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O książce
En el inicio de los tiempos modernos, la nobleza catalana asumió prácticas de acumulación de la propiedad que reconfigurarían su propia representación genealógica. La intensa movilidad social que caracteriza a la nueva aristocracia, sus estrategias e intereses, inciden en este proceso de consolidación patrimonial, de la misma forma que lo hacen también los privilegios de exclusión que dividen a estas familias. Los orígenes sociales dispares de esta nobleza radicada en la ciudad, los acuerdos y fricciones entre núcleos de autoridad familiar y parientes desposeídos, el uso de las normas y la extinción de los linajes, permiten construir dos tipos de genealogía, una identificada con la acumulación y otra supeditada y hasta olvidada. La apariencia, el ritual, las redes de lealtad constituyen prácticas que juegan a favor de la primera, cautiva de la lucha por la propiedad.