunda Parte: Interpretación y comentario
Libro Primero: Salmos 1–41
Libro Segundo: Salmos 42–72
Libro Tercero: Salmos 73–89
Libro Cuarto: Salmos 90–106
Libro Quinto: Salmos 107–150
Tercera Parte: Índice temático
¡Oh Jehová, Señor nuestro,
cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!
Has puesto tu gloria sobre los cielos;
de la boca de los niños y de los que maman,
fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos,
para hacer callar al enemigo y al vengativo.
Salmo 8.1-2
DE LOS NOMBRES, LOS TÍTULOS Y LA PERTINENCIA
Ninguna colección de poemas ha ejercido tanta influencia en la historia de la civilización Occidental como el libro de los Salmos1. Estos poemas bíblicos, que a la vez son oraciones y plegarias ante Dios, revelan lo más profundo de los sentimientos humanos con los cuales las personas se identifican con facilidad. La dimensión religiosa y profundamente espiritual de estas oraciones ponen de manifiesto la extensa gama de experiencias espirituales que le dan sentido de orientación y pertinencia a la vida misma.
Como la religión incluye esencialmente las respuestas humanas ante Dios, las formas y el carácter de las experiencias religiosas están íntimamente relacionadas con las percepciones y los conceptos que se tengan de la divinidad. En efecto, las experiencias y las ideas no solo están relacionadas sino que se influyen mutuamente al proveer los espacios adecuados y las dinámicas necesarias para la reflexión profunda y sosegada, que le permite a la gente que adora comprender, afirmar y celebrar la revelación divina.
En el particular caso del libro de los Salmos, las vivencias religiosas y las articulaciones teológicas se ponen claramente de manifiesto en los poemas que revelan los sentimientos más hondos del pueblo de Israel. En sus plegarias y clamores se afirman y recuerdan las intervenciones divinas en la historia del pueblo y se reflexiona en torno a esas manifestaciones extraordinarias en medio de las realidades cotidianas de la comunidad.
Según el Salterio:
Una vez habló Dios;
Dos veces he oído esto:
Que de Dios es el poder,
y tuya, oh Señor, es la misericordia;
porque tu pagas a cada uno conforme a su obra
Salmo 62.11-12
De acuerdo con el poema, el poder y la misericordia divina manifiestan el corazón de la teología de los Salmos, y confirman la creencia en torno a Dios del Antiguo Testamento. En el corazón mismo del Salterio se revela lo fundamental de la teología bíblica en formas de pares de términos que se complementan y apoyan mutuamente2.
Poder y misericordia son términos de gran importancia espiritual en el Salterio y en la Biblia, porque identifican dos de las cualidades divinas más importantes, y presentan, además, de forma complementaria, dos componentes formidables de las intervenciones de Dios. En efecto, el Dios bíblico, a quien se canta y ora en el Salterio, funde en su esencia la autoridad y la fuerza, junto al amor y el perdón. El poder demuestra su naturaleza creadora y justa, y la misericordia pone de relieve el amor que guió su voluntad en los procesos de creación, liberación, conquista, restauración y renovación del pueblo de Israel.
Las palabras castellanas «salmos» y «salterio» se derivan del latín psalmi y psalterium, que a su vez provienen del griego psalmoi y psalterion. El griego psalmos alude a la música que viene de un instrumento de cuerdas, o inclusive puede referirse a la canción que se entona acompañada por ese instrumento. Por su parte, psalterion, se refería originalmente al instrumento musical (Dn 3.5), aunque con el tiempo llegó a significar «colección de cánticos»3.
En el Nuevo Testamento se hace referencia a los Salmos como biblos salmon (Lc 20.42; Hch 1.20), o simplemente como psalmoi (Lc 24.44). Esas palabras son posiblemente la traducción al griego del hebreo mizmor, que se ha entendido como «un tipo particular de cántico (religioso) que se acompaña con instrumentos de cuerdas», y que se incluye como 57 veces en el libro de los Salmos. El título hebreo del Salterio es sefer tehilim, que puede traducirse como «libro de alabanzas». Cinco salmos tienen en su título la palabra hebrea tepillot, que se traduce al castellano generalmente como «oraciones»4.
En la Biblia hebrea, los Salmos se incluyen en la tercera sección conocida como «Escritos», luego de la Ley y los Profetas. Esta división tripartita de las Escrituras hebreas presupone las diversas etapas de su desarrollo histórico y su crecimiento literario, además de su aceptación como literatura canónica, con autoridad religiosa, legal, espiritual y moral en la comunidad judía.
La Ley presenta el recuento inicial de las intervenciones e instrucciones de Dios en la historia del pueblo de Israel; los Profetas articulan la revelación y los desafíos divinos a la humanidad; y los Salmos, por su parte, describen el diálogo divino-humano que pone en clara evidencia las necesidades del pueblo y las respuestas de Dios.
En la sección de «Escritos», los Salmos generalmente ocupan la primera posición5. Las versiones griegas y latinas de las Escrituras no siguen el orden hebreo, pues han eliminado la división entre los Profetas y los Escritos, y han dispuesto la literatura bíblica, posiblemente, con criterios temáticos y cronológicos. Tanto en la tradición hebrea como en la griega, el libro de los Salmos o el Salterio se relaciona con cánticos, particularmente con las alabanzas del pueblo hebreo ante Dios, que juegan un papel destacado para la teología y la liturgia del pueblo.
La pertinencia del libro de los Salmos se pone claramente de manifiesto al descubrir su doble identidad teológica y literaria6. De un lado, los Salmos son parte integral del Antiguo Testamento y reciben, de antemano, la gran autoridad teológica, espiritual y moral que los creyentes relacionan con la Biblia. Desde esa perspectiva, los salmos se convierten en Palabra de Dios para la gente de fe, pues contienen la extraordinaria revelación divina que les orienta, desafía, educa, inspira y redarguye. Son, en efecto, torá, que más que un conjunto de leyes rígidas y regulaciones estáticas son enseñanzas dinámicas y valores fundamentales que afirman, celebran y transmiten la voluntad del Señor a la humanidad7.
Los salmos son, del otro lado, literatura poética, expresiones litúrgicas, experiencias cúlticas, enseñanzas espirituales, articulaciones metafóricas. Son piezas estéticas que motivan y edifican a la gente de fe; son poemas de gran sensibilidad ética que inspiran y desafían a hombres y mujeres de piedad a vivir a la altura de las exigencias morales y espirituales que se ponen de relieve al estudiar las Sagradas Escrituras. Transmiten ciertamente un aluvión de posibilidades de interpretación y de alternativas de aplicación, por esa naturaleza poética e simbólica que les caracteriza, y también porque presentan y revelan muchos siglos de vivencias espirituales y experiencias religiosas.
En el libro de los Salmos se encuentra la oración personal y la plegaria comunitaria del pueblo de Israel. Y aunque en otros libros de la Biblia se incluyen también oraciones similares8 , en contraposición al resto de la Escritura, los Salmos presentan esencialmente el diálogo íntimo y extraordinario de un pueblo que se presenta tal y cual es ante su Dios. Los fieles llegan ante el Señor, de acuerdo con el texto de los Salmos, en medio de sus experiencias cotidianas, con sus esperanzas, frustraciones, debilidades, fortalezas, virtudes, pecados, aspiraciones, resentimientos y amores. En esta extraordinaria tradición religiosa, los Salmos no pretenden ser, como la literatura profética y la legal, enseñanzas nuevas, sino expresan los sentimientos más hondos del ser humano, y de esa forma se convierten en desafío, al movernos a entrar en una relación grata, digna, viva, noble y transformadora con Dios.
A través de la historia, tanto para la comunidad judía como para la cristiana, el Salterio ha sido fuente de gran inspiración. Sus poemas ponen en evidencia clara el extraordinario y fundamental diálogo entre el ser humano y Dios. Una lectura inicial de los salmos descubre en sus pasajes expresiones de extraordinaria belleza literaria, que presentan las peticiones, alabanzas y quejas de la gente ante el Ser Supremo. Reflejan, en efecto, las preocupaciones más importantes de la comunidad judía antigua, que preservó esa literatura de forma oral y escrita a través de los siglos. Además, las personas que adoran y oran al Señor en diferentes períodos históricos se han identificado tan profunda y espiritualmente con esta literatura, que han tomado las plegarias y alabanzas de los salmos, y las han articulado y repetido en medio de diferentes experiencias de la vida.
En ese sentido, los salmos no son literatura antigua e irrelevante, pues se convierten en recurso contemporáneo y pertinente para orientar las devociones privadas y para guiar las experiencias de adoración colectivas. Proveen, en esencia, muchos de los recursos pastorales, teológicos, espirituales y litúrgicos que se encuentran en las Sagradas Escrituras. Brindan las palabras precisas, las oraciones necesarias y las ideas requeridas para entablar un diálogo significativo con Dios. Y esas peculiaridades literarias e históricas han superado los límites del tiempo y la cultura, pues generación tras generación gente de diferentes culturas y lenguajes han utilizado los salmos para poner de manifiesto y articular nuevamente sus experiencias religiosas más gratas y fundamentales.
En sus mensajes, los salmos aluden a las complejidades de la vida, y ponen de relieve los temas prioritarios de las doctrinas bíblicas: p.ej., salvación, justicia, santidad, paz, esperanza, maldad y gratitud. Esas características hacen que los salmos se conviertan en Mterial indispensable para la teología, la liturgia y el pensamiento religioso. Y por esa razón, los intentos de resumir y sisteMtizar la extensión de sus enseñanzas en un libro o documento, además de ser una empresa compleja y ardua, corre el gran peligro de reducir su importancia y acortar las implicaciones de sus valores.
Como el Salterio es el resultado de años y siglos de inspiración divina y redacción humana, los temas que se incluyen son variados, los tópicos que se exploran son muchos. Sin pretender ser exhaustivos, la siguiente lista nos puede brindar una idea de la extensión de los asuntos que se exponen:
• Conciencia de la presencia de Dios en las dificultades y contentamientos de la vida.
• Reconocimiento de la necesidad de agradecer a Dios sus favores y misericordias.
• Afirmación y celebración de la comunión personal e íntima con el Señor.
• Recuerdos y recuentos de las intervenciones de Dios en la historia nacional y humana.
• Sentido de liberación de las opresiones y persecuciones de los enemigos.
Y la capacidad de clamar a Dios en el momento de la angustia, con la esperanza de recibir respuesta y liberación.
Para la comunidad académica, los Salmos también son una fuente importante para la investigación y la reflexión teolgía. Como su redacción se llevó a efecto a través de varios siglos, la obra incluye las experiencias y los pensamientos del pueblo de Israel durante un período extenso de tiempo. Esa particularidad histórica, literaria y teológica nos permite explorar y analizar el desarrollo del pensamiento hebreo, y también nos ayuda a entender mejor los diversos temas sociales, políticos, religiosos y espirituales que se incluyen en la obra.
En efecto, en el estudio crítico y científico del Antiguo Testamento la contribución del análisis del libro de los Salmos es formidable, necesaria e impostergable. Como es literatura dialogada, los salmos incluyen referencias importantes a los dos interlocutores principales del gran diálogo divino-humano. Presentan las preocupaciones más hondas y fundamentales del adorador o adoradora; y, al mismo tiempo, reflejan las más extraordinarias y relevantes respuestas divinas a esas peticiones humanas. Los salmos articulan el discurso más íntimo del pueblo de Israel, ante el Dios que se especializa en la liberación y renovación de su pueblo9.
Los salmos también son poesía. Una lectura inicial del libro revela claramente sus virtudes estéticas y demuestra su belleza literaria. Esas características, que se transmiten no solo en el idioma hebreo original sino que inclusive se manifiestan con fuerza también en las traducciones, facilita la memorización, contribuye al proceso de educación transformadora, apoya la creatividad y evocación de nuevas ideas, y ayuda a la aplicación y vivencia del mensaje. En efecto, la poesía de los salmos representa lo mejor de la literatura bíblica, y presenta, además, un tipo de teología lírica que ha inspirado a creyentes de diferentes culturas e idiomas a través de la historia de las sinagogas y las iglesias10.
Tanto en la sinagoga como en la iglesia los salmos se utilizan con frecuencia en la liturgia regular. Sirven como fundamento para mensajes y enseñanzas, se recitan de forma alternada y al unísono, se usan de modelo para las oraciones de las personas que adoran, e inspiran y evocan, con su extraordinario lenguaje imaginativo, figurado y simbólico, nuevas experiencias de fe.
En torno a la importancia espiritual y referente a la belleza literaria de los salmos, no son pocos los líderes religiosos que se han manifestado a través de la historia. Para Atanacio, los salmos incluyen palabras que abarcan la totalidad de la experiencia humana. Martín Lutero los cataloga como «la pequeña Biblia». De acuerdo con Juan Calvino, no falta nada en sus páginas en torno al tema de la salvación. Y con Dietrich Bonhoeffer decimos que son tanto Palabra de Dios como expresiones humanas11.
La pertinencia del libro de los Salmos se puede apreciar también al estudiar el uso extenso de esa literatura en el Nuevo Testamento y en la comunidad de Qumrán12, al descubrir las referencias repetidas a los salmos en la teología cristiana y judía a través de la historia, y al ponderar las alusiones continuas a los salmos en sermones, escritos y estudios de los grandes teólogos y pensadores de la iglesia y la sinagoga13.
TRADUCCIONES ANTIGUAS Y CASTELLANAS, Y DIVISIONES INTERNAS DEL SALTERIO
En este estudio del libro de los Salmos utilizaremos principalmente como base exegética y teológica el famoso texto de Reina-Valera, revisión del 1995; aunque también haremos referencias ocasionales a otras traducciones castellanas de la Biblia –p.ej., la Biblia de Jerusalén, el Libro del Pueblo de Dios, la Nueva Versión Internacional, La Biblia en lenguaje sencillo y Dios habla hoy–; y, en momentos, inclusive, se presentarán nuevas traducciones de varios textos o pasajes complejos, para destacar algunas ideas o para aclarar el sentido de expresiones complicadas y frases confusas. Además, en este comentario seguiremos la numeración tradicional castellana de los capítulos y versículos para ayudar en el proceso de identificación de los salmos y de sus pasajes de importancia. Sin embargo, para apoyar a los lectores iniciados en las características, particularidades y complejidades de la versificación de los textos en hebreo y en griego, también se harán referencias a las numeraciones alternas del Texto Masorético y de la Septuaginta (LXX), cuando el análisis de los pasajes lo amerite.
Los descubrimientos del mar Muerto han puesto en manos de eruditos y creyentes nuevos manuscritos de los salmos que anteceden por siglos a los que se disponían antes del 1947. Esos nuevos recursos han incentivado y propiciado mejores traducciones y estudios de los salmos, y también han permitido la comprensión adecuada de varios versículos y capítulos, que identificaremos y explicaremos en el comentario. Además del texto hebreo de los Salmos –conocido como Masorético (TM), en referencia a los eruditos judíos, o masoretas, que incorporaron en el texto hebreo el sistema de vocales en las letras consonantes antiguas–, contamos con la Versión de los Setenta (LXX) –que es una traducción antigua del Antiguo Testamento al griego–, la traducción latina o Vulgata Latina (V) –que con el tiempo pasó a ser el texto oficial de la Iglesia–, la versión al sirio o Peshita (P), las versiones griegas de Aquila (Aq), Teodocio (Teod) y Simaco (S), y las traducciones anotadas y expandidas al arameo, conocidas tradicionalmente como targúmenes (T)14.
Una peculiaridad en el libro de los Salmos se descubre al comparar sus ediciones hebreas (que sirvieron de base para las traducciones evangélicas y protestantes de la Biblia) y las griegas (de donde surgieron las traducciones latinas y católicas). Aunque en ambas colecciones se incluyen 150 salmos, divididas en cinco secciones o libros15, la numeración de los poemas manifiesta una variación significativa. El estudio detallado del problema demuestra que los Salmos 9 y 10, son realmente un solo poema, al igual que los Salmos 42 y 43. Además, se descubre que hay algunos textos y pasajes repetidos –p.ej., Sal 14 y 53; Sal 40.14-18 y 70; Sal 108 y 47.8-12, al que se agregó Sal 60.7-1416.
A continuación presentamos la numeración comparada de los Salmos:
Numeración comparada TM y LXX | |
TM | LXX |
Sal 1–8 | Sal 1–8 |
9 | 9.1-21 |
10 | 9.22-39 |
11–113 | 10–112 |
114 | 113.1-8 |
115 | 113.9-26 |
116.1-9 | 114 |
116.10-19 | 115 |
117–146 | 116–145 |
147.1-11 | 146 |
147.12-20 | 147 |
148–150 | 148–150 |