Czytaj książkę: «Políticos y sacerdotes»
OSHO
Políticos y sacerdotes
La mafia del alma
Traducción del inglés al castellano de Esperanza Moriones
Titulo original: Priests & Politicians. The Mafia of the Soul, by OSHO
© 1987, 2016 OSHO International Foundation, www.osho.com/copyrights
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OSHO y SPIRITUALLY INCORRECT son marcas registradas de Osho International Foundation
Esta es una nueva edición expandida creada con diferentes charlas de Osho, dadas ante una audiencia en vivo. Todas las charlas de Osho han sido publicadas íntegramente en libro, y están también disponibles las grabaciones originales en audio. Las grabaciones de audio y el archivo completo de texto puede accederse vía on-line en la OSHO Library en www.osho.com/library
© de la edición en castellano:
2018 by Editorial Kairós, S.A.
Numancia 117-121, 08029 Barcelona, España
© de la traducción del inglés al castellano: Esperanza Moriones
Revisión: Alicia Conde
Composición: Pablo Barrio
Diseño cubierta: Katrien van Steen
Imagen: inspirada en la portada original de OSHO International
Primera edición en papel: Febrero 2018
Primera edición en digital: Enero 2021
ISBN papel: 978-84-9988-621-3
ISBN epub: 978-84-9988-888-0
ISBN kindle: 978-84-9988-889-7
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Sumario
1 Prólogo
2 1. Religión verdadera y falsa
3 2. La peor profesión del mundo
4 3. Pobreza, castidad y obediencia
5 4. Benditos sean los pobres
6 5. Iglesia y Estado
7 6. Una humanidad dividida
8 Epílogo. Sin noticias
9 Sobre el autor
10 OSHO International Meditation Resort
11 Más información
Prólogo
Hoy en día, por primera vez en la historia, el mundo se está acercando a una muerte global…
Hasta ahora la muerte solo era un hecho individual, pero la sociedad seguía, el mundo continuaba. Sí, la gente venía y se iba…, los ancianos desaparecían y llegaban los niños, pero había una continuidad, siempre había vida. La vida individual efectivamente siempre ha sido un problema, pero es un problema que solo atañe al individuo.
Para un sacerdote es muy fácil aprovecharse de alguien. Una persona es tan débil, tan pequeña y limitada, y sabe que se va a morir, que tiene que buscar la ayuda de un sacerdote para poder agarrarse a algo que no muera, que sea eterno, a algo que trascienda la muerte, y eso es exactamente lo que le promete el sacerdote. Pero nunca ha tenido que enfrentarse a este problema la sociedad en pleno.
En cambio, ahora toda la humanidad tiene que enfrentarse a este problema. Es un desastre que no había ocurrido hasta ahora, de ahí que antes nos pudiéramos conformar con una falsa religión o una pequeña religión. Un individuo solo necesita una dosis pequeña. Pero en este momento, por primera vez en la historia, toda la humanidad se enfrenta a la muerte, y no es solo la muerte de la humanidad, sino de la vida como tal.
El hecho de que la muerte se enfrente a la vida en su conjunto nos lleva a un momento favorable para que surja una nueva espiritualidad o una nueva religiosidad.
1. Religión verdadera y falsa
La palabra religión es hermosa. Proviene de una raíz que significa reunir a todos los que se han dispersado a consecuencia de su ignorancia, reunirlos y despertarlos para que se den cuenta de que no están separados. De ese modo no podrás hacerle daño ni a un árbol. Así tu compasión y tu amor son espontáneos, no es algo que has aprendido ni es una disciplina.
Cuando el amor es una disciplina, es falso. Cuando la no violencia es una disciplina, es falsa. Si tienes que fomentar la compasión, es falsa. Sin embargo, cuando surgen espontáneamente, sin tener que hacer ningún esfuerzo, su realidad es mucho más profunda y exquisita…
Se han cometido muchos crímenes en el pasado en nombre de la religión. Las personas religiosas han asesinado a más personas que nadie. Evidentemente, todas esas religiones son falsas, son mentira. La verdadera religión todavía está por nacer.
¿Qué es la religión? ¿Qué opinas de las religiones oficiales?
La religión es el vuelo más elevado de la conciencia humana, es la búsqueda individual de la verdad. La verdad interior no es un asunto de dominio público. Todas las personas tienen que adentrarse en su interior, y para cada persona es un descubrimiento nuevo. No importa cuánta gente haya alcanzado la iluminación o la realización, cuando tú la alcances será algo nuevo, puesto que nadie te puede prestar esa experiencia.
La búsqueda consiste básicamente en conocer tu interioridad. Tienes una parte exterior, y lo exterior no puede existir sin lo interior, porque la existencia misma de lo exterior es la prueba de que hay un mundo interior.
El mundo interior comprende tres niveles: los pensamientos son el nivel más superficial, los sentimientos son más profundos y después está el ser, que es tu divinidad.
El mundo interior comprende tres niveles: los pensamientos son el nivel más superficial, los sentimientos son más profundos y después está el ser, que es tu divinidad. El interés primordial de la religión es conocer tu propia eternidad.
Los sentidos te conducen hacia el exterior, los ojos se abren para ver el exterior, los oídos escuchan lo que sucede en el exterior, las manos pueden tocar lo que está fuera. Los sentidos son las puertas que te permiten salir, pero no olvides que la puerta que te permite salir también te permite entrar. Entras por la misma puerta que sales, solo tienes que cambiar de sentido.
Para salir tienes que abrir los ojos y para entrar tienes que cerrar los ojos, tus sentidos se tranquilizan. El primer encuentro es con la mente, pero no es tu realidad. La mente es un reflejo del exterior, aunque esté dentro de tu cráneo. Tus pensamientos son un reflejo del exterior. Un ciego, por ejemplo, no piensa en los colores porque nunca los ha visto, y por eso no tiene un reflejo de los colores. Un ciego tampoco ve la oscuridad. No tiene un reflejo de la luz ni de la oscuridad del exterior porque nunca los ha visto. Un ciego no sabe si hay oscuridad o hay luz, porque, para él, esas dos palabras carecen de significado.
Si analizas tus pensamientos, verás que la realidad exterior es lo que los desencadena en tu interior, por eso, aunque se reflejen en el lago interno de tu conciencia, básicamente pertenecen al exterior. Sin embargo, a consecuencia de estos pensamientos… Se acumulan en tu interior y acaban por constituir una muchedumbre, son como una muralla china. Tienes que ir más allá de tus pensamientos. La religión solo tiene un método para hacerlo, y aunque le pongan diferentes nombres, el método siempre es el mismo: es la observación, el atestiguar. Observar los pensamientos sin juicios —sin condenarlos ni apreciarlos, manteniéndote completamente al margen—, ver cómo el proceso de los pensamientos se proyecta en la pantalla de tu mente. A medida que se fortalece tu observador, disminuyen, en la misma proporción, tus pensamientos. Si el observador ocupa el 10% de tu energía, tus pensamientos ocuparán el 90% restante. Cuando puedas observar tu mente al cien por cien, estará vacía.
Este proceso es lo que se conoce como meditación. Después de atravesar los pensamientos, llegas al segundo nivel que hay en tu interior, que son las emociones, tu corazón, y es un poco más sutil. En este punto, tu observador puede observar tus estados de ánimo, tus sentimientos, tus emociones y tus sensaciones por muy sutiles que sean. Este método funciona igual que con los pensamientos, y pronto no habrá sentimientos, emociones ni estados de ánimo. Estarás por encima de tu mente y de tu corazón. Solo habrá un silencio absoluto y todo estará quieto. Esto es tu ser, esto eres tú.
La esencia de tu ser es la verdad. La belleza de tu ser es la belleza de la existencia. El silencio de tu ser es el lenguaje que la existencia entiende.
La esencia de tu ser es la verdad. La belleza de tu ser es la belleza de la existencia. El silencio de tu ser es el lenguaje que la existencia entiende. Cuando te estableces en tu ser, has llegado a casa. Se acaba tu deambular. Se acaba tu esfuerzo. Estás cómodo, estás sentado tranquilamente en tu interior. Se te revela un gran esplendor oculto y dejas de estar separado de la realidad, eres uno con ella. Los árboles, la luna, las estrellas y las montañas forman parte de una unidad orgánica, y tú también formas parte de esa unidad y pasas a formar parte de Dios.
La religión es la mayor conquista del ser humano. Más allá de la religión no hay nada y tampoco se necesita nada más. Tu ser es tan abundante, rebosa tanta dicha, silencio, paz, comprensión y éxtasis que la vida se convierte, por primera vez, en una canción, en un baile, en una celebración. Los que no conocen la religión, no conocen la celebración.
En cambio, la religión oficial es otro tema. Quiero que os quede claro que la verdadera religión siempre es individual. Si intentas organizar la verdad, la matas, porque la conviertes en una doctrina, en una teología, en una filosofía, y deja de ser una experiencia, ya que una multitud no puede experimentar. Esta experiencia solo la puede tener cada persona individualmente.
Es parecido al amor. No puede haber organizaciones del amor para que tú no tengas que preocuparte y haya una organización o sacerdote que se encarguen de hacerlo por ti. Esto, por otro lado, es lo que le ha ocurrido a la religión. Cada vez que alguien descubre la verdad, los sacerdotes, que es el grupo más astuto dentro de la humanidad, le rodean inmediatamente. Reúnen sus palabras, las empiezan a interpretar y le dicen a la gente que solo pueden saber la verdad a través de ellos, porque ellos son los agentes de Dios. Aunque se llamen profetas o mensajeros, o elijan otro nombre, en realidad, se han autodesignado agentes de Dios. No conocen a Dios, pero se aprovechan de toda la humanidad en el nombre de Dios.
Las religiones oficiales son otra forma de política. Del mismo modo que siempre he considerado la política como la actividad más ruin del ser humano, mi actitud hacia las religiones oficiales es la misma.
Las religiones oficiales son otra forma de política. Del mismo modo que siempre he considerado la política como la actividad más ruin del ser humano, mi actitud hacia las religiones oficiales es la misma. Es evidente que los sacerdotes y los políticos siempre han conspirado contra la humanidad. Se apoyan entre sí. Se reparten la vida entre ellos, la vida mundana le corresponde al político, y él es quien manda en ese ámbito, y la vida interior le corresponde al sacerdote, y él es quien manda ahí.
¡A veces te sorprendes! Parece increíble que hasta en el siglo XX el papa declare que es pecado comunicarse directamente con Dios. Solo se puede hacer a través del papa, porque es el canal adecuado, y si la gente empieza a comunicarse directamente con Dios, se confiesa a Dios, le reza a Dios, millones de sacerdotes se quedarán sin empleo. Aunque en realidad no hagan nada y su única función es engañarte. Como tú no entiendes el idioma de Dios y no eres un ser tan evolucionado como ellos, ellos se encargan de hacerlo por ti por un módico precio, en forma de donación para su iglesia o para su templo.
¡Todas esas donaciones van a parar a los bolsillos de los sacerdotes! No saben nada de Dios, pero son muy cultos y se aprenden las escrituras de memoria como los loros. Sin embargo, su verdadero deseo interno no es ni Dios ni la verdad…, en realidad, no son buscadores, sino estafadores.
Me han contado que…
Un sacerdote compró dos papagayos y con gran esfuerzo les enseñó a repetir bellas declaraciones de Jesucristo. Todo el mundo estaba realmente sorprendido porque los loros eran muy rigurosos. También les hizo un pequeño rosario y rezaban constantemente, y consiguió para ellos unas Biblias pequeñas, y siempre estaban con la Biblia abierta pasando las cuentas del rosario. No sabían leer, pero se lo habían aprendido todo de memoria. El sacerdote abría la Biblia por una página y decía: «Página doce», y ellos empezaban a leerla…, aunque, en realidad, no la estaban leyendo, sino que se lo sabían todo de memoria.
El sacerdote estaba muy contento y pensó que no sería mala idea tener un tercer papagayo. A este no le iba a enseñar la Biblia de memoria ni a rezar el rosario, pero le iba a enseñar a dar sermones. Encontró un loro y el vendedor de la tienda de animales le dijo: «Vas a ver cumplidos tus deseos, es el animal más inteligente que jamás he visto».
Pero no se dio cuenta de que era hembra, y la metió en la jaula con los otros dos, que estaban pasando las cuentas del rosario y leyendo la Biblia. Los dos papagayos miraron a la hembra y uno le dijo al otro: «¡Olvídate del rosario! Nuestros rezos han sido escuchados».
Los sacerdotes solo son papagayos que rezan para obtener poder, prestigio y dinero. Son políticos disfrazados que hacen política en nombre de Dios, y la suya es una política de números. Hoy en día hay más de mil millones de católicos. Evidentemente, el papa es el religioso del mundo que más poder tiene.
Todas las religiones quieren que aumente su número de fieles y, para ello, usan diferentes métodos. Los musulmanes se pueden casar con cuatro mujeres, lo que les permite tener cuatro hijos por año, gracias a lo cual se han convertido en la segunda religión más grande después del catolicismo.
Una religión oficial es un nombre sin contenido ni significado que solo oculta una política de números. Lo sabéis perfectamente, cada vez que se acercan las elecciones en la India, los políticos van a ver al shankaracharya. No le visitan durante cinco años y, en cuanto se acercan las elecciones, el primer ministro va a ver al shankaracharya. Se embarca en una peregrinación a los templos remotos en las montañas de la cordillera del Himalaya. ¿Para qué? De pronto tiene una imperiosa necesidad de religión, que remite en cuanto se pasan las elecciones.
Estas personas solo están buscando votos y por eso tienen que rendirle homenaje a los líderes de las religiones. Y al shankaracharya le agrada enormemente que el primer ministro se postre a sus pies. Los seguidores del shankaracharya, los hinduistas, declaran que «nuestro primer ministro es una persona muy religiosa». Cuando el papa viene a la India, van a recibirle al aeropuerto el primer ministro con todo su séquito. ¿Por qué? Porque actualmente el catolicismo es la tercera religión de la India, y rendirle homenaje al papa significa ganarse los votos de todos los católicos.
Las religiones oficiales –ya sea el cristianismo, el hinduismo o el islamismo— no buscan la verdad. ¿Después de dos mil años, qué verdad ha aportado el cristianismo a las declaraciones de Jesús? ¿Es necesaria esta organización? No ha aumentado la religiosidad del mundo, solo repiten lo que dijo Jesús, que es algo que se puede encontrar en los libros y estos ya están a disposición de todo el mundo. ¿Tras veinticinco siglos, cuántos budistas han buscado o encontrado la verdad? Solo son una fila de papagayos que repiten lo que descubrió Gautama Buda.
Solo el individuo puede encontrar la verdad. Es un privilegio del individuo y es su mérito.
No te olvides de que Gautama Buda, Mahavira o Jesús no pertenecían a una religión oficial, sino que fueron buscadores individuales. Solo el individuo puede encontrar la verdad. Es un privilegio del individuo y es su mérito.
Las religiones oficiales siempre han provocado guerras, igual que los políticos. Aunque tengan distintos nombres y los políticos luchen por el socialismo, el comunismo, el fascismo o el nazismo, las religiones luchan por Dios, el amor y su concepto de la verdad. Por culpa de los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes, cristianos y judíos, musulmanes e hindúes, o hindúes y budistas, han muerto millones de personas.
La religión no tiene nada que ver con la guerra, es la búsqueda de la verdad. Pero a las religiones no les interesa la paz, lo que les interesa es dominar y tener cada vez más poder.
Yo no estoy a favor de las religiones oficiales igual que no estoy a favor de los políticos, porque solo hacen política. Cuando dije que había que respetar y honrar a las personas religiosas, y que los políticos deberían pedirles consejo, no me refería a las religiones establecidas, sino a las personas religiosas. Una persona religiosa no es ni hinduista, ni cristiana, ni musulmana. No es posible. Dios no es hindú, ni musulmán, ni cristiano. La persona que sabe algo de la divinidad refleja el color de la divinidad, desprende el aroma de la divinidad. Antiguamente, aquí en Oriente, esas personas religiosas eran nuestro máximo florecimiento, y hasta los reyes y los emperadores iban a verlos para postrarse a sus pies, recibir sus bendiciones y pedirles consejo sobre determinadas cuestiones que no eran capaces de resolver.
Si queremos que el mundo siga vivo, tendremos que volver a las épocas pasadas en las que las personas religiosas no actuaban por un interés personal. Por eso tenían los ojos transparentes y su corazón era amor puro, y todo su ser era una bendición. Las personas que iban a verles se sanaban, sus problemas se resolvían y tenían una nueva visión de sus viejos y trillados problemas.
Las religiones oficiales deberían desaparecer del mundo, deberían quitarse esa máscara de religiosidad. Solo son políticos, son lobos disfrazados de corderos. Deberían mostrar su verdadero rostro y ser políticos, no hay nada reprochable en eso. Y, en realidad, aunque supuestamente lo hagan en nombre de la religión, son políticos todo el tiempo.
Las religiones oficiales no tienen ningún futuro. Deberían quitarse ese disfraz y presentarse como políticos, que es lo que verdaderamente son, y pasar a formar parte del mundo de la política, para que podamos encontrar a las personas realmente religiosas, que son muy escasas. No obstante, para conducir a la tierra hacia la luz, hacia la vida inmortal y hacia la verdad absoluta, basta con que haya unas pocas personas verdaderamente religiosas.
En tu visión de la religión, ¿qué papel cumple la renuncia?
La idea de la renuncia es uno de los pilares de todas las falsas religiones. Tenemos que comprender en profundidad este fenómeno.
Todas la religiones predican que hay una división entre este mundo y el mundo que hay más allá de la muerte, entre el cuerpo y el alma. El cuerpo pertenece a este mundo y el alma pertenece al otro mundo, por lo tanto, si quieres alcanzar el mundo que está más allá de la muerte, que es eterno y donde la felicidad es interminable, no vale la pena que llames felicidad a lo que hay aquí, porque es momentáneo y está tejido de sueños. La felicidad llega, pero justo cuando la quieres agarrar, desaparece. Es ilusoria, es como un espejismo en el desierto.
Cuando estás lejos, ves un lago lleno de agua. Nace en tu interior una gran esperanza porque estás sediento. El lago te parece absolutamente real porque los árboles se reflejan en él, y esto es una prueba de que es real y de que realmente hay agua. Si hay una montaña cerca, se refleja en el lago, el sol se refleja en el lago. ¿Qué más pruebas necesitas? Si no hubiese agua, no habría un reflejo. Te apresuras lleno de esperanzas, pero te das cuenta de que, a medida que te acercas, el lago se va alejando y la distancia que te separa de él siempre es la misma.
Solo ha sido una ilusión provocada por los rayos del sol al reflejarse en la arena caliente del desierto. Los rayos se mueven en forma de onda al rebotar, y, cuando lo ves a cierta distancia, te da la impresión de que es agua moviéndose. Cuando los rayos adoptan la forma de ondas tienen la cualidad de reflejar las cosas, se convierten casi en un espejo. Esto es una de las mitades del espejismo.
La otra mitad es tu propia sed. Si no tuvieses sed, quizá podrías descubrir o darte cuenta de que solo es un espejismo. Ya has visto otros espejismos y sabes que parecen reales…, el problema es que ahora tienes sed. El fenómeno físico de los rayos del sol que rebotan son una mitad de la realidad del espejismo. La segunda mitad es más importante que la primera, y la aportas tú con tu sed. Quieres creer que es verdad. Si alguien intentara convencerte de que no lo es, te enfadarías con él porque tienes sed y tú ves agua, pero está intentando demostrarte que lo que estás viendo es una ilusión. Es imposible convencer a una persona sedienta de que lo que ve no es verdad.
No todo lo que ves es real. Que tú lo veas no significa que sea real. Las religiones llevan miles de años diciéndole a la gente que la felicidad de este mundo es como un espejismo en el desierto. Por eso nunca la puedes atrapar. No la puedes agarrar con las manos porque viene y se va. La puedes sentir como una brisa, pero cuando te das cuenta de que está ahí, ya se ha ido. Quizá sea más irreal que un espejismo. Al menos el espejismo tiene cierta realidad, porque los rayos del sol le confieren una mitad de realidad y tu sed la otra mitad. Pero tú eres el único que contribuyes con el cien por cien en la supuesta felicidad de este mundo, y el resto no contribuye con nada.
Y además ya lo sabes. Hoy has conocido a una mujer tan bella que te atreverías a decir que Cleopatra no es comparable a ella. Te parece la mujer más bella del mundo. Y no solo ahora…, no concibes que haya existido nunca una mujer más bella, ni que pueda existir en el futuro. Es tu propia proyección porque, para los demás, esa mujer no significa nada y mañana tampoco significará nada para ti. Después te sorprenderás y te quedarás atónito…, ¿qué ha sucedido? ¿Qué le ha pasado a esa mujer? A ella no le ha pasado nada, sigue siendo la misma persona, al que le ha pasado algo es a ti.
Ayer estabas sediento y estabas proyectando tu lujuria. Ahora estás satisfecho y no proyectas ningún deseo biológico. Ella solo es una mujer corriente, sin embargo, la felicidad que sentías era tu propia proyección, y tú mismo has creado toda esta historia. Esa mujer se ha limitado a desempeñar el papel participando pasivamente, porque te ha permitido reflejarte en ella. Quizá ella también estuviese proyectando sus pensamientos en ti, de modo que todo ha sido una proyección mutua. Antes o después desaparecerá, ya que la proyección no continúa si desaparece la causa original.
La primera causa es tu biología, porque a la biología no le interesa el amor, ni la poesía, ni el romance ni nada de eso, ¡la biología solo es una transacción! A la biología no le interesan los preámbulos ni los juegos posteriores, todo eso es una pérdida de tiempo para ella, lo único que le interesa es la reproducción. Una vez que ha terminado su trabajo, se retira y desaparece la proyección. Entonces tú sigues ahí y la mujer también, pero nada vuelve a ser lo mismo.
¿Qué ha pasado con la felicidad? Estabas en la cumbre del Everest y ahora has caído a las profundidades del Pacífico. La mujer te ha engañado y ella cree que tú la has engañado, los dos os echáis la culpa mutuamente. Nadie ha engañado a nadie, pero ambos habéis sido engañados por la biología. Sin embargo, la biología no es algo externo a ti, forma parte intrínseca de tu cuerpo. Tú eres una proyección de otras dos biologías, la de tu padre y la de tu madre, que, a su vez, son la proyección de otras dos biologías. Y esa continuidad va fluyendo como un río.
Las religiones se han aprovechado de esta verdad fundamental. Por un lado, es verdad que el romance y la poesía son una cosa, pero lo que llamamos aventura sentimental solo es una consecuencia de nuestra biología. No es muy complicado, para que haya poesía y romance solo tenemos que inyectar ciertas hormonas. ¡Y con otra inyección caerás al fondo del Pacífico! Actualmente, sabemos que un hombre se puede transformar en una mujer, y que una mujer se puede transformar en un hombre, solo hay que modificar ciertas hormonas, modificar la química ligeramente.
Las religiones se han aprovechado de este hecho. Aunque sea verdad, no te lo han explicado y se han aprovechado de ello, diciendo: «Es una felicidad momentánea. No vayas detrás de ella porque pierdes el tiempo. El verdadero mundo está más allá de la muerte». ¿Por qué más allá de la muerte? Porque con la muerte desaparecen la biología, la fisiología y la química. La muerte se lleva todo lo que es material. Solo queda lo espiritual, y lo espiritual conoce lo eterno. Lo material, lo físico, solo conoce lo momentáneo.
Aparentemente, es bastante lógico, y la primera parte es verdad. La segunda parte es falsa. Aunque es cierto que los momentos de felicidad de la vida son muy fugaces, eso no significa que más allá de la muerte haya otra vida donde estos momentos sean eternos. No tenemos ninguna prueba de ello. Los momentos que tenemos aquí es algo que al menos todo el mundo puede experimentar, y, aunque sean muy pequeños y efímeros, existen. No se puede negarlo. Puedes decir que están hechos de lo mismo que están hechos los sueños, pero, aun así, existen. Incluso los sueños tienen su propia entidad. Están ahí, te afectan, y cuando algo te afecta, se convierte en realidad.
Tienes hambre, por ejemplo, y no has podido comer nada en todo el día, estás cansado y te duermes. El cuerpo está hambriento y quiere comer. La mente fabrica un maravilloso sueño donde te han invitado a un gran festín. La mente está a tu servicio, porque si no soñaras con comida no podrías dormir tranquilo. Tienes hambre y estás buscando la forma de engañarte para creer que no la tienes. Eso te permite dormir tranquilo. El sueño ha provocado algo real.
¿Cómo puede provocarte algo real si es irreal? Es imposible, lo que ocurre es que el sueño tiene su propia entidad. Obviamente, no es la de una piedra, pero la entidad de una rosa tampoco es la de una piedra. El sueño difiere más aún y, pese a todo, te afecta, influye en tu vida, influye en tu forma de vivir, y provoca cambios reales.
Por lo tanto, debes tener en cuenta que en esta vida hay placeres momentáneos, experiencias fugaces de felicidad, explosiones repentinas de alegría, que no se pueden atrapar. No puedes guardarlas en una caja fuerte. No son permanentes. Las religiones se aprovechan de ti por tu imposibilidad de hacer que sean permanentes. Es una estrategia muy astuta. Te gustaría que lo fueran porque tu mayor deseo es ser feliz para siempre, y no conocer el sufrimiento, ni la tristeza, ni la angustia. Vivir en el paraíso…, eso es lo que deseas.
Las religiones se aprovechan de esto, diciendo: «Ese lugar existe, pero tendrás que pagar para conseguirlo». Es una lógica matemática, económica. Las religiones te enseñan que tienes que sacrificar esta vida para alcanzar el mundo permanente del paraíso que está más allá de la muerte. Y no es tan caro, solo tienes que sacrificar lo momentáneo, alguna experiencia fugaz que solo sucede de vez en cuando.
Si reúnes todos los instantes de felicidad que has tenido en el transcurso de setenta años en tu vida, es probable que no puedas asegurar que hayas tenido siete instantes de éxtasis en tu vida.
¿En setenta años de vida ni siquiera siete instantes? Entonces, ¿qué has estado haciendo aquí, torturarte y torturar a los demás? Es verdad, no puedes encontrar ni siete instantes de felicidad, porque su naturaleza es tal que, cuando ocurren, te embargan totalmente, te poseen —sí, la palabra correcta es esta—, te poseen por completo. Luego, cuando se acaban, te desposeen en el mismo grado que te habían poseído, y solo te queda el recuerdo. ¿Cuánto tiempo se puede vivir del recuerdo de algo tan engañoso?
A los pocos días empiezas a dudar si realmente ha ocurrido: «¿Me lo habré imaginado?». Si lo comparas con el resto de tu vida, ese instante es una contradicción, porque pasan los años y, de repente, tienes un instante…, pero ni siquiera está en tus manos. No puedes decidir ni dónde ni cuándo va a suceder. Muchos años de tedio y, de repente tienes un instante de felicidad del que solo te queda un recuerdo… Y ese vago recuerdo se esfuma lentamente.
Si se lo preguntas a una persona de setenta años, no podrá decirte que haya tenido ni siete instantes. A medida que te vas haciendo mayor, tienes menos posibilidades de que te ocurra, porque cada vez estás más desilusionado y decepcionado. Solo ves muerte y desolación en el futuro, y el pasado ha sido un engaño.
Las religiones han descubierto el mejor negocio que existe: venderte el paraíso a cambio de casi nada. Lo único que te piden es «renunciar a esta vida momentánea a cambio de una vida eterna de éxtasis».
Las religiones han encontrado el hueco perfecto para engañarte, y les ha ido muy bien en todo el mundo. Han descubierto el mejor negocio que existe desde hace miles de años: venderte el paraíso a cambio de casi nada. Lo único que te piden es «renunciar a esta vida momentánea a cambio de una vida eterna de éxtasis». Por eso, la renuncia se ha convertido en la creencia principal, y cuanto más renuncies, más mérito tendrás y más seguridad de estar cerca de esa vida eterna de éxtasis. Así que la gente ha intentado renunciar a todo.
Mahavira iba a ser coronado rey. Su padre era muy anciano y siempre le repetía: «Me quiero retirar. Estoy cansado y tú ya estás listo, eres joven, tienes una buena educación y estoy muy satisfecho contigo. ¿Dónde voy a encontrar a un hijo mejor que tú? Prepárate para relevarme». Pero Mahavira tenía otros planes. Los sacerdotes y los monjes que le educaron le habían lavado el cerebro diciéndole que, si renunciaba a su reino, «el reino de Dios sería suyo». Por supuesto, a cuantas más cosas renuncies, mayor será la recompensa. Esta es la razón por la que los veinticuatro grandes maestros de los jainistas eran reyes.