Czytaj książkę: «Una universidad humanista»
Una universidad humanista: lecturas para pensar, decidir y servir. Homenaje al maestro Luis Enrique Ruiz López / prologuista Hermano Álvaro Rodríguez Echeverría, Fsc.; compilador Milton Molano Camargo. -- Bogotá: Ediciones Unisalle, 2013. 462 p.; 16,5 × 23,5 cm ISBN 978-958-8572-99-4 1. Ruiz López, Luis Enrique - Homenaje 2. Humanismo - Educación superior 3. Filosofía de la educación superior 4. Ética I. Rodríguez Echeverría, Álvaro; pról. II. Molano Camargo, Milton, 1970, comp. III. Tít. 144 cd 21ed. A1423179 CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango |
ISBN: 978-958-8572-99-4
Primera edición: Bogotá D. C., septiembre de 2013
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Luis Enrique Ruiz López
Licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Colombia (1967). Especialista en Pedagogía (1997) y en Docencia Universitaria de la Universidad de El Bosque (1999). Profesor de las universidades Pedagógica y Tecnológica de Colombia entre 1969 y 1972. Debido a su traslado de Tunja (UPTC) a Bogotá a comienzos del segundo semestre de 1972 y a la acogida que le dio el hermano Martín Carlos Morales F., Fsc., quien tenía buenas referencias gracias a algunos de sus compañeros de la Universidad Nacional que colaboraban con él en la Facultad de Filosofía (cuyas dependencias estaban ubicadas en la sede Candelaria de la Universidad de La Salle) se vinculó como profesor en la Universidad de La Salle, donde ejerció la docencia durante 37 años, hasta el 2009.
En la Universidad de La Salle fue decano de la Facultad de Filosofía y Letras por más de doce años; gestor y asiduo integrante del equipo de animación de los Cursos de Pedagogía y Lasallismo (CPL), por cerca de veinticuatro años, y director del Centro de Investigaciones Lasallistas (CILA), desde 1985 hasta el 2009. También fue decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad del Rosario, entre 1979 y 1981. Trabajó en la Especialización en Psicología Educativa de la Universidad Católica de Colombia (2000-2009), y desde el 2009 se desempeña como asesor de investigaciones de la Universidad La Gran Colombia. Es autor de libros Universidad de La Salle. Modelo formativo (Ediciones Unisalle, 2001); Reflexiones sobre la universidad lasallista (Ediciones Unisalle, 2001), y de Filosofía de las ciencias, elementos para el estudio (Bogotá, UNAD, 2002). También ha sido coautor de los libros Transdiciplinariedad y formación Integral, textos para un debate necesario (Ediciones Unisalle, 2004); Pensamiento complejo (Cooperativa Editorial Magisterio, 1997); del Manual de iniciación pedagógica al pensamiento complejo (Unesco, 2003), y La metafísica zubiriana: introducción a la filosofía de Xavier Zubiri (El Búho, 2009).
Prólogo
Enhorabuena a la Universidad de La Salle de Bogotá por la publicación de este libro con temas lasallistas escrito por el doctor Luis Enrique Ruiz. Conocí a su autor precisamente en reuniones del Consejo Internacional de Estudios Lasallistas, del cual fue miembro por varios años, realizadas aquí en la Casa Generalicia. Se formó para dispensar este servicio ejerciendo su profesión de educador como vocación, en diversos centros educativos de Bogotá, y, especialmente, en nuestra Universidad de La Salle, durante 37 años de sus 49 de historia. Siendo profesor y decano de la Facultad de Filosofía y Letras, se dedicó a estudiar la persona y la doctrina de san Juan Bautista De la Salle con tanto amor y profundidad, que muy pronto se convirtió en una autoridad en el tema y en el ideólogo de la Universidad para la que redactó el Modelo Formativo Lasallista. Desde 1985 fue director del Centro de Investigaciones Lasallistas (CILA). Con un grupo de reflexión lasallista, desde una seria y responsable actitud científica y filosófica, resaltó en el pensamiento lasallista: la profundidad intelectual que encarna, la alta intuición de realismo como respuesta posible y necesaria a la realidad humana del momento presente, su arraigo trascendente y su apertura al diálogo con las ciencias y con el pensamiento académico actual.
Ha sido llamado a dictar conferencias sobre temas lasallistas en distintas instancias del Distrito Lasallista de Bogotá, y aun de la Región Latinoamericana Lasallista (Relal). Su pluma ha producido numerosos artículos para las revistas de la Universidad y diversos folletos o libros para uso interno. Para muestra, algunos títulos: La universidad con enfoque lasallista: elementos para un marco conceptual del Centro de Investigaciones Lasallistas (1987), Proyección y fecundidad del pensamiento lasallista (1991), El modelo formativo de la Universidad de La Salle (1991), Proyecto educativo universitario lasallista (1993), La reflexión pedagógica en la Universidad de La Salle: itinerario de una búsqueda (1989), Reflexiones sobre la universidad lasallista (2001), La investigación lasallista en la Universidad de La Salle (2003), El horizonte actual de los estudios lasallistas (2004).
El doctor Luis Enrique Ruiz es discípulo de san Juan Bautista De la Salle en cuanto testimonio de vida cristiana, convencido y comprometido; en cuanto educador por vocación; en cuanto afectivamente unido a la familia lasallista y a su misión; en cuanto ejemplo de laico lasallista que encarna la síntesis fe, cultura y academia; en cuanto a su sencillez de vida y espíritu de oración. Espero que la lectura de este libro contribuya a un mayor conocimiento, aprecio y práctica de la doctrina lasallista en el ámbito universitario.
Hermano Álvaro Rodríguez Echeverría, Fsc.
Fratelli delle Scuole Cristiane
Superiore Generale
Roma
Homenaje como memoria
Consideraré siempre la obra de mi salvación y el establecimiento y guía de nuestra Comunidad como la obra de Dios: por eso le dejaré a Él el cuidado de la misma y actuaré únicamente por sus órdenes. Lo consultaré mucho sobre todo lo que tenga que hacer tanto en una cosa como en otra. Y le diré a menudo estas palabras del profeta Habacuc: “Domine opus tuum” (Señor es tu obra).
San Juan Bautista De la Salle
Los homenajes suelen tener, algunas veces, en nuestro medio social, un cierto aire que se queda en la forma, en lo externo, en lo convencional, en lo que es políticamente correcto para demostrar gratitud. Y no es que eso esté mal, solo que estos actos de reconocimiento suelen pasar, se olvidan. Por eso, este homenaje que rinde la Universidad al doctor Luis Enrique Ruiz López tiene un carácter de memoria, en el sentido de conmemoración del itinerario intelectual de un pensador lasallista y su aporte a la construcción de los marcos filosóficos de la Universidad, y también en el sentido de anima mundi (Candau, 2002), de acción que interviene en el presente y da sentido a una tradición que se proyecta sobre el futuro.
En ese sentido, se trata de una memoria activa a través de escritos significativos producto de la labor académica del doctor Ruiz, y que tienen en el lasallismo su objeto principal de reflexión. Sin embargo, para que esta memoria opere debemos tener en cuenta la recomendación de Sócrates en el diálogo del Fedro, refiriéndose al mito de la escritura por parte del dios Teut: “Sócrates: Este es, mi querido Fedro, el inconveniente, así de la escritura como de la pintura; las producciones de este último arte parecen vivas, pero interrógalas, y verás que guardan un grave silencio. Lo mismo sucede con los discursos escritos: al oírlos o leerlos crees que piensan, pero pídeles alguna explicación sobre el objeto que contienen, y te responden siempre la misma cosa” (Platón).
Los escritos en sí mismos son mudos y por eso deben ser interrogados desde la vida de quien los lee, debe establecerse un diálogo, una búsqueda del sentido desde el lugar existencial de quien accede a estos. Así, la memoria se actualiza y más allá de un vago recuerdo que muere con el tiempo, se convierte en una semilla que se va renovando según los ciclos naturales que permiten la muerte para que la vida vuelva a surgir. Entonces, al hablar de este homenaje como memoria, se trata de darle un lugar a ese “discurso vivo y animado, que reside en el alma del que está en posesión de la ciencia”, según las palabras de Fedro.
Desde mis propias preguntas y diálogos, que pongo a consideración del lector, encuentro seis grandes elementos que atraviesan la obra escrita del doctor Ruiz: el primero es un permanente recurrir a la tradición y la historia como herramienta fundamental para encontrar sentido y continuidad a un carisma, a un proyecto. No existe en el ejercicio del doctor Ruiz, uno de los grandes pecados de algunos académicos actuales llamado el síndrome de Adán. Creer que con ellos todo es nuevo y que nada de lo que antes se hizo tiene valor ni sentido. Por lo general, quienes padecen de esta “enfermedad”, tienden a repetir errores y están convencidos de que todo tiempo pasado fue peor y no hay nada que retomar.
El doctor Ruiz entiende la historia en el sentido zubiriano de traditio, como acto de entrega de unas generaciones a otras que con “esos universos y prácticas configuran sobre todo, ‘maneras de estar en la realidad’, que inicialmente alimentan a las nuevas generaciones, luego estas las interiorizan autónomamente, disciernen y deciden si las perpetúan, las abandonan, las modifican parcialmente o las superan”.
Por esa razón es común encontrar en sus textos un valioso contexto histórico de los procesos y las dinámicas universitarias, de los protagonistas, de las tendencias y de las tensiones que se han vivido. De modo que este libro es un compendio que se convierte en referente obligado de consulta para comprender la configuración en la construcción de la identidad lasallista de la Universidad de La Salle.
Un segundo elemento es la capacidad que el doctor Ruiz tiene para establecer diálogos fecundos del lasallismo con perspectivas pedagógicas y filosóficas contemporáneas. Podría asegurar con certeza que el doctor Ruiz es uno de los pioneros en hacer investigación lasallista, más allá de la que los expertos en los archivos originales de los tiempos del fundador han hecho. Su trabajo ha consistido en retomar esos estudios y los documentos originales y ponerlos a dialogar para encontrar respuestas al mundo contemporáneo y, sobre todo, al mundo universitario.
Y lo hace con maestría, sin forzar ahistóricamente los escritos del fundador para que digan cosas fuera de su contexto, sin sacralizarlos tampoco y hacerlos inaccesibles. En su investigación lasallista hay una profunda hermenéutica que produce un nuevo conocimiento, que actualiza el mensaje lasallista y lo libera del peligro de la “fosilización”. Es todo un banquete para el espíritu la urdimbre que teje en los diálogos con el filósofo canadiense Bernard Lonergan y sus implicaciones para la formación universitaria.
Este ejercicio que hizo el doctor Ruiz necesita ser profundizado y consolidado por un equipo de trabajo que alimente interdisciplinariamente la reflexión y la producción. Más ahora que la II Asamblea Internacional de la Misión Lasallista, celebrada en Roma en mayo del 2013, ha planteado como un gran reto “la urgencia de renovar la Pedagogía Lasallista, a la luz de las corrientes pedagógicas actuales y del Evangelio, para crear nuestros propios criterios de excelencia que fortalezcan nuestra identidad y aseguren obras inclusivas que respondan a las necesidades educativas de todos, especialmente de los más vulnerables”.
En este sentido, está el tercer elemento, y es su labor constante por hacer pedagogía con enfoque lasallista. Es muy interesante ver distintas facetas, por ejemplo, el abordaje de las preocupaciones propias de la década de los ochenta en torno al estatuto epistemológico de la pedagogía y las discusiones de fondo con la tecnología educativa y el conductismo, siempre en defensa de lo esencial en torno a la dignidad de las personas y la necesaria construcción comunitaria del saber pedagógico. También la elaboración práctica de la pedagogía en torno a un núcleo ético iluminado por el estilo lasallista, tema que ocupa gran parte de sus escritos y que lo convirtió en conferencista infaltable en todos los escenarios donde se necesitaba un maestro que supiera de pedagogía lasallista. Otra faceta es la que se ve en la primera década del siglo XXI, posicionando la categoría de estilo educativo lasallista que se va a ver reflejada en la elaboración del Enfoque Formativo Lasallista en remplazo del Modelo Formativo Lasallista, referente pedagógico de la Universidad durante más de diez años.
Y en todos estos ejercicios hay un trabajo investigativo que le permite hacer pedagogía, no se para en lugares comunes, no es un repetidor de citas del fundador, sino que parte de la realidad, ilumina, aplica, revisa. El doctor Ruiz hizo academia desde el lasallismo, lo convirtió en objeto de indagación en el mundo de la educación superior. Es muy interesante ver los textos escritos con los estudiantes de la Maestría en Docencia, que son unos ejemplos maravillosos de lo que significa acompañar en el posgrado.
El cuarto elemento que atraviesa su itinerario es una permanente capacidad de innovación, es evidente la búsqueda de nuevas respuestas, la lectura atenta de los signos de los tiempos para plantear alternativas pertinentes y también impertinentes. En ese sentido hay que leer la fundación del Centro de Investigaciones Lasallistas (CILA), como centro de investigaciones universitario, que llegó a ser referente en Latinoamérica. También sus tertulias lasallistas que convocaron a tantos profesores y directivos y fueron espacios privilegiados de formación lasallista. Igualmente, por supuesto, y en buena dupla con el hermano Fabio Humberto Coronado Padilla, la invención del Laboratorio Lasallista para las Maestrías de la Universidad, como ejercicio investigativo, como espacio de producción de conocimiento que lleva ya cerca de cinco años de trabajo y del que valdría la pena sistematizar la experiencia.
El quinto elemento es su preocupación constante por la coherencia entre el horizonte institucional y el actuar de los miembros de la comunidad. “La cultura organizacional y el clima socioafectivo traducen una pedagogía de ambientes valorativos en la cual los valores se ‘sienten’, antes que se escuchan o se estudian”, afirma el doctor Ruiz, además lo hace con su vida, con su testimonio, con su talante. A este respecto, recomiendo de manera particular la lectura del último texto de este libro; se trata de un auténtico testamento intelectual del doctor Ruiz, una sabia transferencia del lasallismo a la vida administrativa, tiene el sugerente título de “El discreto encanto del poder”, y dice cosas como esta:
Una concepción moderna del ejercicio del poder implica por el contrario: la modernización de la gestión, la capacidad de asumir la crítica positiva, un pluralismo en la asesoría y fluidez en el uso de los medios y canales de comunicación dentro de la organización (ascendente, descendente, horizontal y transversal); una capacidad de previsión, de coordinación y estímulo, una delegación de funciones, un respeto por el trabajo de cada quien; canalización de la experiencia y el conocimiento de los subordinados, así como de otras organizaciones; creatividad, visión de complejidad, proyección a largo plazo, motivación de los colaboradores hacia un “proyecto sugestivo” de convivencia y realización personal y organizacional.
Por último —y recalco que es mi lectura la que plantea estos seis elementos— está la sabia lección de humildad que ha sido la vida del doctor Ruiz y que se deja ver en sus textos. Estos son claros, comprensibles, sin pretensiones de erudición vacía, sin incomprensibles vericuetos filosóficos. Su prosa es sencilla, suave, y, como la brisa, refresca, empapa, nutre. Para todos quienes trabajamos con él y aprendimos de él, la figura humilde del doctor Ruiz será el referente de un comportamiento ético construido en la sabiduría, en el buen vivir.
El libro ha sido organizado en seis partes, que muestran las diferentes facetas del doctor Ruiz como académico universitario. La primera se titula “Referentes conceptuales para el ser de la Universidad de La Salle”, y es una recopilación de documentos que son hitos para la comprensión de la configuración de la identidad lasallista de la Universidad. Tiene un gran valor porque recupera documentos que quedaron como separatas y corren el riesgo de perderse, y porque aporta una mirada cronológica que le permite al lector reconstruir el camino.
La segunda parte se titula “Pedagogía lasallista universitaria”, son textos inéditos que se publican después de muchos años de ser escritos y que al leerlos en el contexto de los actuales retos de la Misión Educativa Lasallista planteados por la II Asamblea Internacional, vuelven a adquirir actualidad.
La tercera parte, la “Investigación lasallista de la Universidad”, muestra los marcos de comprensión del doctor Ruiz respecto a lo que debería ser la investigación lasallista, y presenta evidencia de esa lógica en la propuesta de un proyecto. Después de los grandes cambios que ha sufrido la investigación en la Universidad, son buenos textos para leer en perspectiva histórica.
La cuarta parte, “El acompañamiento lasallista en acción”, muestra la faceta docente del doctor Ruiz como el respetado y amado profesor de posgrado que supo tocar el corazón de los adultos estudiantes de la Universidad con su sencillez y sabiduría. Son testimonios vivos del respeto por la palabra del otro y de la gran capacidad de construir textos “comunitarios”.
La quinta parte, titulada “La gestión con perspectiva lasallista”, es también un homenaje al CILA, Centro importante en la historia de la Universidad, que cumplió un papel protagónico en la definición de la identidad institucional.
La sexta parte, “Reflexiones y preocupaciones filosóficas”, despliega de manera más expresa el talante de filósofo práctico del doctor Ruiz, que siempre será recordado como uno de los mejores profesores de la Facultad de Filosofía y Humanidades y como uno de los decanos que la ayudó a consolidarse.
Ha querido el hermano Álvaro Rodríguez Echevevrría, superior general de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, honrar esta publicación al escribir su prólogo, reconociendo al doctor Ruiz como un asociado lasallista, digno hijo de san Juan Bautista De la Salle y reconocido pensador lasallista de talla internacional.
Al final, aparece el epílogo escrito por el profesor Fabio Orlando Neira Sánchez, del Departamento de Formación Lasallista, como testimonio de otro de sus discípulos que hace homenaje a quien tanto hizo por nuestra amada Universidad de La Salle.
Todos los textos del doctor Ruiz han sido respetados en su forma propia de hacer citas y notas de pie de página, lo que también muestra de manera anecdótica los trazos de un itinerario que se dejan ver en las formas de la escritura.
Para mí, ha sido un honor, un placer y un enorme aprendizaje haber sido el editor de este libro que no habría visto la luz sin el apoyo decidido del hermano Fabio Humberto Coronado Padilla, vicerrector académico, para quien va todo el reconocimiento y el mérito, y quien también merece un homenaje por ser corazón y memoria del lasallismo como pensamiento y como estilo de vida.
Indivisa manent (lo que está unido permanece).
Bogotá, 2013
Milton Molano Camargo
Bibliografía
Candau, J. 2002. Antropología de la memoria. Buenos Aires: Nueva Visión.
Platón. Fedro. Diálogos.