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ENERGÍA SOLAR TÉRMICA

Técnicas para su aprovechamiento

ENERGÍA SOLAR TÉRMICA

Técnicas para su aprovechamiento

Pedro Rufes Martínez

Colección Nuevas energías, 4


ENERGÍA SOLAR TÉRMICA - Técnicas para su aprovechamiento

© Pedro Rufes Martínez, 2010

© 2010 MARCOMBO, S.A.

Gran Via de les Corts Catalanes, 594

08007 Barcelona

www.marcombo.com

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ISBN: 978-84-267-1863-1

D.L.:

Impreso en

Printed in Spain

ÍNDICE

CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN

1.1 El sistema energético

1.2 Las energías renovables

1.2.1 Energía de la biomasa

1.2.2 Energía eólica

1.2.3 Energía geotérmica

1.2.4 Energía hidráulica

1.2.5 Energía mareomotriz

1.2.6 Energía undimotriz

1.2.7 Energía maremotérmica

1.2.8 Energía osmótica

1.2.9 Energía solar

1.3 La energía solar térmica en el mundo

1.4 La energía solar térmica en Europa

CAPÍTULO 2. LA RADIACIÓN SOLAR

2.1 El Sol, fuente de energía

2.1.1 Terminología básica

2.1.2 La constante solar

2.1.3 El espectro solar

2.2 Influencia de la atmósfera

2.3 El balance energético en la Tierra

2.4 El movimiento Tierra-Sol

2.4.1 Ángulos básicos

2.4.2 El tiempo solar

2.4.3 Ángulos relativos a superficies inclinadas

2.5 Irradiación solar extraterrestre

2.6 Irradiación solar terrestre

2.7 Medición de la radiación solar

2.8 Fundamentos físicos del aprovechamiento de la energía solar

2.8.1 El cuerpo negro

2.8.2 Absorbancia

2.8.3 Emitancia

2.8.4 Superficies selectivas

CAPÍTULO 3. LAS INSTALACIONES SOLARES TÉRMICAS

3.1 Descripción de una instalación solar térmica

3.2 Clasificación de las instalaciones solares térmicas

3.2.1 Clasificación según el principio de circulación

3.2.2 Clasificación según el sistema de expansión

3.2.3 Clasificación según el sistema de intercambio

3.2.4 Clasificación según el sistema auxiliar

3.2.5 Clasificación según la aplicación

CAPÍTULO 4. EL SISTEMA DE CAPTACIÓN

4.1 Descripción y clasificación de los captadores solares

4.2 Componentes del captador plano

4.2.1 Cubierta transparente

4.2.2 Placa absorbente

4.2.3 Tubos de intercambio

4.2.4 Aislamiento

4.2.5 Carcasa

4.3 Balance energético

4.4 Rendimiento térmico

4.5 Conexionado de los captadores

4.6 Área total, área de apertura y área del absorbedor

4.7 Estructura de soporte

4.8 Distancia mínima entre filas de captadores

CAPÍTULO 5. EL SISTEMA DE INTERCAMBIO

5.1 Mecanismos de transmisión de calor

5.1.1 Transmisión de calor por conducción

5.1.2 Transmisión de calor por convección

5.1.3 Transmisión de calor por radiación

5.1.4 Resistencia térmica

5.1.5 El coeficiente global de transmisión de calor

5.2 Descripción y clasificación de los intercambiadores de calor

5.2.1 Intercambiadores internos

5.2.2 Intercambiadores externos

5.3 Eficiencia del intercambiador

5.4 Factor captador-intercambiador

5.4.1 Cálculo del intercambiador

CAPÍTULO 6. EL SISTEMA DE ACUMULACIÓN

6.1 Descripción

6.2 La estratificación de las temperaturas

6.3 El aislamiento

6.4 Clasificación de los acumuladores

6.4.1 Clasificación según la posición

6.4.2 Clasificación según el material

6.4.3 Clasificación según el sistema de intercambio

6.5 Dimensionado del sistema de acumulación

CAPÍTULO 7. EL SISTEMA HIDRÁULICO

7.1 Componentes del sistema hidráulico

7.2 Tuberías

7.2.1 Dilatación térmica

7.2.2 Cálculo de tuberías y pérdidas de carga

7.2.3 Aislamiento

7.3 Válvulas

7.3.1 Válvulas de esfera

7.3.2 Válvulas de asiento

7.3.3 Válvulas de resorte

7.3.4 Válvulas de clapeta

7.3.5 Válvulas de equilibrado

7.3.6 Válvulas termostáticas

7.4 Bombas de recirculación

7.4.1 Requisitos de las bombas de circulación

7.4.2 Cálculo de la bomba

7.5 Vasos de expansión

7.5.1 Tipología

7.5.2 Cálculo de vasos de expansión según la norma UNE 100155

7.5.3 Cálculo del vaso de expansión del circuito primario

7.6 Elementos accesorios

7.6.1 Disipadores de calor

7.6.2 Purgadores de aire

7.6.3 Reductores de presión

7.6.4 Manómetros

7.6.5 Termómetros

7.6.6 Conjuntos prefabricados

7.6.7 Contadores de energía

7.7 Fluido caloportador

CAPÍTULO 8. EL SISTEMA AUXILIAR

8.1 Introducción

8.2 Conexión del sistema auxiliar con la instalación solar

8.2.1 Sistema auxiliar en serie con la acumulación solar

8.2.2 Sistema auxiliar-acumulador en serie con la acumulación solar

8.2.3 Sistema auxiliar en paralelo con la acumulación solar

8.3 Dimensionado del sistema auxiliar

CAPÍTULO 9. EL SISTEMA DE CONTROL

9.1 Sensores

9.2 Termostato diferencial

9.3 Actuadores

9.4 Control del proceso de carga del acumulador solar

CAPÍTULO 10. APLICACIONES

10.1 Climatización de piscinas

10.1.1 Circuito abierto

10.1.2 Circuito cerrado

10.2 Producción de ACS

10.2.1 Producción de ACS centralizada y acumulación distribuida

10.2.2 Producción de ACS centralizada y acumulación centralizada

10.2.3 Producción de ACS centralizada, acumulación centralizada e intercambiador individual

10.3 Calefacción

10.4 Refrigeración

10.4.1 La refrigeración por absorción

10.4.2 El ciclo de absorción de simple efecto

10.4.3 El ciclo de absorción de doble efecto

10.4.4 La absorción rotativa

10.4.5 Instalaciones de pequeña y media potencia para producción de ACS, apoyo a calefacción y producción de frío

10.4.6 Instalación para producción de agua caliente sanitaria, apoyo a calefacción y producción de frío en instalaciones de gran tamaño

CAPÍTULO 11. CÁLCULO DE INSTALACIONES

11.1 El Código Técnico de la Edificación

11.2 Contribución solar mínima

11.3 Cálculo de la energía solar disponible

11.4 Cálculo de la demanda de energía en instalaciones de ACS

11.5 Cálculo de la demanda de energía en la climatización de piscinas

11.6 Cálculo de la demandas de calefacción y refrigeración

11.6.1 El método de los grados-día

11.6.2 Cálculo aproximado de la carga térmica

CAPÍTULO 12. PREVENCIÓN DE LA LEGIONELOSIS

ANEXO I. NORMATIVA APLICABLE

ANEXO II. TABLAS DE REFERENCIA

ANEXO III. CÁLCULO DE LAS PÉRDIDAS POR ORIENTACIÓN E INCLINACIÓN

ANEXO IV. CÁLCULO DE LAS PÉRDIDAS DE RADIACIÓN SOLAR POR SOMBRAS

ANEXO V. MÉTODOS DE CÁLCULO

BIBLIOGRAFÍA

PRESENTACIÓN

Constituye una satisfacción presentar este libro de mi amigo y compañero durante ya bastantes años, el profesor Pedro Rufes. En realidad soy mayor que él, no en vano fue alumno mío en sus estudios de Ingeniería, en aquellos lejanos tiempos en los que las carreras eran presenciales y sólidas como atestigua su formación, enmarcada vocacionalmente en el ámbito de las instalaciones térmicas. Sin embargo, la diferencia de edad nunca ha sido óbice para una colaboración fructífera en lo profesional y personal. Más si cabe teniendo en cuenta que en el año 2004 iniciamos la aventura de crear la Asociación Catalana del Hidrógeno y las Energías Renovables, de la que él es vocal de la Junta de Gobierno y yo secretario. Los dos somos profesores del Departamento de Mecánica de Fluidos de la EUETIB-UPC y durante varios años consecutivos participamos en el proyecto CIFGE (Centro de Investigación, Formación y Gestión Empresarial) desde el cual llevamos a cabo numerosos cursos relacionados con la energía solar, fotovoltaica y ahorro energético con gran éxito.

Hemos colaborado en diversas obras: Torres de refrigeración, Ciclos frigoríficos y Fluidos frigoríficos, las tres de la editorial CEAC, y en numerosos artículos y ponencias que sería prolijo enumerar.

Este libro, suyo en solitario, constituye la culminación de su experiencia en el campo de la energía solar térmica, libro muy interesante, sólido, riguroso y ameno, no en balde el profesor Rufes atesora también una dilatada experiencia en el terreno profesional además del docente.

El lector que acierte a leer este libro encontrará que lo descrito en él no sólo abarca los aspectos teóricos del tema, que son importantes, sino también los prácticos, que lo son todavía más. Con numerosos ejemplos y esquemas que hacen más inteligible la explicación.

Las instalaciones de energía solar térmica tienen sus fanáticos defensores y también sus detractores. Seamos razonables pensando aquello de “ni tan bueno ni tan malo”. En realidad algunas instalaciones solares se han ganado mala fama simplemente porque funcionan mal, lo cual equivale a decir que no están correctamente diseñadas. Se trata de no dar munición a los detractores; dejemos la discusión de fondo para los expertos y economistas, pero al menos que la instalación "funcione", por este motivo creo que obras como ésta son tan importantes.

Dr. Ángel L. Miranda

Profesor de la EUETIB-UPC

CAPÍTULO 1

INTRODUCCIÓN

1.1 El sistema energético

La energía es el motor de todas las actividades de los seres vivos sobre el planeta, incluidas las de los seres humanos. Las fuentes de energía son los recursos existentes en la naturaleza de los que la humanidad puede obtener energía para sus actividades. Estas fuentes de energía se denominan renovables cuando se puede recurrir a ellas de forma permanente porque son inagotables: por ejemplo, el sol, el agua o el viento. Por el contrario, las no renovables son aquellas fuentes de energía cuyas reservas son limitadas y, por tanto, pueden agotarse: por ejemplo, el petróleo o el carbón. A medida que las reservas son menores, es más difícil su extracción y aumenta su coste.

La energía que se obtiene de la naturaleza se denomina energía primaria: por ejemplo, el petróleo o el carbón. La energía primaria no puede utilizarse directamente; para poder utilizarla son necesarias sucesivas operaciones de transformación y transporte, desde el yacimiento a la planta de transformación, y luego al consumidor final. La energía utilizada en los puntos de consumo se denomina energía final: por ejemplo, la electricidad y el gas natural consumidos en las viviendas, o la gasolina y el gasóleo consumidos por los vehículos.

El rendimiento de todo el conjunto de operaciones de transformación y transporte, es decir del sistema energético, es la relación entre la energía final consumida y la energía primaria empleada. Dicho rendimiento es muy bajo: del orden del 2,5%.

Los principales problemas del actual sistema energético son los siguientes:

1. Agotamiento de los combustibles fósiles

El sistema energético actual se basa en el consumo de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural), que son agotables. El ritmo de consumo es tal, que en un pequeño intervalo de tiempo la humanidad está gastando lo que la naturaleza ha tardado cientos de millones de años en producir. El agotamiento de las reservas de los combustibles fósiles es, por tanto, una realidad indiscutible.

La teoría del pico de Hubbert predice que la producción mundial de petróleo llegará a su cénit y después declinará tan rápido como creció, ya que el petróleo es un recurso finito y no renovable en períodos de tiempo cortos, por lo que tarde o temprano se llegará al límite de extracción. Esta controvertida teoría es aceptada por una gran parte de la comunidad científica e, incluso, por la industria petrolera.

Sin embargo, existe un gran debate en torno a la predicción de cuándo tendrá lugar el pico o cénit. La ASPO (Association for the Study of Peak Oil and Gas) prevé que el cénit del petróleo ocurra en el año 2010, siendo el del gas natural algunos años más tarde, entre el 2015 y el 2025. En el año 2000 el USGS (United States Geological Survey) realizó un estudio global sobre el estado de las reservas de crudo y predijo el cénit para el año 2037. Según el EWG (Energy Watch Group), en el año 2006 ya pasamos el cénit del petróleo.

2. Efecto invernadero y cambio climático

El efecto invernadero, en la Tierra, es la capacidad de retener calor que tiene la atmósfera debido a la existencia de gases que son transparentes a la radiación solar y opacos a la radiación infrarroja que emite la superficie terrestre. Se trata de un fenómeno necesario para el desarrollo de la vida en la Tierra, puesto que sin éste la temperatura media en su superficie sería de unos -20 °C. El consumo de combustibles fósiles se traduce inevitablemente en emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, siendo responsables de casi el 80% de las emisiones totales de dióxido de carbono a la atmósfera.

Aunque el debate todavía sigue abierto, una gran parte de la comunidad científica internacional está de acuerdo en que el dióxido de carbono producido por la actividad humana es el principal causante del cambio climático debido al calentamiento global de la atmósfera. Si no se remedia, un aumento excesivo de la temperatura media del planeta podría llegar a tener graves consecuencias, como la elevación del nivel del mar y la consecuente inundación de las zonas costeras, y la desertización de algunas zonas del planeta. Paradójicamente, los países pobres son los que sufrirán de forma más intensa las consecuencias del cambio climático.

3. Impacto ambiental y lluvia ácida

La interacción del sistema energético con el entorno terrestre no termina en los gases. El trasiego de materias primas y de productos ocasiona interacciones muy variadas: residuos asociados a la extracción y a la transformación (refinerías, centrales térmicas y nucleares), vertidos asociados al transporte y a la distribución, etc.

Por otro lado, la combustión de combustibles fósiles libera una importante cantidad de óxidos de azufre y nitrógeno que reaccionan con el radical OH en la atmósfera y precipitan en forma de ácidos (sulfúrico y nítrico) que incrementan la acidificación de agua en general. Esta precipitación, denominada lluvia ácida, daña la vegetación, y contamina el suelo y el agua, además de corroer estructuras y vehículos.

4. Desequilibrio y tensiones sociales

Si al enorme desequilibrio que existe entre países ricos y pobres se añade que los recursos energéticos están concentrados en unos pocos lugares del planeta, vemos que el actual sistema energético plantea un escenario poco tranquilizador para el equilibrio social y político mundial.

En los países industrializados la gran mayoría de la población dispone de la energía necesaria para poder vivir de forma muy confortable. Se podría pensar que el consumo energético está uniformemente distribuido en nuestro planeta, pero no es así.

En la figura 1.1 puede comprobarse que Norteamérica, que representa sólo el 6,7% de la población mundial (comprende Estados Unidos, Canadá y Méjico), consume el 26% de la energía primaria mundial.


Figura 1.1. Distribución mundial del consumo de energio primaria durante el año 2007.(Fuente: BP Statistical Review of World Energy 2008).

Comentarios sobre este gráfico:

La Tonelada Equivalente de Petróleo (tep), o Tone Oil Equivalent (toe), representa la energía liberada en la combustión de una tonelda métrica de petróleo estándar.

1 tep = 41, 84x109 J = 11.622 kWh.

1Mtep = 1 millón de toneladas equivalentes de petróleo.

La energía primaria representada está referida únicamente a los combustibles comerciales. Los combustibles combo la madeta, la turba y los residuos de animales se han excluido porque la información relativa a consumos no es confiable. También se han excluido energías eólica, geotérmica y solar.

En el caso de la energía hidráulica y de la nuclear, la energía primaria se ha obtenido calculando la cantidad equivalente de combustrible fósil que se necesitaría para generar la misma cantidad de energía eléctrica en una central térmica, considerando una eficiencia en la conversión del 38% (la media en los países que integran la OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).

La figura 1.2 es el mapa mundial de consumo energético per cápita, en toneladas equivalentes de petróleo (tep), durante el año 2007. La mayor parte de África, junto con Sudamérica (exceptuando Argentina, Chile y Venezuela) y el sureste asiático, consumieron menos de 1,5 tep. La mayor parte de Europa occidental consumió entre 3 y 4,5 tep. El consumo de energía en Estados Unidos, Canadá, Bélgica, Luxemburgo, Islandia, Noruega, Kuwait, Qatar, Arabia Saudita, Emiratos Árabes y Singapur superó las 6 tep.


Figura 1.2. Consumo energético per cápita durante el año 2007.(Fuente: BP Statistical Review of World Energy 2008).

La población de nuestro planeta está experimentando un crecimiento sin precedentes. La gran mayoría de estudios especializados sobre este tema coinciden en señalar que tanto la población como el consumo de energía crecerán considerablemente. El rápido crecimiento económico que han empezado a experimentar países con una gran población, como China y la India, es un hecho muy importante que debe tenerse en cuenta. Los problemas del actual sistema energético tenderán a acentuarse todavía más.

El Informe Mundial de la Energía ya afirmaba en el año 2000 que el sistema energético global no era suficientemente fiable o asequible como para soportar un crecimiento económico generalizado.

Por tanto, la única solución para conseguir un reparto más justo de los recursos energéticos y preservar el medioambiente es la puesta en marcha de políticas que fomenten el ahorro energético y el uso racional de la energía.

El 7 de noviembre de 2007, Fatih Birol, economista jefe de la IEA (International Energy Agency), en una entrevista que le hicieron dos redactores del Financial Times en Londres, declaró: “Si juntamos ambas cosas, la seguridad a corto plazo, la seguridad a medio plazo de nuestros mercados del petróleo, más el cambio climático, consecuencia de nuestro uso energético, mi mensaje es que si no hacemos algo muy rápido y de manera valiente, las ruedas pueden salirse. Las ruedas de nuestro sistema energético pueden salirse. Este es el mensaje que queremos dar.”

La solución se halla en el desarrollo sostenible. Este término fue formalizado por primera vez en el año 1987 en el Informe Brundtland, fruto de los trabajos de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas. Desarrollo sostenible es aquel que responde a las necesidades del momento presente sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras de responder a las suyas.

Son tres los componentes del desarrollo sostenible: el desarrollo económico, el desarrollo social y la protección del medio ambiente. Son tres componentes independientes que, a su vez, se refuerzan mutuamente.

Desde un punto de vista energético, el desarrollo sostenible sólo es posible si el sistema energético también lo es. Un sistema energético sostenible debe basarse en las energías renovables y en políticas que promuevan la eficiencia y el ahorro energético.

1.2 Las energías renovables

Las energías pueden clasificarse, en función de las reservas disponibles de las fuentes de energía y de su capacidad de regeneración, en energías renovables y energías no renovables (tabla 1.1).

Las energías renovables son aquellas que provienen de fuentes de energía virtualmente inagotables debido a la inmensa cantidad de energía que contienen, o cuyo ritmo de regeneración natural es muy superior al de consumo.


Tabla 1.1. Clasificación de las fuentes de energía.

Las energías no renovables son aquellas que provienen de fuentes de energía que se encuentran disponibles en la naturaleza en cantidades limitadas, o cuyo ritmo de consumo es muy superior al de regeneración natural. Es muy difícil cuantificar las reservas de fuentes primarias no renovables disponibles en el planeta y, debido a ello, hay una gran disparidad en los valores comunicados, especialmente cuando se consideran criterios de tipo económico.

Las energías renovables pueden dividirse en dos categorías: contaminantes y no contaminantes.

Las energías renovables contaminantes son aquellas que se obtienen de la materia orgánica o biomasa. El uso de estas energías conlleva emisiones de dióxido de carbono, hollines y otras partículas sólidas, motivos por los cuales se califican como contaminantes.

Las energías renovables no contaminantes, también denominadas energías limpias o verdes, son aquellas que durante su obtención o su uso no se emiten subproductos que puedan perjudicar el medio ambiente.

1.2.1 Energía de la biomasa

Es la energía solar almacenada en los seres vivos por medio del proceso de fotosíntesis (vegetales) y la digestión de estos vegetales por los animales.

Existen tres fuentes de energía de la biomasa:

 De origen vegetal (biomasa natural, cultivos energéticos).

 De origen animal (excrementos y purines).

 De origen humano (residuos sólidos urbanos, lodos procedentes de centrales depuradoras y potabilizadoras de agua).

La biomasa puede utilizarse directamente como combustible, para producir calor (leña u otra materia vegetal sólida), o bien para producir electricidad, evaporando agua y obligando al vapor circular a través de una turbina (figura 1.3). También se puede transformar en biocombustibles (biodiésel, bioetanol, biogás, etc.).

La energía de la biomasa presenta impactos ambientales negativos y positivos, por este motivo es considerada por muchos expertos como una energía contaminante.


Figura 1.3. Central de biomasa.(Fuente: Unesa).

1.2.2 Energía eólica

Es la energía que se obtiene del viento. El Sol provoca en la Tierra diferencias de presión que dan lugar a los vientos. Las masas de aire atmosférico se desplazan desde las áreas de alta presión atmosférica hacia las de baja presión.

Las aplicaciones más comunes de la energía eólica son: navegación (veleros), bombeo de agua y generación de electricidad. El dispositivo que convierte la energía cinética del viento en energía eléctrica es el aerogenerador o generador eólico (figura 1.4).


Figura 1.4. Aerogeneradores.

1.2.3 Energía geotérmica

En un sentido muy amplio, es la energía térmica contenida en el interior de la Tierra. En la corteza terrestre existen amplias zonas estables con flujos de calor que corresponden a gradientes térmicos de 2÷4 °C cada 100 m de profundidad (energía geotérmica de baja temperatura), y también existen zonas con flujos de calor mucho más elevados, que corresponden a gradientes térmicos de 20÷30 °C cada 100 m de profundidad (energía geotérmica de alta temperatura). Cuando en una zona se cumplen las condiciones necesarias para poder explotar económicamente la energía geotérmica de su subsuelo, se dice que allí existe un yacimiento geotérmico. Existen varios tipos de yacimientos geotérmicos:

 Yacimientos de alta temperatura (figura 1.5). Existen únicamente en las zonas activas de la corteza. Un yacimiento de estas características está formado por una fuente de calor magmático, una roca permeable que almacena el fluido a alta temperatura (entre 150 y 350 °C) y una capa superior formada por rocas impermeables. Normalmente esta capa superior impermeable no es perfecta, por lo que el fluido se escapa a través de grietas dando lugar a géiseres, fumarolas, fuentes termales, etc. El agua caliente o el vapor se utilizan para accionar turbinas de vapor y producir electricidad (centrales geotérmicas). En afloramientos naturales, el agua y los gases calientes se utilizan directamente para producir agua caliente para usos residenciales, industriales o agrícolas.

 Yacimientos de media temperatura. El fluido está a temperaturas menos elevadas, normalmente entre 100 y 150 °C. Se puede producir electricidad mediante el uso de ciclos binarios, que hoy en día presentan todavía rendimientos termodinámicos muy bajos. La mejor forma de aprovechar este calor es en sistemas de calefacción y/o refrigeración (máquinas de absorción).


Figura 1.5. Yacimiento de alta temperatura.

 Yacimientos de baja temperatura. Se encuentran en zonas estables de la corteza, es decir con flujos de calor normales. La única condición geológica requerida en estos casos es la existencia, a la profundidad adecuada (entre 1.500 y 2.500 m), de materiales geológicos permeables capaces de contener y dejar circular fluidos que extraigan el calor a la roca. Existe, no obstante, una segunda condición no geológica, sino económica. Debido al bajo nivel térmico del fluido (entre 60 y 100 °C), éste ha de ser utilizado en aplicaciones directas del calor (producción de agua caliente para usos residenciales, industriales o agrícolas), lo que requiere la existencia en las proximidades del yacimiento de una demanda energética suficiente.

 Yacimientos de muy baja temperatura. Cuando la temperatura del fluido es muy baja (entre 20 y 30 °C), éste puede utilizarse para producir agua caliente sanitaria y en sistemas de climatización mediante bomba de calor.

1.2.4 Energía hidráulica

Se obtiene del aprovechamiento de la energía potencial gravitatoria asociada a los saltos de agua y a los cursos de los ríos. Es considerada como una energía limpia cuando su impacto ambiental es bajo y aprovecha la energía del agua sin necesidad de presas; en caso contrario se considera sólo como una energía renovable. Su origen se halla en el ciclo del agua: el Sol evapora el agua de los lagos, mares y ríos, cae en forma de lluvia y nieve sobre la superficie y retorna al mar, reiniciándose el ciclo.

Las centrales hidroeléctricas aprovechan los saltos de agua para accionar unas turbinas que a su vez mueven un generador eléctrico (figura 1.6). Pueden clasificarse en función de su potencia o tamaño,

 Microcentrales: son aquellas centrales cuya potencia es inferior a 1 MW.

 Minicentrales o centrales minihidráulicas: centrales con potencias inferiores a los 10 MW. Incluyen a las anteriores.

 Centrales hidráulicas de mediana potencia: centrales con potencias comprendidas entre 10 y 50 MW.

 Centrales hidráulicas de gran potencia: centrales con potencias superiores a los 50 MW.

Las centrales minihidráulicas tienen un ordenamiento administrativo y económico específico, distinto al de las centrales hidroeléctricas de mayor potencia.

La energía hidráulica es renovable, puesto que la fuente primaria no se agota al explotarla, y también es limpia, ya que su explotación no produce sustancias contaminantes de ningún tipo. Sin embargo, el impacto ambiental causado por las grandes presas puede ser alto: inundación de grandes áreas de terreno, movimientos migratorios de la población que ocupaba las zonas inundadas, pérdida de biodiversidad, pandemias y aumento de la salinidad de los cauces fluviales, entre otros. Desde el punto de vista del impacto ambiental, las centrales minihidráulicas son las más respetuosas con el medio ambiente. Por este motivo, aunque en la UE se considera toda la energía hidráulica como renovable, en España sólo se concede este calificativo a las centrales minihidráulicas.

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