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María Enriqueta Camarillo
Selección y nota introductoria de
Valeria List
Universidad Nacional Autónoma de México
México, 2020
ÍNDICE
NOTA INTRODUCTORIA. LA IDENTIDAD TRISTE
Valeria List
DÁDIVAS
MÁRMOL Y CARNE
FLOR DE AGUA...
¡VEN A MÍ! (PENSAMIENO DE GORKI)
DICHA FUGITIVA
MI JARDÍN
BRUJAS (DE RODENBACH)
TRISTE AMOR Y MAR GRIS
LLANTO DE OTOÑO...
SOLEDAD...
LEJOS
SAD SONG
Dos ESTACIONES
SUPERSTICIÓN
NO HALLARÁ PAZ QUIEN BUSQUE DICHA TERRENA
VIAJERO SOLITARIO
EL AFILADOR
HOJAS
¡ONDA PÉRFIDA!
SEMBLANZAS
AVISO LEGAL
Nota introductoria
La identidad triste
Vida y Dolor son sinónimos. María Enriqueta Camarillo
Los poemas de María Enriqueta Camarillo y Roa (Coatepec, Veracruz, 1872-1968) son trágicos y solemnes. No hay uno que termine en satisfacción: incluso los que inician planteando un argumento que no parece fatal, se encauzan hacia la pérdida, la soledad, la imposibilidad de ser feliz. Hablan sobre el amor a la pareja que se ha perdido, y los más narrativos lamentan la imposibilidad de consumar el amor.
Es posible que una lectora contemporánea encuentre estos poemas anticuados, incluso para su época: finales del siglo xix y principios del xx, cúspide de los movimientos simbolistas y nacimiento de las vanguardias artísticas en Europa, pero también en Latinoamérica. La poesía de María Enriqueta (como le gustaba firmar sus poemas) mantiene un estilo cercano al Modernismo, y una gama de temas y descripciones propios de lo romántico.
Pero una lectura más atenta, amorosa y crítica, revelará detalles que permiten abrir el corazón de la poeta y la identidad particular de su obra. La calidez se extiende hasta su retrato (fotográfico o ilustrado: la poeta dibujaba y se hizo algunos autorretratos). Cuando la conoció, Ramón López Velarde mencionó que su sinceridad era visible, y ésta es notable también en sus textos, que componen una prolífica obra de poesía, narrativa, ensayo y traducción.
La identidad triste de los poemas de María Enriqueta probablemente tenga más que ver con su personalidad, su sensibilidad y la manera que tenía de percibir el mundo, que con sucesos trágicos ocurridos en su vida. La vida de la poeta fue, en varios aspectos, afortunada y, sin duda, privilegiada. María Enriqueta nació en una familia conservadora con poder e injerencia en la política, circunstancia que le permitió viajar, vivir en otros países y hacer relaciones en España, donde publicó la mayoría de sus obras con grandes elogios de la crítica (los cuales fueron replicados en México).
Sin embargo, el lugar que la poeta tuvo en la sociedad también fungió en ocasiones como un yugo, pues hubo momentos en los que ejerció su arte con dificultades. Cuando se graduó de la carrera de Piano, por ejemplo, inicialmente su padre le prohibió dar clases. Su circunstancia también la inclinó, como le pasó a muchas otras mujeres en la historia de la escritura, a publicar sus primeros poemas bajo un seudónimo masculino, pues la autora no sabía qué tipo de recepción tendrían y si ésta podría ser deshonrosa para su familia.
La vida y la escritura de María Enriqueta fueron marcadas no sólo por su entorno social y su época, sino por su género. Si las producciones vanguardistas de hombres eran escandalosas para la crítica artística y la sociedad extendida, una mujer mexicana de provincia en el siglo xix difícilmente pudo haber acudido a una estética subversiva. En todo caso, es posible que los intereses de la poeta coincidieran con el camino creativo que decidió seguir como escritora.
La poesía de Camarillo encuentra distintos cauces a través de los cuales verter su personalidad. La tristeza por lo ausente confluye en toda la obra corno un visor a través del cual mira el mundo, mientras que los motivos acercan sus poemas a los bordes de la modernidad poética. El viaje y la vida en distintas ciudades de México y en países de América y Europa se presentan en los poemas de María Enriqueta como un testimonio temprano al lado de poetas como Rubén Darío o José Juan Tablada. María Enriqueta firmó sus poemas en distintas ciudades y esos lugares fueron sus temas, pero nunca se dejó deslumbrar ni apabullar por lo externo.
Mientras que una parte de los poemas muestran ciudades como Washington, París o Brujas, otros están situados en escenarios bucólicos, pequeños pueblos donde todos se conocen y la vida pasa lentamente. Con su habilidad narrativa escribió largos poemas protagonizados por mujeres campesinas, gitanas y ancianas. Quizá su sensibilidad femenina le facilitara ver personas y circunstancias que la sociedad invisibiliza, y retratar la pesadumbre con belleza. Esa mirada puesta en lo marginal se explaya también en la descripción minuciosa y la visión detallista de la naturaleza. La humildad por la cual ella misma abogó como poeta está impresa en su interés por lo ínfimo y lo cotidiano. La escritura de María Enriqueta es valiente por esta búsqueda y por nunca abandonar el sentimiento puro y auténtico que enmarcó su obra: una tristeza melancólica por la soledad y la pérdida.
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