Czytaj książkę: «40 ejercicios de neurociencia para la mujer multitasking»
40 ejercicios para la mujer multitasking
40 ejercicios para la mujer multitasking
Entrenamiento cerebral cotidiano para vivir mejor
Néstor Braidot
Índice de contenido
Portadilla
Legales
Introducción
Capítulo 1: El cerebro tiene cara de mujer
Lo neurobiológico, la cultura y la subcultura
Capítulo 2: Múltiples capacidades
Entender para ejercitar
Gimnasio cerebral
Capítulo 3: Paso a paso para comenzar
Cerebro móvil
El entrenamiento
Capítulo 4: Atención y concentración
Ejercicio 1
Ejercicio 2
Capítulo 5: Memoria
Diversidad de memorias
Memoria de trabajo
Ejercicio 3
Ejercicio 4
Memoria episódica
Ejercicio 5
Ejercicio 6
Ejercicio 7
Memoria semántica
Ejercicio 8
Ejercicio 9
Ejercicio 10
Memoria visual
Ejercicio 11
Ejercicio 12
Ejercicio 13
Entrenamiento del hemisferio izquierdo
Ejercicio 14
Ejercicio 15
Ejercicio 16
Entrenamiento del hemisferio derecho
Ejercicio 17
Ejercicio 18
Ejercicio 19
Capítulo 6: Creatividad
Cerebro, creatividad y pensamiento
Ejercicio 20
Ejercicio 21
Ejercicio 22
Ejercicio 23
Ejercicio 24
Ejercicio 25
Capítulo 7: Autoliderazgo emocional
Calidad de vida
Partir en positivo
Ejercicio 26
Volver a tu eje con calma
Ejercicio 27
Conectar con las propias emociones
Ejercicio 28
Reconocer estados emocionales ajenos
Ejercicio 29
Capítulo 8: Especificidad emocional
Tus zonas erróneas
El camino constructivo
Ejercicio 30
Ejercicio 31
Ejercicio 32
Ejercicio 33
Ejercicio 34
Ejercicio 35
Ejercicio 36
Capítulo 9: Cotidianeidad con potencialidad
Ejercicio 37
Ejercicio 38
Llegar a la meta imaginada
Ejercicio 39
El qué dirás
Ejercicio 40
Bibliografía
Proorganizador Cuántico Semanal
Acerca del Método Braidot de neurociencias aplicadas y del Braidot Brain Gym
Braidot, Néstor Pedro40 ejercicios para la mujer multitasking / Néstor Pedro Braidot.- 1a ed . Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Néstor Pedro Braidot, 2017.Libro digital, EPUBArchivo Digital: descarga y onlineISBN 978-987-42-4128-31. Mujer . 2. Ejercicio. 3. Neurociencias. I. Título.CDD 158.1 |
Edición a cargo de Walter Duer | Diseño: Lucía Pérez Pozzan
Ilustración de tapa www.freepik.es
Primera edición en formato digital: abril de 2018
Digitalización: Proyecto451
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático.
Inscripción ley 11.723 en trámite
ISBN edición digital (ePub): 978-987-42-4128-3
Introducción
Frentes múltiples. Exigencias extremas. Diversidad en las demandas que involucran cuestiones personales, laborales, de pareja, familiares, de estética, de formación, sociales...
Las mujeres de hoy están inmersas en un circuito frenético e intentan estar a la altura de todas las batallas para salir airosas.
Sin embargo, en esos retos se mellan sus condiciones de humor, rendimiento, predisposición, eficiencia, resultados y creatividad.
Aunque infinidad de estudios ya han comprobado que el cerebro femenino está conformado de tal manera que puede atender simultáneamente diversos temas, es cierto que cuando esa condición se opera de manera irracional o sin ejercitar las capacidades que lo permiten se debilitan sus posibilidades.
Por ello, entrenar la potencialidad de las condiciones naturales y desarrollar aquellas que se encuentran adormecidas es una manera de ganar plenitud.
El ejercicio es el camino hacia el mejor rendimiento en todas las áreas, la clave para no caer en el estrés y la posibilidad de alcanzar satisfacción y serenidad en los logros obtenidos.
Esta obra propone un recorrido ameno y realizable para emprender esa senda. Una serie de conceptos y prácticas que ayudarán a relajar la mente, ganar concentración, potenciar la memoria, fortalecer capacidades y crear nuevas.
En el siglo pasado y en lo que va del actual se hicieron más visibles que nunca antes las capacidades diferenciales que convierten a la mujer en protagonista.
Científicas, ejecutivas de alto nivel, empresarias, ingenieras a cargo de obras de envergadura, cancilleres, ministras, diplomáticas...
La mujer conquista hoy todos los espacios que desea. Se sabe y se experimenta el poder femenino en los planos más diversos.
Este notable protagonismo explica, en parte, el interés creciente por descubrir el soporte neurobiológico de las capacidades de la mujer, particularmente en el campo del liderazgo, la toma de decisiones y el comportamiento.
Después de todo, las damas lideran más allá de ser o no parte de una empresa. Lo hacen en sus vidas pero también sus hogares, sus parejas, sus familias, sus caminos profesionales…
Desde hace tiempo, este potencial femenino se está estudiando a nivel cerebral.
El interés en profundizar en esta temática no es casual, tiene su correlato con el liderazgo del futuro, ya que el nuevo paradigma involucra dos temas de enorme relevancia: espiritualidad en el mundo de las organizaciones y liderazgo afectivo e inserción social de los sentimientos.
En ambos casos, se necesitan capacidades para las cuales el cerebro femenino parece estar especialmente dotado.
El neuroliderazgo puede conceptualizarse como una conjunción entre las teorías más avanzadas sobre el liderazgo y los últimos descubrimientos de las neurociencias aplicables a estas.
Ello implica, por un lado, el desarrollo de capacidades cerebrales y, por el otro, el diseño de ámbitos que propicien la motivación, la creatividad, la armonía y el bienestar, condiciones propias, según las últimas investigaciones, del cerebro de las mujeres.
Los descubrimientos sobre el funcionamiento del cerebro abren nuevos caminos para analizar las diferencias entre hombres y mujeres. Las más importantes están relacionadas con el procesamiento de la información, que da lugar a estilos claramente diferenciados.
Lo neurobiológico, la cultura y la subcultura
¿Por qué la mayoría de los hombres prefiere los westerns, las películas policiales y las bélicas, mientras que las mujeres se inclinan por los dramas o las comedias románticas?
Sin intenciones de entrar en debates de género, excepto en el caso de los especialistas y cinéfilos, la mayor parte de las pequeñas guerras al revisar la cartelera se desatan porque “él” se aburre si no hay suspenso y acción, mientras que “ella” encuentra esos géneros poco interesantes, a veces demasiado llenos de sangre o vacíos de contenido.
Aunque las excepciones existen, por supuesto, las investigaciones revelan que las preferencias se relacionan con las diferencias notables entre la estructura cerebral femenina y la masculina.
Si bien en las inclinaciones intelectuales y espirituales no es posible trazar ninguna línea.
El compromiso y la profundidad con la que se afrontan los diferentes aspectos de la vida no admiten distinción por género, en la vida cotidiana se observan divergencias interesantes.
Por ejemplo, muchos más hombres que mujeres prefieren ver deportes por televisión, salir de caza o de pesca, leer revistas sobre los últimos avances tecnológicos y engrosar su caja de herramientas cada vez que van al hipermercado.
Del mismo modo, muchas más mujeres que hombres acuden con frecuencia a salones de belleza, consumen revistas de diseño y decoración, estudian psicología en vez de ingeniería, invierten en cirugías estéticas y son receptivas a las ficciones románticas.
En una primera aproximación al tema, puede inferirse que estas diferencias se deben a factores socioculturales, y esto es cierto.
Debido al fenómeno de neuroplasticidad, tanto el cerebro masculino como el femenino se van formando anatómicamente en función de las influencias que reciben del entorno.
Ello explica parcialmente por qué las zonas relacionadas con la agresión son mayores en el cerebro masculino, mientras que las habilidades relacionadas con la empatía, esto es, con la capacidad de ponerse en el lugar del otro, percibir lo que está sintiendo y sintonizar con sus emociones, están más desarrolladas en el femenino.
En el mundo occidental, los varones se familiarizan con el conflicto desde pequeños cuando se les regalan soldaditos, espadas, dinosaurios o monstruos.
Estas claves culturales van determinando la morfología de su cerebro, ya que cada vez que un niño juega a la guerra se crean los neurocircuitos asociados a ese tema.
Por esta razón son más comunes las peleas a nivel corporal entre varones y, en promedio, los líderes masculinos se manejan con más comodidad cuando las luchas competitivas son feroces, por ejemplo, entre las grandes corporaciones.
Aún así, hay algunas preferencias que aparentemente son innatas y no producto del fenómeno de neuroplasticidad asociado a factores culturales, como se ha creído hasta el presente.
La neurociencia ha corroborado en numerosas investigaciones que existen componentes neurobiológicos que distinguen claramente al cerebro según el género.
Estas diferencias influyen en la percepción, en el estilo y tipo de pensamiento, en la forma de procesar la información (cognitiva y emocional), en la toma de decisiones y en la conducta.
Los resultados de una investigación realizada en forma conjunta por profesores de la Universidad de Londres y de la Universidad de Texas permitieron descubrir que algunas preferencias de juguetes según el género no son producto de la socialización.
Durante el experimento, realizado con simios de 1 a 4 años de edad, se incluyeron juguetes típicos de varones (como camiones, autitos), juguetes típicos de niñas (como las muñecas) y juguetes de género neutro (libros, entre otros).
Mediante una medición del tiempo que ambos sexos pasaban con los distintos juguetes, se observó en los machos una preferencia por los considerados masculinos y en las hembras, por los considerados femeninos.
Con respecto a los neutros, ambos sexos utilizaron la misma cantidad de tiempo.
Dado que, obviamente, los animales no pueden ser influenciados por estímulos socioculturales, se infiere que la inclinación de uno y otro sexo hacia diferentes juguetes puede deberse a diferencias biológicas innatas.
Asimismo, no se descartan razones vinculadas con la evolución, esto es, con las actividades que realizaban en el mundo primitivo (la caza predominaba en el hombre, mientras que la mujer se dedicaba a las tareas relacionadas con lo que en ese tiempo podríamos denominar “hogar”).
Como vemos, todo está inscripto y puede inscribirse en nuestro cerebro.
Lo relevante es que, independientemente del origen de estas inscripciones, a comienzos del nuevo milenio contamos con herramientas de enorme potencial para estudiarlas con un enfoque científico y continuar perfeccionando esta obra maestra que comenzó la naturaleza mediante la implementación de un trabajo sistemático de neuroplasticidad autodirigida.
Darmowy fragment się skończył.