El viaje hacia ti

Tekst
0
Recenzje
Przeczytaj fragment
Oznacz jako przeczytane
Czcionka:Mniejsze АаWiększe Aa

El viaje hacia ti

Ovidio Peñalver


Categoría: Crecimiento personal

Colección: Autoayuda, coaching, mindfulness, neurociencias y psicología

Título original: El viaje hacia ti

Primera edición: Septiembre 2020

© 2020 Editorial Kolima, Madrid

www.editorialkolima.com

Autor: Ovidio Peñalver Martínez

Dirección editorial: Marta Prieto Asirón

Maquetación de cubierta: Sergio Santos Palmero

Maquetación: Carolina Hernández Alarcón y Lucía Alfonsín Otero

ISBN: 978-84-18263-41-5

Impreso en España

No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares de propiedad intelectual.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 45).

A todos los compañeros que he tenido y tendré en el viaje más importante y fascinante, que es mi propia vida, por acompañarme y enseñarme a vivir…

A mis ancestros, a mis padres y hermanos, a mi familia actual y a mi familia extensa.

A mis amigos, colegas y compañeros de trabajo.

A todos mis maestros y maestras de vida, por enseñarme desde su ejemplo, muchas veces sin pretenderlo.

A mis clientes, alumnos, coachees y pacientes.

Al azar, al destino, a la incertidumbre de cada momento que está por venir.

Al Covid-19 por recordarme lo bonito que es vivir cada día y ayudarme a reordenar mis valores.

A todo lo vivo, a la Naturaleza, y en especial a los árboles, a los que tanto admiro.

A ti, querida lectora, y a ti, querido lector, por hacer posible este sueño para mí tan anhelado…

Prólogo

El viaje hacia ti es una invitación a una aventura que puede ser profundamente transformadora para quien se entrega a la propuesta que Ovidio Peñalver pone a nuestra disposición. Su lectura nos transforma en viajeros en la exploración de la naturaleza que habita en los seres humanos, comparte con nosotros mapas y herramientas, y, lo más importante, nos ofrece preguntas para expandir nuestra conciencia de ser en el mundo y activar nuestra capacidad de ser creadores de nuestro futuro. Una obra en la que el autor ha sabido articular con un lenguaje claro la reflexión psicológica, su experiencia personal y la interacción con el lector con provocativas actividades y ejercicios de autoconocimiento.

Como bien nos propone en este «libro de autor», Ovidio acompaña y motiva al lector en su viaje de exploración, compartiendo su intimidad en un relato que deja ver la sutileza de un facilitador experimentado, que desde su propia vivencia nos invita a tomar conciencia de importantes aspectos de nuestro ser.

Desde una perspectiva ecopsicológica nos propone el «modelo árboreo», en el que raíces, tronco, copa y bosque se transforman en los caminos de exploración de los arquetipos de la Naturaleza que actúan en nuestro interior. Una experiencia biomimética con varios niveles de exploración; por eso esta obra actúa cómo un gatillador de procesos de autoexploración, donde la profundidad del viaje queda finalmente en manos de los viajeros, bien acompañados por la sabiduría de los árboles, la guía de viaje y la experiencia del autor que nos guía en el proceso.

Seguir las lecturas y los ejercicios del libro nos permite tomar conciencia de nuestras raíces e identidad, de quiénes somos y quiénes queremos ser, explorar cómo los patrones del árbol se van expresando en nuestro mundo interior, cómo el sentimiento de enraizamiento y la conexión de la red de relaciones de la cual formamos parte nos hacen sentir más vivos y libres para decidir y crear el futuro que queremos habitar en armonía y paz con toda la red de relaciones del mundo vivo.

Sin duda es una obra muy recomendable para todos los buscadores del buen vivir y la autorealización, y especialmente práctica para quienes nos dedicamos al arte de la facilitación y la transformación de la conciencia. Un aporte para nuestros tiempos, en los que la Naturaleza nos ofrece modelos maestros para salir de la crisis de sentido en la que estamos inmersos como sociedad.

Que lo disfruten.

Claudio Pereira y Marian Ríos

Koru Transformación, Instituto de Ecopsicología,

Chile/Colombia

Introducción

Seguro que alguna vez te has preguntado: «si ahora volviera a tener veinte años, con todo lo que sé, ¿qué haría con mi vida?». Este libro tiene que ver mucho con esto. Te ayudará a pararte a reflexionar acerca de quién eres, cómo has llegado a constituirte en la persona que eres, y también cómo quieres llegar a ser o en quién te quieres convertir. Todo un desafío, ¿no te parece? Eso sí, lo que no vamos a poder conseguir es que rejuvenezcas unas cuantas décadas, aunque quizá las que te queden las vivas de otra manera…

Me hace especial ilusión escribir este libro, el segundo en solitario, tras diez años desde que se publicó Emociones colectivas: la inteligencia emocional de los equipos. Llevaba ya un par de años queriendo hacerlo y por fin ha llegado el momento. Quiero compartir contigo la ilusión y el vértigo que me produce. Lo vivo como un gran desafío, con gran responsabilidad hacia los lectores y con mucha esperanza de que llegue a muchas personas. Digo esto porque es una culminación de mi visión y misión personal, que conocerás en detalle a lo largo del libro.

Este libro nace con la vocación de ser el mayor de tres hermanos, ya que hay un taller y una conferencia con el mismo nombre: «El viaje hacia ti». Con él, además de proponerte ejercicios como complemento y aprendizaje, profundizarás en el modelo conceptual que hay detrás: el «modelo arbóreo».

El taller que he mencionado es muy experiencial y tiene la gran riqueza de compartir con otras personas reflexiones y aprendizajes. Además se complementa con un seguimiento posterior de los planes de acción definidos en una sesión de coaching grupal.

La verdad es que llevo unos diez años pensando en este proyecto, que es el resultado de muchos programas y talleres que he realizado, de muchos libros y artículos que he leído sobre estos temas y, sobre todo, de ejercicios y dinámicas que he vivido en primera persona y que han tenido enorme sentido para mí, pues me han provocado la reflexión y me han invitado a la acción. Podríamos decir que es un «libro de autor», emulando a los restaurantes que hablan de «cocina de autor»; yo lo entiendo como algo muy personal, probado por mí y muy coherente con mi forma de entender el ser humano.

Seguro que hay más modelos teóricos y autores que hablan sobre los temas que se trabajan en este libro. Siento no citarlos a todos. Me centraré en aquellos que conozco y, sobre todo, en los que me han «tocado» de alguna manera. Aviso desde el principio que, aun siendo psicólogo y teóricamente un científico, incluyo muchas ideas y técnicas con poca fundamentación empírica. Me considero integrador e inclusivo de cualquier modelo y tendencia que dé una explicación del ser humano que me parezca interesante y curiosa, aunque no esté validado científicamente por el momento.

El viaje hacia ti pretende ser un modelo comprehensivo del ser humano, donde plantearé un análisis evolutivo de cómo nos constituimos en los seres que somos, así como de la capacidad que tenemos de desplegarnos en los seres que queremos llegar a ser. Para ello utilizaré un árbol como analogía y hablaré de nuestras múltiples y diferentes raíces, de nuestro tronco y de las muchas ramas y hojas que podemos tener. Te invitaré a reflexionar sobre el lugar en el que estás (un bosque frondoso, un descampado o una ciudad, por ejemplo). También hablaremos del árbol que somos hoy y del que queremos llegar a ser, descubriendo que podremos podar, incluso talar, partes de nuestro árbol, aunque difícilmente cambiaremos el tipo de árbol que somos. A esto le llamaremos el «modelo arbóreo».

Quizá sea una osadía por mi parte pretender abarcar tan gran empresa y tan vasto conocimiento; creo que en la actualidad estamos demasiado parcelados y especializados, nos faltan generalistas del ser humano, como los polifacéticos renacentistas que cultivaban varias artes y ciencias del momento.

Si miras el índice verás que hay cuatro capítulos (cada uno de ellos con varios puntos), que invitan a responder a cuatro preguntas, que son:

1 ¿Sabes quién eres y por qué actúas así?

2 ¿De dónde vienes?

3 ¿Cómo te muestras?

4 ¿Quién quieres llegar a ser?

La primera parte (¿Sabes quién eres y por qué actúas así?) es más conceptual y te invita a que reflexiones sobre la complejidad del ser humano en sus múltiples dimensiones. Las otras tres son más prácticas y están llenas de ejercicios que te propondrán mirarte al espejo (desde arriba, desde abajo, por delante y por detrás), para animarte después a proyectarte en quien quieres ser y en cómo vas a hacer para conseguirlo…

 

Aunque puedes ir directamente a cualquier punto que te llame la atención, te sugiero que leas el libro en el orden planteado, ya que sigue una lógica temporal.

A lo largo de los capítulos propongo una serie de preguntas y ejercicios. Si lo que quieres realmente es una lectura profunda y reflexiva sobre ti te animo a que los realices. De igual manera, te invito a que dediques un tiempo mínimo entre capítulos a reflexionar y anotar las ideas y conclusiones que te vengan durante la lectura. Así evitarás el riesgo de que nuevas ideas eclipsen las reflexiones anteriores.

Soy consciente de que muchas veces te pido una reflexión profunda, que puede llevarte a valles y paisajes maravillosos que quizá tenías olvidados, así como también a espacios oscuros y borrados quizá por dolorosos o insignificantes. Creo en la ley del «equilibrio entre dar y recibir», y por eso, ya que te pido un ejercicio de auto-apertura, comenzaré yo haciendo el mío (tras la leyenda MI CASO). Aunque en algunos momentos me dé cierto pudor y hasta vergüenza reconocer algunos aspectos de mí, creo que te podrán valer como ejemplos, además de como inspiración, para realizar un viaje más profundo hacia ti…

La apertura de un viajero te ayudará, de ese viajero que no compara, que busca lo único y mágico de ese lugar al que se dirige. Algo así como la actitud de un antropólogo que llega a conocer una cultura y un pueblo sin juicios, abierto a la experiencia, con curiosidad por lo que pueda encontrar.

Confío en que este sea un viaje inolvidable para ti, como lo ha sido para mí. Sin duda requiere curiosidad y valentía, ya que te llevará por diversidad de parajes, algunos multicolores; otros sombríos y oscuros, y a veces inexplorados y enigmáticos. En cualquier caso ¡este es tu viaje!, y será único e irrepetible. Un viaje donde solo tú puedes diseñar los próximos destinos, elegir el medio de transporte y la compañía que quieres tener…

¡Te deseo buen viaje!

1. ¿Sabes quién eres y

por qué actúas así?

Este capítulo incluye los siguientes contenidos:

 Somos seres cosmo-ancestro-corporo-psico-socio-trascendentes

 Hablemos de identidad

 El teatro de la vida

 El modelo arbóreo

Me gustaría comenzar pidiéndote una reflexión, que quizá no te hayas planteado nunca. Si vas a contestar te invito a que lo hagas antes de leer los siguientes párrafos, para que no condicionen tu respuesta. Simplemente cierra los ojos, hazte la pregunta y reflexiona; luego escribe un resumen de tu respuesta… La pregunta es: ¿quién eres tú?

Yo soy...

Somos seres cosmo-ancestro-corporo-psico-socio-trascendentes

A mí, la verdad, me cuesta mucho contestar a esta pregunta. No sé si describirme físicamente, hablar de mi estado civil y de las personas con las que convivo, contar qué he estudiado y decir a qué me dedico, describir los valores que quiero que rijan mi vida, las necesidades y los sueños que tengo…

¿Quién soy yo?, ¿qué soy yo?

Podríamos responder con frases escuetas y algo manidas tan diferentes como:

 Soy polvo de estrellas, energía, soy una parte del Universo

 Soy un ser reencarnado que sigue purificando su alma en una nueva vida

 Soy lo que determinan los astros en el momento de mi nacimiento

 Soy un hijo de Dios cuyo desafío es amar a los demás como hermanos

 Soy un organismo vivo que nace, se desarrolla, se reproduce y muere

 Soy lo que mis genes determinan que sea en combinación con el ambiente en el que me desarrollo

 Soy lo que pienso, siento y hago, un animal racional que se adecúa a su medio

 Soy un ser que se relaciona con otras personas para satisfacer sus necesidades y anhelos

 Soy un ser libre que termino siendo lo que he querido y decidido ser

 Soy el producto de la educación que he recibido de mis padres, de mis educadores y de la sociedad en la que vivo

¿Se parece alguna de estas respuestas a la que has dado tú?

También podríamos responder diciendo algo así como:

Mi caso

«Soy Ovidio Peñalver Martínez; soy padre de dos hijas, estoy casado hace veinticinco años y soy psicólogo. Tengo cincuenta y cuatro años, soy moreno, peso ochenta kilos, mido 1,72 metros y no tengo barba. Nací en Cuenca. Soy socio de una empresa de formación en habilidades, y también soy psicoterapeuta y coach». Asimismo, podría decir a qué equipo de futbol sigo, si soy creyente o no, cuáles son mis ideas políticas, si tengo alguna enfermedad, mi orientación sexual, mis principales aficiones…

Ciertamente todo esto me define, por lo menos a día de hoy. Muchos de estos atributos podrán cambiar con el tiempo, y sin embargo, seguiré siendo yo. ¿O no?

He realizado esta pregunta muchas veces y he escuchado de todo: desde relatos muy largos hasta respuestas de una sola frase, desde descripciones muy parecidas a un currículum vitae hasta reflexiones muy esotéricas del tipo «un ser de luz transitando por este Universo». En gran número de ocasiones me responden: «No sé quién soy».

Hoy mismo le he preguntado esto a mi hija Paula. Al principio se ha quedado quieta, pensativa, en silencio, y después me ha contestado muy convencida diciendo: «Soy Paula». Entonces le he preguntado si podía decirme algo más y ella ha añadido: «Tengo diecinueve años, soy estudiante de Veterinaria» y más aspectos de ella que la describen físicamente en la actualidad. Mi respuesta ha sido otra pregunta: «Si te llamaras de otra manera y estudiaras otra carrera, ¿serías una persona diferente?». Su respuesta ha sido clara y rotunda: «¡Claro!». Al final, a modo de conclusión, me ha dicho: «Mira, papá: eres lo que haces, porque lo que haces te hace ser lo que eres» (quizá tendría que estar estudiando filosofía…). Ella, como la mayoría de la gente, vincula lo que eres a lo que haces.

Lo que sí parece evidente es que lo primero que contestamos a esta pregunta suele determinar lo que para nosotros es más importante (por lo menos en ese momento de nuestra vida). Te pongo algunos ejemplos:

 Soy un padre de familia que…

 Soy madre de dos hijas y me dedico a…

 Soy funcionario y trabajo en el Ministerio de…

 Soy atlético y me encanta ver a mi equipo cada quince días…

 Soy doctora en Economía y trabajo como directora financiera en…

 Soy una prejubilada que…

 Soy emprendedor y tengo varias empresas de…

 Soy una persona parapléjica que voy en silla de ruedas porque…

 Soy un emigrante que llegó a España hace…

 Soy un agricultor manchego que cultiva…

 Soy un ciudadano del mundo que sueña con un planeta…

 Soy transexual y trabajo en el teatro…

Parece que muchas veces comenzamos por algo de lo que estamos muy orgullosos, o que es muy característico y peculiar nuestro. En cualquier caso, ese atributo o adjetivo por el que comenzamos describiéndonos dice mucho de nosotros.

Quizá te defraude, pero no tengo la respuesta exacta. Pienso que hay mucho de cierto en todas las posibles contestaciones que he mostrado hasta ahora. Por eso he querido titular este apartado así:

«Somos seres cosmo-ancestro-corporo-psico-socio-trascendentes»

Cosmo-

Son muchas las teorías, autores y tradiciones que nos definen como «polvo de estrellas», seres que en lo más profundo de nuestra esencia mantenemos lo mismo que cualquier animal, vegetal o ser inerte de este planeta, o de cualquier otro.

La astrología es una disciplina milenaria y transcultural que explica y predice lo que nos puede pasar en función de cómo estaban los astros cuando nacimos (predeterminación y destino). Los registros akáshicos encierran toda nuestra información en un plano etérico…

A pesar de la escasa evidencia empírica de todas estas teorías y modelos explicativos, lo cierto es que se mantienen a lo largo de los tiempos y en las diferentes culturas. Puede que sea por la necesidad de encontrar respuestas a las grandes preguntas (quién soy, de dónde vengo, para qué estoy aquí) que nacen en el ser humano al observar un cielo estrellado y enigmático que nos hace sentir pequeños y tan parecidos al resto de seres del planeta… o puede que sea porque las grandes explicaciones vienen de ahí, de lo cosmológico.

-Ancestro

Parece evidente que el clan y la tribu de los que somos parte y procedemos marcan mucho nuestra forma de ser y quienes somos. La psico-genealogía y la genética dan buena cuenta de ello. La terapia conocida como «constelaciones familiares» también. Cuando realizamos y analizamos nuestro árbol genealógico nos damos cuenta de en qué medida nuestros ancestros influyen (tanto consciente como inconscientemente) en nosotros.


Podemos observar características físicas muy determinantes de una familia (por ejemplo, son bajitos, rechonchos y con el pelo muy negro), así como rasgos temperamentales (p. ej. son muy nerviosos y activos). Ya sea por motivos genéticos o de aprendizaje, lo que hemos oído y visto en nuestros antepasados (sobre todo padres, tíos y abuelos) influye en nosotros más de lo que creemos.

Algunos de nuestros comportamientos y decisiones vitales pueden tener que ver con «fidelidades» a alguno de nuestros antepasados. Son patrones que repetimos una y otra vez de forma inconsciente. El hecho de llamarnos como algunos de nuestros familiares, de parecernos a ellos (o eso nos dicen), puede determinar, más de lo que creemos, lo que estudiamos o a lo que nos dedicamos profesionalmente, así como algunos comportamientos y actitudes que mantenemos en nuestra vida…

-Corporo

Somos animales antes que humanos. No solo tenemos un cuerpo que alimentamos, limpiamos y vestimos; más bien somos un cuerpo, que siente y «describe» cómo vivimos. La medicina y la biología lo corroboran.

Muchos hábitos y costumbres determinan el estado de nuestro cuerpo: cómo nos alimentamos, qué bebemos, cuánto dormimos, qué tipo de ejercicios realizamos, qué posturas mantenemos, y también hasta qué punto escuchamos y atendemos las sensaciones del mismo. Muchas técnicas milenarias (como el yoga, el Tai Chi o el Chi Kung), y otras más modernas (como la bioenergética, el focusing o el feldenkrais, entre otras), ayudan a tener mayor conciencia corporal. Realmente todas estas técnicas y modelos quieren ser integrales y trabajar el ser humano como algo holístico, aunque lo hacen sobretodo desde un enfoque corporal.

Por otro lado, nuestro cuerpo es un altavoz de quienes somos y la vida que tenemos: nuestras cicatrices, nuestro aspecto, nuestro peso y la distribución muscular y de grasa, así como nuestras enfermedades y síntomas, definen el tipo de vida que llevamos, y por tanto quienes somos realmente.

Somos mamíferos y nuestra biología determina lo que somos en gran medida; el ser «humanos» nos define, nos proporciona recursos y también nos impone limitaciones. La raza a la que pertenecemos también nos delimita físicamente.

-Psico

Realmente lo psicológico incluye lo corporal y lo social, al menos en la mayoría de los enfoques. Dicho esto, los principales procesos que ha estudiado la psicología tienen que ver más con lo que pensamos, sentimos y hacemos (pensamiento, memoria, aprendizaje, emociones, hábitos, etc.)

La capacidad pensante y reflexiva del ser humano es lo que nos hace diferentes del resto de seres vivos. Podemos anticipar el futuro, planificar, comunicarnos con un lenguaje muy amplio, hablar de espiritualidad y del origen del planeta, formularnos objetivos, crear obras de arte, sentir emociones, y mucho más…

La dimensión psicológica define en gran medida quienes somos, ya que tiene que ver con nuestras ideas, juicios y creencias, valores, necesidades, retos y limitaciones, con nuestra capacidad de tomar decisiones, de negociar, de relacionarnos con los demás y auto-gestionarnos emocionalmente. De hecho, la psicología cuenta con multitud de tipologías que definen diferentes formas de ser.

-Socio

Somos animales sociales, muy vulnerables y dependientes (especialmente los primeros años de nuestra vida). Nos constituimos como seres humanos mediante las relaciones que mantenemos, primero con nuestros progenitores y hermanos y después con nuestros cuidadores, educadores, compañeros, amigos y parejas.

 

La sociedad y el lugar en el que nos criamos marcan mucho nuestra forma de pensar, sentir y actuar, según las costumbres, los rituales, el clima, la religión, la alimentación, los valores y el nivel socio-económico, entre otras variables. Comparemos a una niña iraní con cinco hermanos mayores y padres yihadistas, que vive en un entorno rural y humilde, con un niño neoyorkino, hijo único, de madres lesbianas, acomodadas y agnósticas. Me parece que las cartas de partida con las que juega cada uno no son las mismas, ¿estás de acuerdo?

Muchas disciplinas abordan el impacto que tienen la cultura y los procesos sociales en la forma de ser de las personas, como la antropología y la sociología. En concreto, varios experimentos clásicos en psicología social dan fe de nuestro alto grado de conformismo, como el de Milgram acerca de la obediencia a la autoridad y el de Asch sobre cómo nos sometemos a la presión del grupo. ¿Te imaginas lo fácil o lo complicado que te sería ser ateo o católico practicante en una familia de judíos ortodoxos, o ser homosexual o abortar en una familia del Opus Dei?

-Trascendentes

Esta es otra dimensión que nos define claramente como personas. Tiene que ver con nuestra capacidad de trascender lo ordinario (creyendo en algún Dios, meditando para estar en comunión con el resto de seres vivos del planeta o buscando experiencias cumbre, por ejemplo), y con la capacidad de plantearnos preguntas que van más allá, del tipo: de dónde venimos, cuál es nuestra misión en esta vida o qué legado queremos dejar al mundo.

Hay personas que son muy espirituales, y esto marca claramente su forma de ser y de mostrarse. La mística, La teología y la filosofía se ocupan desde diferentes lugares de esta dimensión trascendente del ser humano.

Hablemos de identidad

Por empezar con hipótesis atrevidas (por lo menos para nuestra cultura), algunos dicen que somos seres reencarnados; hoy podría ser el padre de la que en otra vida pudo ser mi hermana. También hablan de la posibilidad de padecer una enfermedad determinada o llevar un tipo de vida concreto como aprendizaje de algo que nos quedó pendiente en otra vida, y por eso hemos elegido esta familia y este momento para volver a nacer. Aunque deje margen a la libertad individual, parece una hipótesis muy determinista basada en el destino.

Otros dicen que nuestra vida realmente es un sueño, que nos parece muy largo pero un sueño al fin y al cabo de alguien que está viviendo en otro momento y lugar…

Karen Horney, psicóloga y psicoanalista alemana, definió la dicotomía entre el Yo real y el Yo ideal, desarrollando el concepto de «identidad» (que mucho tiene que ver con la «autoestima», tan debatida actualmente). Horney formula la teoría de que vivimos en una tensión continua entre el Yo real y el y el Yo ideal, entre lo que somos y lo que nos gustaría ser. Estos dos estados del «Yo» son ambivalentes y a veces suscitan sentimientos contrapuestos.

El Yo real es lo que somos y nos produce satisfacción cuando los demás nos quieren, nos buscan, nos aprecian y nos reconocen. Pero muchas otras veces nos causa insatisfacción porque constatamos defectos y errores que nos gustaría borrar de nosotros mismos.

El Yo ideal, por su parte, tiene la función positiva de hacernos salir de lo que ya somos para proyectarnos hacia lo que podemos y queremos llegar a ser. El Yo ideal hace que no nos conformemos con lo que ya somos y que aspiremos a ser aquello con lo que soñamos. Sin embargo, a veces nos distrae de nosotros mismos y puede ser una causa de frustración constante, ya que podemos hacernos una imagen demasiado ideal de nosotros mismos. Para completar nuestra reflexión acerca de quienes somos es muy importante identificar si estamos contestando a la pregunta desde nuestro Yo real o desde nuestro Yo ideal…

Siguiendo con la construcción de la «identidad», o auto-concepto, son muchos los autores que se han ocupado de ello: el psicoanálisis, desde el que se ha escrito mucho acerca de cómo nos constituimos en la persona que somos (por ejemplo, entre otros muchos, los conceptos del yo/ello/superyó de Freud, o el proceso de individuación de Jung, conforme al cual creamos y afrontamos nuestra propia «sombra»); modelos de psicología evolutiva que describen nuestro desarrollo (cuyo exponente más clásico es Piaget), etc.

Hay muchas narrativas y construcciones sociales de quiénes somos y cómo constituimos nuestra identidad; un ejemplo muy patente es el gran debate que hay en la actualidad sobre la identidad de género.

Aunque no es el momento de entrar en un análisis muy sesudo sobre este tema (no es el objetivo del libro), hay más sal y pimienta que podemos echar en esta ensalada:

 ¿Hasta qué punto nos podemos llegar a conocer realmente si, como dicen muchos autores, nuestro mundo inconsciente supera con creces al consciente?

 ¿Hasta qué punto lo que opinamos de nosotros es más bien lo que oímos y creemos que los demás opinan o esperan de nosotros?

Lo que parece evidente es que somos únicos e irrepetibles, que no hay dos personas iguales (ni siquiera dos hermanas gemelas idénticas o homocigóticas que hayan crecido en la misma casa con los mismos padres). Además, hoy no somos los mismos que éramos hace diez años, ni seremos los mismos dentro de otros diez años más.

¿No te parece mágico? Nuestra identidad proviene de nuestra diferencia con los demás…

A veces sueño con una nueva especialidad profesional; sería como un gran generalista especializado en el ser humano. Permitámonos soñar. Imagínate un «Centro de Desarrollo Humano» donde hubiera un equipo interdisciplinar de psicólogos, médicos, fisioterapeutas, masajistas, nutricionistas, entrenadores personales, sacerdotes, maestros espirituales, astrólogos, naturalistas, asistentes sociales, etc., en el que todas las especialidades que sean precisas estén coordinadas y mantengan un enfoque de abordaje integral.

La clave estaría en qué profesional sería el que vería primero a los clientes, el que integraría toda la información y los derivaría a los demás, el que coordinaría las reuniones del equipo interdisciplinar. Yo iría allí a hacerme un chequeo de vez en cuando, ¿y tú?

El teatro de la vida


Cuando me formé como psicodramatista profundicé en el concepto del «teatro de la vida» planteado por Jacob Leví Moreno, que explica que todos vamos representando desde bien pequeños diferentes papeles o roles, muchas veces y sin darnos cuenta de ello.

Siempre me ha llamado la atención lo diferentes que podemos llegar a ser en función del contexto (lugar, personas que nos rodean, actividad) en el que nos encontremos. Te invito a que observes a alguien con quien pases bastante tiempo y analices cómo se comporta en los diferentes contextos (fíjate especialmente en su comunicación no verbal): con qué energía habla y qué tipo de palabras utiliza, cómo viste, qué tipo de conversaciones y opiniones mantiene.

Observarás que hay diferencias cuando hablas desde tu rol de madre/padre, hermano, hija, jefa, compañero, amigo, cliente o proveedor, al margen del estado emocional que tengas ese día. Aunque sea de manera sutil, o a veces muy evidente, nos comportamos de forma diferente, casi como si fuéramos personas distintas. Imagina que tienes dos pandillas de amigos: una, de tus amigos del barrio o del colegio desde que eras pequeño, y otra más reciente de los compañeros de la empresa en la que trabajas; es más que probable que llegues a vestir, e incluso que hables y opines de los mismos temas, de forma distinta en cada grupo.

Todos t enemos capacidad de adaptación al medio en el que nos encontramos (esta es nuestra condición de seres inteligentes) y podemos ser flexibles. Algunas veces parecemos personas distintas en el trabajo, en casa y con los amigos. Podríamos decir que el rol que estamos desempeñando en ese momento nos posee, nos atrapa.

Algunos autores hablan de la «psicología de los Yo(es)» con la que, sin llegar a tener personalidad múltiple, podemos diferenciar claramente distintas voces dentro de nosotros, como si fueran personajes o programas de software que tenemos dentro disputándose la palabra. Los clásicos «ángel y demonio» o «Doctor Jekyll y Mister Hyde» son ejemplos de las diversas maneras de ser que podemos adoptar. Según a quién preguntes, te dirá qué personaje ve más de ti.

To koniec darmowego fragmentu. Czy chcesz czytać dalej?