La sal y el Estado colombiano

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La sal y el Estado colombiano
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LA SAL Y EL ESTADO COLOMBIANO

LA SAL Y EL ESTADO COLOMBIANO

Sociedad local y monopolio regional en Boyacá (1821-1900)

Joshua M. Rosenthal

Traducido por

Mariana Serrano Zalamea




Reservados todos los derechos

© Pontificia Universidad Javeriana

© Joshua M. Rosenthal

Este libro fue el ganador de la convocatoria Becas para traducir y publicar obras escritas en lenguas diferentes al español sobre temas colombianos de la segunda fase de la Convocatoria de Estímulos 2019 del Ministerio de Cultura.

Título original: Salt and the Colombian State: Local Society and Regional Monopoly in Boyacá, 1821-1900

Pittsburgh: University of Pittsburgh Press, 2012



Primera edición en español:

Bogotá, D. C., febrero de 2020

ISBN (impreso): 978-958-781-450-7

ISBN (digital): 978-958-781-451-4

DOI: https://doi.org/10.11144/

Javeriana.9789587814514

Hecho en Colombia

Made in Colombia


Editorial Pontificia Universidad Javeriana

Carrera 7.a n.° 37-25, oficina 13-01

Teléfono: 320 83 20 ext. 4205

www.javeriana.edu.co/editorial

editorialpuj@javeriana.edu.co

Bogotá, D. C.


Traducción:

Mariana Serrano Zalamea

Corrección de estilo:

Álvaro David Urrea Ramírez

Diagramación y cubierta:

Carmen Villegas

Imagen de cubierta:

Cocuy: Mapa del Cantón. Archivo General

de la Nación, Mapas y Planos, Mapoteca n.o 4, ref. 94 A

Conversión ePub:

Lápiz Blanco S.A.S.



Pontificia Universidad Javeriana, vigilada Mineducación. Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964. Reconocimiento de personería jurídica: Resolución 73 del 12 de diciembre de 1933 del Ministerio de Gobierno.


Pontificia Universidad Javeriana. Biblioteca Alfonso Borrero Cabal, S. J.

Catalogación en la publicación


Rosenthal, Joshua M., autor

La sal y el Estado colombiano : sociedad local y monopolio regional en Boyacá (1821-1900) / Joshua M. Rosenthal ; traducción, Mariana Serrano Zalamea ; prólogo, Renzo Ramírez Bacca. -- Primera edición. -- Bogotá : Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2020.


232 páginas : ilustraciones, mapas y tablas ; 24 cm

Incluye referencias bibliográficas.

ISBN : 978-958-781-450-7

Título original: Salt and the Colombian State: Local Society and Regional Monopoly in Boyacá , 1821-1900


1. Salinas - Historia - Boyacá (Colombia) –Siglo XIX 2. Industria de la sal - Historia - Boyacá (Colombia) - Siglo XIX 3. Monopolios - Política gubernamental - Historia - Colombia - Siglo XIX 4. Colombia - Historiografía - Siglo XIX I. Serrano Zalamea, Mariana, traductora II. Ramírez Bacca, Renzo, prologuista III. Pontificia Universidad Javeriana


CDD 338.27632 edición 23


inp 11/02/2020


Prohibida la reproducción total o parcial de este material, sin autorización por escrito de la Pontificia Universidad Javeriana. Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no comprometen a la Pontificia Universidad Javeriana.

Contenido

Figuras

Tablas

Agradecimientos

Nota sobre las fuentes

Prólogo

Renzo Ramírez Bacca

La sal y el Estado colombiano

Un monopolio de la sal

El Estado

Boyacá y Colombia

Cambio y comunidad en La Salina

Una institución local

El declive económico de La Salina

La comunidad después de 1836

La producción de sal para el Ministerio

Introducción

Cocinando sal

Loza, leña, tierra y mano de obra

Conclusión

Los monopolios del Ministerio y del mercado

Introducción

Un “monopolio” local

Contrabando

Conclusión

La Salina y la historia de Colombia hasta 1857

Introducción

La República temprana y la Guerra de los Supremos

La Salina a mediados de siglo

Conclusión

La Salina, Boyacá y Colombia después de 1857

La Salina y el federalismo

La rebelión en Boyacá, 1871

Sal, liberalismo y desarrollo

La guerra de los Mil Días: La Salina se pierde de vista

El significado de La Salina en el siglo XIX

Referencias

Archivos y colecciones

Periódicos

Memorias

Otras fuentes primarias publicadas

Fuentes secundarias

FIGURAS

FIGURA 1. Salina de Chita, 1806

FIGURA 2. La cordillera Oriental hasta 1856

FIGURA 3. Cocuy: Mapa del cantón, 1825

FIGURA 4. Instrucciones para ensamblar un sartén comprado en Liverpool en 1881

FIGURA 5. “Planes para el Puente Zapo, 1865”

FIGURA 6. “Planes para el Puente Zapo, 1880”

FIGURA 7. “Antiguo Virreinato de la Nueva Granada, hoy Estados Unidos de Colombia y República del Ecuador”

Tablas

TABLA 1. Población en departamentos seleccionados y en Colombia, 1810-1905

TABLA 2. Contribuciones especiales de 1823

TABLA 3. Profesiones por cantón en Boyacá en 1845

 

TABLA 4. Estimaciones demográficas de La Salina

TABLA 5. Los aportes de 1823 y la población en 1835

TABLA 6. Ganado en La Salina y en pueblos comparables, un cantón de El Cocuy, 1859

TABLA 7. Recaudación de impuestos en La Salina

TABLA 8. Promedio de envíos y ventas mensuales de sal producida en La Salina (en kilogramos)

TABLA 9. Sal vendida antes y después de la introducción de la producción abierta (en kilogramos)

TABLA 10. Precios y tamaños de las cerámicas en Múneque y en Agua Blanca

TABLA 11. Rentas nacionales, 1827-1851 (en pesos)

TABLA 12. Rentas nacionales, 1851-1909 (en pesos)

TABLA 13. Producción media y beneficios en diferentes salinas del Ministerio, 1855-1897

TABLA 14. Compras de sal en La Salina, mayo de 1843

TABLA 15. Solicitudes de compra de sal, julio 4 de 1874(en kilogramos)

TABLA 16. Tamaños de las solicitudes de compra, 1843 y 1874

TABLA 17. Pedidos y ventas en La Salina, julio y agosto de 1874 (en kilogramos)

TABLA 18. Rentas nacionales, 1905-1909 (en pesos)

Agradecimientos

Con sentimientos de gratitud presento la edición en español de este estudio sobre la historia de La Salina de Chita. Al preparar el manuscrito para la traducción, solo realicé algunas revisiones menores a la edición en inglés, que fue publicada en 2012. La mayoría de estos cambios supuso la corrección de los errores encontrados en el original. En unos cuantos apartados, estas modificaciones se hicieron como respuesta a provechosas críticas hechas en las reseñas publicadas. Expreso mi gratitud a aquellos que se tomaron el tiempo de leer el trabajo y de ofrecer comentarios sesudos. Desafortunadamente, no logré hacerles seguimiento o responder adecuadamente a esas útiles sugerencias. También suprimí varios pasajes que contenían descripciones elementales sobre la historia de Colombia que eran necesarias para los lectores anglófonos.

Cuando asumí este proyecto tuve enormes deudas. Desde la investigación de archivo inicial que comenzó en 1994, hasta la disertación doctoral finalizada en 2001 –que luego derivó en el libro publicado en 2012– recibí la ayuda y el apoyo de muchas personas. Espero haber agradecido a todos los académicos, colegas, amigos, bibliotecarios y archivistas de Colombia y Estados Unidos que me brindaron su apoyo generoso y su asesoría durante este proceso. Para evitar la reiteración, y con el temor de omitir tantos e importantes nombres de aquellos que colaboraron conmigo durante los últimos años, no mencionaré a los cientos de personas sin las cuales no habría podido escribir este trabajo. Ellos saben quiénes son y espero que entiendan cuán agradecido estoy por su apoyo y contribución. Muchos de los aspectos rescatables de este trabajo reflejan su apoyo y sugerencias. Por mi parte, asumo la responsabilidad de todos los errores presentes en este libro.

Algunas instituciones fueron importantes por el apoyo que le proporcionaron a este proyecto: la Western Connecticut State University, especialmente el Departamento de Historia; el Comité de la Gran Colombia del Seminario sobre Historia Latinoamericana (CLAH, por sus siglas en inglés); la sección de Colombia de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA, por sus siglas en inglés); el Centro de Estudios Latinoamericanos David Rockefeller de la Universidad de Harvard; la Asociación de Colombianistas; el Archivo General de la Nación; la Biblioteca Luis Ángel Arango; y la Biblioteca Nacional. También quiero agradecerles a Edwin López Rivera y a Salomón Kalmanovitz, quienes me invitaron a formar parte de un proyecto de historia fiscal durante el federalismo que me permitió revisar de nuevo la historia boyacense y sus fuentes. Igualmente, quiero extender mis agradecimientos a todas las personas vinculadas al programa de Historia de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC). Esta universidad fue un lugar de acogida intelectual mientras llevaba a cabo mi investigación inicial y ha sido muy placentero renovar mi vínculo con su programa. Estoy en deuda con Javier Guerrero Barón, Isidro Vanegas y muchos otros que hicieron posible esta edición.

Finalmente, quiero agradecer el apoyo inquebrantable de Samara, Zeke y Amber.

Este libro fue posible gracias a la Beca para traducir y publicar obras escritas en lenguas diferentes al español sobre temas colombianos de la segunda fase de la Convocatoria de Estímulos 2019 del Ministerio de Cultura y al equipo de la Editorial Pontificia Universidad Javeriana.

Nota sobre las fuentes

En el proceso de escritura de este trabajo usé las citaciones y las referencias bibliográficas que cumplen con los estándares de la academia y las practicas historiográficas de los materiales colombianos más importantes, pero los lectores cuidadosos podrían encontrar algunos pasajes en los que puedo quedarme corto en esta empresa. Las citaciones de los documentos del Archivo General de la Nación de Colombia (AGN) incluyen el número de folio sin información adicional. Con frecuencia, estos legajos contienen varias páginas para cada número, lo que vuelve impreciso tal sistema. Aquellos que utilicen esas notas como una guía deberán encontrar el número preciso del folio y trabajar sobre las páginas que le siguen. Adicionalmente, las citaciones reflejan la catalogación usada a mediados de los años noventa. En la medida en que los Fondos de Gobernaciones y las Gobernaciones varias han sido traspasados al sistema de microfilms, sería necesario consultar el índice para determinar la ubicación de los volúmenes provinciales en el fondo más amplio. Creería que las guías antiguas aún están disponibles en el AGN. Finalmente, a menudo fue difícil, e incluso imposible, discernir la autoría cuando se trató la correspondencia de La Salina, objeto de mi investigación, pues mucha de esta fue copiada y reenviada. Esto derivó en que mi reconstrucción de los hechos está referida a correos oficiales, más que a individuos particulares. Confío en que esta falla no haya generado inexactitudes históricas, pero es necesario reconocerla y esperar que los lectores la excusen.

Prólogo

La sal es un producto de uso ancestral en el altiplano cundiboyacense, es la base de la dieta alimenticia de sus pobladores y es un elemento importante de intercambio comercial. No por otra razón, la problemática sobre su explotación y monopolio es recurrente para el análisis histórico regional, en particular cuando este producto es visto como un factor económico que le interesa al Estado republicano colombiano, en su intención de controlar su comercio; de hecho, esta es una práctica heredada del Virreinato de la Nueva Granada.

Esa intencionalidad monopolista estatal, que representó el 10 % de los ingresos federales durante el siglo XIX y, por ende, contribuyó a la construcción del naciente fisco republicano, es el objeto de interés de Joshua M. Rosenthal en el presente libro1. Este autor enfoca su investigación en La Salina de Chita, ubicada en el otrora Cantón de El Cocuy y actualmente en la provincia de Casanare. El “pueblo de la sal” –como lo conocieron los primeros avanzados ibéricos, y que luego se convirtió en la encomienda de Chita– era una localidad con una población cercana a los 1000 habitantes. Esta salina es abordada por el autor desde los referentes hispánicos iniciales, pero en función de ver cómo su producción constituyó un ingreso importante para el fisco nacional y cómo se administró, además de otros recursos complementarios de la época, como la cerámica, la madera, la tierra y la mano de obra.

La perspectiva institucional –caracterizada por un Estado débil– en torno al control de la fabricación de la sal y la respuesta de ese entorno local y sus resultados son considerados por Rosenthal a partir de la política fiscal propiamente dicha y de su implementación. Además, este autor considera las respuestas regionales y locales frente a dicho control y el contexto de la política nacional en el que interactúan ministros, empleados, empresarios, contratistas, habitantes locales, comunidades y trabajadores migrantes.

Rosenthal analiza esa intervención del naciente Estado republicano en el ámbito local en el que, de hecho, la explotación de sal fue su atractivo principal. Sin embargo, esta intervención no siempre fue exitosa, por el contrario, el acercamiento y la relación entre los agentes estatales y las prácticas locales fue frustrante. En especial, por un interés que buscaba gestar un verdadero proceso industrial que llevara la modernidad económica a La Salina.

Hay que destacar que, después de los ingresos por los conceptos de aduana y tabaco, las salinas fueron el tercer renglón de rentas del Estado, por lo menos hasta mediados del siglo XIX. Una vez estuvo en condiciones de monopolio estatal, la sal ocupó el segundo renglón, después de los ingresos por aduanas, durante la segunda mitad del siglo XIX. Esto sin desconocer la discusión en torno al papel monopolista del Estado y el potencial de los conflictos entre los estados federados, que por esta época se dirimían. Este papel siempre fue discutido por los intentos de regulación del mercado y las consideraciones críticas del entorno local, que terminaron en una dicotomía extrema entre los que estaban a favor de la administración y los que no, considerados inmorales o criminales. En palabras de Rosenthal, “el discurso de la primacía del Estado fue en sí mismo un intento fallido de construcción del Estado”, que en la práctica se usaba para la compra del producto y para aumentar su precio oficial en el mercado regional.

Hay que señalar que La Salina ocupaba el tercer renglón regional en ventas de sal, después de Zipaquirá y Nemocón. El producto de esta localidad era de los más requeridos y, en consecuencia, también lo eran su fabricación y venta ilegal. No por otra razón, en este libro se ofrece el estudio de un contexto en el que converge la ya mencionada monopolización en la producción y el comercio del Estado, la especulación inflacionaria de los comerciantes, y el contrabando con un producto a menor precio, contra los cuales el Estado se muestra ineficiente.

Rosenthal ubica a La Salina en el contexto de la historia política colombiana, partiendo de la Gran Colombia, la República Temprana y la Guerra de los Supremos, o Guerra de los Conventos (1839-1841), en la que estuvieron involucrados boyacenses y casanareños, y, por ende, los pobladores de La Salina. Esa guerra implicó actualizar los planes de la administración directa, en un escenario en el que los contratistas de sal fueron figuras y políticos notables, según los cambios políticos y las rebeliones de mediados y de la segunda mitad del siglo XIX.

La importancia fiscal y el monopolio de la sal, desde el nivel central, aclara el porqué de las contradicciones bipartidistas, los cambios político-administrativos, las revueltas regionales, el liberalismo radical, la Regeneración y la Guerra de los Mil días (1898-1902), eventos que se van a ver reflejados en el ámbito local. Este libro es un esfuerzo de su autor por colocar el ámbito local en el contexto de lo nacional, pero, en especial, en los grandes hitos de la historiografía decimonónica colombiana. Recordemos que en los albores del siglo XX el papel del Estado, a través del Ministerio de Finanzas, comienza a decaer y su importancia se opaca. Las redes de influencia y contratación encuentran nuevos canales y, por ende, su acervo documental decrece, a la luz crítica del historiador.

 

Rosenthal finaliza su monografía resaltando la innegable importancia de La Salina de Chita en la historia nacional y regional, a partir del papel liderado por el Estado y su intencionalidad monopolista evidenciada a lo largo del siglo XIX. Lo anterior, a modo de síntesis y conclusión. Es evidente que la decadencia de la sal estaría relacionada con otros fenómenos de modernización y tecnologización provenientes de EE. UU. o Europa, lo cual transformaría el mercado, al tiempo que su sobrevivencia se daría en el vaivén de la adaptación de los modos de su producción y comercialización.

El autor se apoya en un buen y valioso acervo documental primario proveniente del Archivo General de la Nación, además de reportes y memorias oficiales del Ministerio de Hacienda y Fomento, relatos de viajeros y periódicos, y de investigaciones previas, como las de Anuar Hernán Peña Díaz, Martín Javier Plazas Pérez y José de Jesús Fuentes Cómbita, entre otros autores y fuentes secundarias clásicas que le permiten reconstruir el contexto histórico nacional.

RENZO RAMÍREZ BACCA

Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín


Figura 1. Salina de Chita, 1806

Fuente: Ignacio Caicedo. AGN, Mapas y Planos, Mapoteca n.o 4, ref. 130 A.

Notas

1 La versión en inglés se titula Salt and the Colombian State: Local Society and Regional Monopoly in Boyaca, 1821-1900 y fue publicada por la University of Pittsburgh Press en 2012.

La sal y el Estado colombiano

En 1806, cuando Ignacio Caicedo dibujó un boceto de La Salina de Chita, ubicada en el occidente de Colombia, no se preocupó por representar a este pueblo, pues eso no era de su interés. En su calidad de administrador que supervisaba la venta de sal, controlada por el monopolio real, a Caicedo le preocupaba, sobre todo, documentar la producción de la sal, más que describir cualquier otro aspecto relacionado con la vida local. Actualmente conservado en la Mapoteca del Archivo General de la Nación (AGN), su boceto refleja algo de la topografía del valle circundante, que antes había sido cortado por las aguas torrenciales del río Casanare al crear un paisaje que iba desde las tierras altas de Boyacá hasta las llanuras del Casanare. Caicedo ubicó a la iglesia en ruinas y otros edificios en el trasfondo, y resaltó los elementos relacionados con la producción de la sal en el centro. Aquí y allá, dibujó a las mulas a veces cargadas y jaladas por los muleros, o pastando con libertad. Había pilas de maderos más altas que una persona, y hombres cortando y cargando madera. Bajo el refugio de un cobertizo abierto, una figura se inclinaba hacia un horno en donde la salmuera se cocinaba lentamente en las tortas de sal características de la región. En otro punto, la gente se agachaba sobre un pozo alimentado por una vertiente, siendo esta la razón inicial por la que los primeros pobladores se establecieron en este lugar aislado. Algunas vertientes similares salpican el altiplano cundiboyacense que se extiende al nordeste de Bogotá. Muchas de ellas fueron usadas para producir sal antes de que los españoles llegaran a América, pero pocas eran tan naturalmente ricas como La Salina de Chita o aquellas cercanas a la vereda de Córdoba. Para Caicedo y sus sucesores republicanos, esta abundancia natural era al mismo tiempo estimulante y frustrante. Cuando Caicedo observó la producción de sal en La Salina, imaginó más lo que debería ser que lo que era en realidad.1

Alexander von Humboldt había visitado las grandes salinas de Zipaquirá en 1801 y luego publicó una descripción de los trabajos, complementada con recomendaciones para realizar mejoras. Esto generó un esfuerzo concertado para aumentar la eficiencia y la rentabilidad de la producción de sal en la Nueva Granada. El informe de Caicedo dirigido al virrey tenía un tono similar. En él, Caicedo elaboró varias propuestas para mejorar los trabajos, pero la más ambiciosa era aquella dibujada con líneas punteadas: un muro más alto que una persona y lo suficientemente ancho como para caminar sobre él sería construido en las orillas del río Casanare. La adición propuesta protegería a las vertientes de la creciente del río durante los cuatro meses de la estación lluviosa, cuando el Casanare desbordado arrasa con los brotes de la estación seca, lo que dificultaba o incluso hacía imposible la producción de sal. Un muro resolvería este problema y permitiría la continuidad de su producción a lo largo del año, lo que generaría más ingresos para el tesoro real. De esta manera, Caicedo proponía que el Estado incrementara su presencia material en este lugar apartado.

En las décadas siguientes, los sucesores de Caicedo en el Ministerio de Hacienda republicano hicieron propuestas similares hasta que, algunos años más tarde, su visión a futuro se cumplió. En 1836, el Ministerio supervisó la construcción de un muro como el que Caicedo había proyectado. Inclusive, el Ministerio costeó las mejoras en las carreteras locales, la construcción de un almacén y nuevos hornos para cocinar la sal. La meta era crear una industria rentable que funcionara todo el año. En 1837, un funcionario entusiasta escribió que “en la parroquia de La Salina de Chita del Canton del Cocuy hay una mina de Sal de la propiedad del Estado la que sin duda alguna vale un millón de pesos”.2 En sentido estricto, su cálculo era correcto. En esa época, La Salina enviaba más de un millón de pesos al Ministerio, pero tomaba mucho más tiempo del que cualquiera hubiera previsto. Además, los funcionarios del Ministerio estimaban que una suma que excedía con creces el millón de pesos había sido usada para financiar la producción de sal o para sostener las tareas administrativas relacionadas con esta.

A pesar de estas frustraciones, los administradores crearon una burocracia en La Salina que amplió la intervención del Estado en la industria de la sal, organizó la compra de tierras y supervisó otros proyectos de construcción. El involucramiento del Ministerio en la industria insertó al pueblo de La Salina en los ritmos variados de la economía nacional y de la historia política a lo largo del siglo. Un informe emitido después de la guerra de los Mil Días (1899-1902) que describía al pueblo en 1904 subrayaba que las únicas cosas que aún permanecían allí eran aquellas que eran muy difíciles de destruir o las que no valían nada.3 La visión de Caicedo había sido hecha realidad, y luego destruida.