Czytaj książkę: «Psicoterapia Integrativa EIS», strona 14

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En suma, no necesitamos reducir, nadie nos fuerza a reducir, y es un error esencial el reducir. Más aun, uno de nuestros errores históricos más graves ha sido… reducir.

Mahoney ha señalado que – en la evolución – los sistemas nerviosos, especialmente los más complejos, rara vez eliminan las estructuras antiguas; con la evolución, las habilidades nuevas comienzan a cabalgar sobre las antiguas. Es así como el neocórtex cabalga sobre las estructuras encefálicas más antiguas; pero en ninguna parte está escrito que, el neocórtex, tiene que participar en el procesamiento de todas las experiencias. Y, por el contrario, es múltiple la investigación que constata que, en muchísimas de nuestras experiencias, nuestro neocórtex simplemente… no participa.

Es precisamente en esta perspectiva evolutiva, en la que encontramos el comienzo de un camino integrativo diferente. Diferente al, o a los caminos, que hemos venido recorriendo. Cobran especial fuerza aquí las palabras de San Juan de la Cruz que daban comienzo a este capítulo: "Para llegar donde no has llegado… deberás recorrer los caminos que no has andado".

Karl Jaspers nos hablaba de la necesidad de establecer un adecuado "punto axial", uno en el cual se busca una nueva – y superior – altura de visión. En nuestro caso, hemos hablado de una visión panorámica, de helicóptero, que nos impida el pegar nuestras narices tan solo en un segmento.

A estas alturas de nuestro análisis, entonces, disponemos de un nuevo punto axial, a partir del cual integrar; un punto axial que nos permite observar los 360 grados de la dinámica psicológica; y disponemos de una concepción de la dinámica psicológica como multifacética, la cual otorga espacio para integrar explicaciones simples y complejas. En relación a qué integrar, nuestra respuesta es diferente a lo realizado por otros, y es clara y precisa: procuraremos integrar todo el conocimiento válido… en la medida de lo posible. Asumimos que conocimiento válido es aquel que aporta a predicción y cambio. Y asumimos que el conocimiento válido se encuentra disperso entre los diferentes autores, entre los diferentes enfoques… y más allá de todos ellos Es así como la investigación nos entrega un conjunto de datos válidos provenientes de las más variadas fuentes, y que se encuentran dispersos por doquier. Esos datos válidos, a su vez, nos aportan segmentos teóricos válidos y segmentos psicoterapéuticos válidos, que requieren ser integrados en una macro-teoría, que los acoja, que los ordene, que les aporte coherencia, en el marco de una nueva totalidad.

La tarea que continúa pendiente, entonces, es el cómo integrar.

Y... ¿cómo integrar?

Ya en 1983 propusimos un Modelo Integrativo Supraparadigmático para la dinámica psicológica, y para la psicoterapia (Opazo, R., Congreso de la aabt, Washington d.c., 1983). Por lo temprano de nuestra propuesta, ha pasado a adquirir un carácter más bien pionero… en el contexto del movimiento hacia la integración.

En 1987, nuestro Modelo Integrativo Supraparadigmático "sufrió" una modificación de importancia: integramos al Sistema SELF… como epicentro integrativo. La idea central, aquí, era que los paradigmas no operan solos, "desintegradamente". Muchas veces son influenciados por, o son conducidos por, una instancia más profunda y completa: el Sistema SELF de la persona. En esta incorporación del Sistema SELF a nuestro Supraparadigma Integrativo, los aportes del psicólogo Fernando Alliende fueron muy relevantes.

A través de los años, nuestro Modelo se ha venido enriqueciendo y perfeccionando, y hoy preferimos llamarlo Supraparadigma Integrativo. El Supraparadigma nos ha conducido a perfilar nuestra psicoterapia integrativa; y nos ha permitido desarrollar una aproximación crecientemente valorada a nivel nacional e internacional.

Así, nuestro Supraparadigma Integrativo ha venido guiando – desde hace ya casi 35 años – el quehacer de nuestro Instituto Chileno de Psicoterapia Integrativa. En estos años, nuestro Supraparadigma Integrativo nos ha permitido desarrollar nuestra Psicoterapia Integrativa eis, la cual es plenamente consistente con nuestro Supraparadigma Integrativo.

Desde mi propio punto de vista, la clave de nuestro supuesto "éxito", reside en el haber buscado la integración donde nadie la ha buscado: integrar el conocimiento válido a través de los paradigmas causales y del Sistema SELF.

Integrando paradigmas

Dado el "reduccionismo" imperante, al menos entre los "no eclécticos", la investigación ha venido cursando muy ligada al rol de cada paradigma.

El concepto de paradigma puede ser planteado en niveles más abarcativos o más restringidos. Nuestro Supraparadigma Integrativo constituye un "macro-paradigma" orientador, e involucra el concepto de paradigma en una acepción abarcativa. A su vez integra paradigmas causales; esta vez, tomando el concepto de paradigma en un sentido más restringido. En suma, es un Supraparadigma amplio que integra paradigmas menos amplios. Pronto retomaremos este tema.

En un sentido genérico, un paradigma puede ser descrito como un ejemplo que sirve de norma. Como un modelo de las funciones e interrelaciones de un proceso. En una acepción abarcativa, un paradigma es un "conjunto de creencias las cuales son compartidas por una comunidad científica, y las cuales son utilizadas para interpretar la información disponible" (Stratton y Hayes, 1999, p. 197). Un paradigma involucra "un set de supuestos que delimitan un área a ser investigada científicamente, supuestos que especifican los métodos a ser usados para recoger e interpretar los datos que se vayan obteniendo" (Corsini, 2002, p. 688). Un paradigma es "un set de supuestos, actitudes, conceptos, valores, procedimientos y técnicas, que constituyen un marco teórico aceptado y compartido dentro de una disciplina" (apa, Dictionary of Psychology, 2007, p. 668).

Los paradigmas orientan el desarrollo del conocimiento, y no son cuestionados a cada instante. El paradigma de Ptolomeo rigió la astronomía por siglos, antes de ser desplazado por el paradigma de Copérnico. El paradigma de Newton rigió la física por más de 200 años, antes de ser desplazado por el paradigma de Einstein.

La importancia y significación de un paradigma, para el desarrollo de una disciplina científica, ha sido enfatizada por Kuhn, en particular en su obra La Estructura de las Revoluciones Científicas (1962). Para este autor, un paradigma es un marco orientador basado en logros científicos universalmente reconocidos. "Los hombres cuya investigación está basada en paradigmas compartidos, están comprometidos con las mismas reglas y estándares para la práctica científica. Ese compromiso, y el aparente consenso que produce, son prerrequisitos para la ciencia normal, por ejemplo, para la génesis y continuación de una particular tradición de investigación" (Kuhn, 1962, p. 11).

Como lo he venido señalando, los teóricos, realmente integracionistas, intentan unir ideas dispares en todos armónicos, al construir un "paraguas" de orden superior, y al construir un marco coherente a partir de los mejores elementos de teorías aparentemente conflictivas. La intención de fondo, por lo tanto, pasa a ser el generar y el compartir un Macro-Paradigma Integrativo.

Por mi parte, y en el contexto del presente libro, definiré paradigmaen una acepción abarcativa – como un marco conceptual amplio y compartido, que aporta planteamientos básicos en términos epistemológicos, metodológicos y etiológicos, que es capaz de orientar la investigación y que puede servir de fundamento a una aproximación psicoterapéutica que le sea consistente. Nuestro paradigma pasa a constituir un Supraparadigma Integrativo, al incorporar – en una totalidad coherente – a un conjunto de paradigmas más restringidos: los paradigmas causales. Y la psicoterapia que se desprende del Supraparadigma, pasa a denominarse psicoterapia integrativa, en función de que incorpora e integra – de un modo también coherente – teorías causales que pasan a configurar una "macro-teoría", y fuerzas de cambio provenientes de las más diversas fuentes.

Al integrar paradigmas causales, no estamos integrando los planteamientos completos de un autor, ni los planteamientos completos de un enfoque; ni siquiera los planteamientos completos de cada paradigma. Por ejemplo, nuestra manera de conceptualizar el paradigma cognitivo, no tiene por qué coincidir con todo lo planteado por Beck, ni con todo lo planteado por los enfoques cognitivos. Tampoco nuestra manera de conceptualizar, el paradigma inconsciente, tiene que coincidir con todo lo planteado por Freud o sus seguidores.

En un sentido de fondo, integramos lo mejor de la teoría causal que está inserta en el paradigma en cuestión. Y, en nuestro propio Supraparadigma, incorporamos las funciones del Sistema SELF, y los fundamentos epistemológicos y metodológicos que sustentan nuestra teoría causal.

Como lo hemos venido señalando, apartar una teoría, y/o una estrategia clínica, de su hábitat original, podrá ser fuente de despotenciación, podrá resultar irrelevante, o podrá ser fuente de una mayor potenciación. Lo que sí está claro, hasta ahora, es que en su "cuna original" ni teorías ni estrategias clínicas han logrado inclinar la balanza a favor de su respectivo enfoque. Y, más aun, una teoría reduccionista puede empobrecer el accionar técnico de un psicoterapeuta, al presionarlo hacia una manera de pensar y actuar, frecuentemente desligada de lo que le ocurre al paciente. Por esa vía, la "cuna original" puede contribuir a desvirtuar el valor de una adecuada estrategia psicoterapéutica.

Creemos haber acertado al buscar la integración en niveles paradigmáticos… integrando aquellos paradigmas causales que han demostrado su aporte a predicción y cambio. Hemos venido evolucionando de acuerdo con los tiempos, y de la mano de la mejor investigación disponible. Hemos asumido que no podemos darnos el lujo de "farrearnos" aportes teóricos válidos, y fuerzas de cambio movilizadoras, cualquiera sea su procedencia. El supuesto subyacente aquí, es que no podemos "farrearnos" ni un solo dato válido. Y hemos procurado generar una "teoría/práctica" innovadora, capaz de acoger todos los diversos aportes y capaz de guiar mejor los futuros desarrollos. Hemos entendido, también, que acoger todo lo que aporte a predicción y cambio – a través de diversos paradigmas – es distinto de reducir todo al accionar de un solo paradigma. Sobre la base de estas premisas, el Instituto Chileno de Psicoterapia Integrativa (icosi), ha venido desarrollando su trabajo clínico a través de los últimos 25 años. Sin falsas modestias, podemos agregar que ha desarrollado su trabajo clínico con un éxito importante.

¿Es aquí cuando se nos "cuela" nuestro propio "allegiance"? Hemos tomado todas las medidas para que no nos ocurra esto, pero… en el futuro serán otros quienes evalúen la calidad de nuestro quehacer.

Estamos en condiciones, ahora, de decantar las exigencias básicas que le pleantearemos a nuestra teoría integrativa, es decir, al Supraparadigma Integrativo que estamos explicitando y perfeccionando a través de estas páginas:

1 Que se trate de una teoría realmente integrativa, es decir,, que logre construir una totalidad coherente a través de la conexión de partes válidas diferentes.

2 Que aporte planteamientos epistemológicos básicos, que nos lleven a establecer los alcances y las limitaciones del conocimiento en psicoterapia. Esto nos permitirá precisar qué entenderemos por conocimiento válido, y precisar cuáles son nuestras opciones de irlo alcanzando.

3 Que nos "obligue" a observar en las más variadas direcciones, es decir, hacia los 360 grados de la dinámica psicológica. Esto permitirá ir detectando el conocimiento válido, dondequiera que se encuentre. Puesto que el conocimiento válido, en psicoterapia, se encuentra "disperso" por doquier, es importante que no vayan quedando "puntos ciegos" fuera de alcance para nuestra observación, e inexplorados.

4 Que nuestro Supraparadigma Integrativo derive de los datos de la investigación, de un análisis y de una ponderación "tranquila" de esos datos. Y que la teoría que aporta el Supraparadigma, sea plenamente consistente con la mejor investigación existente.

5 Que establezca planteamientos metodológicos básicos, con el objeto de ir accediendo, de la mejor manera, a las diferentes partes de la dinámica psicológica y, al conocimiento predictivo "contenido" en cada una de esas diferentes "partes".

6 Que contribuya a detectar el conocimiento válido, y a discriminar el conocimiento "válido" del "no válido", de modo de ir rescatando uno y rechazando el otro.

7 Que aporte un contexto organizador, que permita ir integrando, acumulando y administrando el conocimiento válido rescatado, de una manera sistemática y funcional.

8 Que contribuya sustancialmente a guiar la futura investigación en psicoterapia, de modo de ayudar al desarrollo de esa futura investigación.

9 En suma, que aporte una teoría plenamente integrativa, predictiva y útil, capaz de servir de fundamento a una psicoterapia realmente integrativa. Una teoría que aporte ventajas significativas en relación a las teorías "reduccionistas", en relación a las aproximaciones eclécticas, y en relación a teorías "menos" integrativas.

La idea es generar una teoría rigurosa y completa, capaz de ir integrando los aportes válidos procedentes de las más diferentes latitudes; esto, con el objeto de enriquecer la comprensión de la dinámica psicológica humana.

Como puede apreciarse, a nuestro Supraparadigma le planteamos exigencias fuertes, lo cual equivale a que nosotros mismos nos pongamos "la soga al cuello". Sin embargo, de lo que se trata, es de generar una teoría completa: realmente operativa, capaz de ponerse a tono con las "exigencias de los tiempos".

Una "macro-teoría" será superior a las demás teorías, si es más predictiva, más completa, más guiadora… Y si es capaz de rescatar los aspectos válidos contenidos en las demás teorías. De no ser capaz de esto, las otras teorías podrían reclamar – con razón – que son capaces de aportar elementos valiosos que la "macro-teoría" no aporta.

En las páginas siguientes, iré presentando el Supraparadigma Integrativo; actualizado, y explicitado en sus diferentes dimensiones. Primeramente, precisaré sus fundamentos epistemológicos y metodológicos. Seguidamente, explicitaré cuáles paradigmas causales serán integrados y por qué. Y luego delimitaré, desde nosotros, nuestro concepto de Sistema SELF; concepto que constituye nuestro eje de integración, es decir, nuestro epicentro integrativo facilitador de la integración de los distintos paradigmas.

2.3. FUNDAMENTOS EPISTEMOLÓGICOS DEL SUPRAPARADIGMA INTEGRATIVO

Durante los días previos a la elección presidencial chilena de 1970, el entonces candidato Salvador Allende se encontraba en terreno, en plena campaña. Transitando por caminos rurales, en las cercanías de Talca, Allende se percató que un hombre golpeaba a una mujer a la vera del camino. Luego de aquilatar lo violento de la escena, Allende hizo detener su auto, se bajó decididamente, para luego increpar al hombre en forma directa: "Compañero, no le da vergüenza; esto es abusar de una mujer indefensa". El hombre lo miró sorprendido, pero no respondió. Quien sí respondió fue la mujer: "¡Qué venís a meterte vos futre de mierda! Él es mi marido y no es cosa tuya. Ándate a hueviar a otro lado". Desconcertado, Allende balbuceó un "prosiga compañero" para luego retirarse por donde mismo había llegado.

Esta historia fue relatada por Carmen Lazo, a quien sus amigos socialistas apodaban la Negra

Lazo. La diputada acompañó a Allende en esa gira, y fue testigo presencial de los hechos relatados.

La anécdota anterior tiene fuertes correlatos epistemológicos. ¿En qué medida es legítimo llegar a un otro con una "verdad" impuesta desde fuera de su sistema psicológico? ¿No es legítimo nunca? ¿Qué se podría reflexionar si la mujer de la historia hubiera terminado muerta como consecuencia de los golpes?

Y, en el ámbito clínico, ¿posee el terapeuta "verdades" superiores a las creencias de sus pacientes? ¿Puede operar clínicamente sobre la base de esas "verdades"? ¿O es solo el paciente el que "sabe"?

La epistemología "es el estudio de los procesos de conocimiento y de los sistemas para el conocer" (Guidano, 1987, p. 5). La epistemología dice relación con la teoría del conocimiento y con los alcances del conocimiento. Por lo tanto, constituye un primer aspecto a abordar, al momento de perfilar un Supraparadigma Integrativo.

Las fronteras de la epistemología no son demasiado claras. En un sentido genérico, se la considera una rama de la filosofía, que se preocupa por la teoría del conocimiento. Esto incluye indagar acerca de la naturaleza del conocimiento, acerca de su génesis, acerca de sus alcances y limitaciones, y acerca de sus formas de validación. La epistemología entonces, se ocupa de la definición del conocimiento y de los conceptos relacionados, de sus fuentes, de los tipos de conocimiento posibles, de los criterios de validación y del grado en el que cada conocimiento resulta válido. La epistemología se preocupa también de la relación entre el que conoce y el objeto conocido.

Cada disciplina va delimitando sus específicas bases epistemológicas; esto implica sus propias reglas del juego en la validación de sus conocimientos. El objetivo epistemológico final, entonces, es la clasificación e investigación del proceso por el cual las teorías y estrategias pueden crecer y progresar (Popper, 1979).

Aristóteles sostenía que el hombre, por naturaleza, tiende al conocimiento. Carl Sagan ha agregado que la evolución nos ha hecho de un modo tal, que comprender nos da placer, porque quien comprende tiene mayores posibilidades de sobrevivir.

En los territorios epistemológicos, el concepto mismo de conocimiento pasa a ser un tema discutible. El término conocimiento hace referencia a ganar información acerca de algo. Sócrates decía que conocer algo es haber logrado las respuestas al qué, al cuándo, al cómo y al por qué de ese algo. Adquirir conocimiento entonces, es adquirir información sometida a crítica, e implica un progreso en relación al estado previo a adquirir ese conocimiento. El conocer se relaciona con el observar, con el describir, con el reflexionar, con el inducir, con el deducir, con el seguir pasos lógicos, con el intuir, con el imaginar, con el crear, con el justificar, con el demostrar, con el predecir, con el explicar, con el hacer operar, con el estar ciertos de...

Podemos asumir que, con la evolución de la corteza cerebral y con el desarrollo del lenguaje, nuestros antepasados comenzaron a plantearse las preguntas existenciales más relevantes. Especulan los historiadores, que ya el homo sapiens – hará unos 50 mil años – en sus primitivas "tertulias" junto al fuego, comenzó a preguntarse acerca del quién soy, de dónde vengo, cuál es el sentido de mi vida, qué ocurre más allá de mi muerte. Las preguntas más "epistemológicas", por su parte, habrían surgido mucho más tarde en el proceso evolutivo.

Preguntas epistemológicas "clásicas" serían: ¿Qué saben realmente los seres humanos? ¿Qué es la realidad? ¿Existe una realidad más allá de nuestro mundo subjetivo? ¿Qué acceso tenemos a conocerla? ¿Qué es una "verdad"? ¿Qué acceso tenemos a "verdades"?

A través de la historia del pensamiento, son múltiples las propuestas epistemológicas que se han venido planteando: empirismo, racionalismo, sofismo, escepticismo, idealismo, constructivismo, etc. Cada propuesta, ha generado a su vez divisiones y subdivisiones, imposibles de abordar en el presente contexto. Lo que aquí pasa a ser relevante es el grado en el cual el conocimiento es factible; esto nos conduce al tema del grado en el que nuestro conocimiento puede acceder a una supuesta realidad.