La osteopatía craneal

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La osteopatía craneal
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FISIOTERAPIA Y TERAPIAS MANUALES

LA OSTEOPATÍA

CRANEAL

Léopold Busquet

3a edición

Traducción: María Dolores Martínez Segura


Revisión y adaptación: José Miguel Tricás Moreno

   Maria Orosia Lucha López

Director de colección: Antoni Cabot Hernández


Diseño de cubierta: David Carretero

© 2016, Léopold Busquet

Editorial Paidotribo

www.paidotribo.com

E-mail: paidotribo@paidotribo.com


2ª reimpresión de la 3ª edición

ISBN: 978-84-8019-394-8

ISBN EPUB: 978-84-9910-122-4

BIC: MXH


Fotocomposición: Editor Service, S.L.


Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

LISTADO DE ABREVIATURAS Y TÉRMINOS DE LAS TÉCNICAS

ABREVIATURAS

ATM = Articulación temporomandibular

CEM = Condiloescamosa mastoidea (sutura)

FL. LAT. ROT. = Flexión lateral rotación

GEP = Ganglio esfenopalatino

LCR = Líquido céfalorraquídeo

RA = Rotación anterior

RP = Rotación posterior

SEB = Sínfisis esfenobasilar

EE = Esfenoescamosa (sutura)

TM = Temporomandibular


TÉRMINOS DE LAS TÉCNICAS

Strain = Tensión (considerando una tensión deslizada)

V = Posición de los dedos contiguos realizando una V

Spread = Extendido

Vspread = V extendido (movimiento de ola entre la comisura de dos dedos contiguos)

Lift = Elevado

Lancement = Lanzada

Pere Tom = Padre Tom

Pied-de-chat = “Pie de gato”

Platy-basia = Planta baja

Cant-hook = Enganche del bisel

Etalemant = Escalonamiento

NOTA A LA EDICIÓN ESPAÑOLA

Es un placer poder participar en la traducción del libro de Léopold Busquet, fisioterapeuta osteópata, sobre la terapia craneal, campo en el que ha estudiado con profundidad. El resultado es toda la información que nos ofrece en las páginas siguientes de una manera sabia, sintética, didáctica y con gran cantidad de gráficos. Por otra parte, abordar una traducción sobre un campo novedoso en español supone el reto de la falta de referencias bibliográficas y el acuñamiento de nuevos términos, cuestión que abordamos seguidamente.

José Miguel Tricás Moreno

PRÓLOGO

Este libro es el fruto de un largo trabajo de estudio, investigación y práctica.

Conforme este proyecto iba tomando forma, más conciencia tenía del papel que desempeñaban aquellos que me han iniciado en la osteopatía craneal.

Citaré en primer lugar a mi amigo Bernard Barillon.

Alumno y amigo de Magoun, él me ha transmitido toda la pasión y el respeto por sus maestros Sutherland y Magoun.

Igualmente me ha animado a saber más y a mejorar mi práctica.

Aunque no busque hacer una lista cronológica, el Dr. Anthony Chila me ha marcado profundamente por su generosidad y la calidad de sus valores humanos íntimamente unidos a su arte.

He tenido la suerte de trabajar con él en la Facultad de Atenas (Ohio). El rigor y el entusiasmo son dos de las claves de su éxito.

El doctor Upledger, a quien conocí durante mis estudios en Miami, desarrolla la intuición y el sexto sentido. El pensamiento es una fuerza mental que puede ser emitida, dirigida y percibida.

El osteópata no debe limitar esta dimensión energética.

Al doctor Viola Frymann, de la facultad de Pomona (California), le conocí en una reunión de nuestra academia de osteopatía craneal. A pesar de la brevedad del encuentro, con su contacto he confirmado que la osteopatía es un camino de sabiduría.

INTRODUCCIÓN

El azar no ha tenido ningún papel en la osteopatía craneal. Los resultados registrados a partir de las observaciones y, más tarde del desarrollo de las hipótesis de W.G. Sutherland nos permiten por sí mismos considerar que esta aproximación terapéutica debe formar parte del bagaje técnico de la osteopatía.

Sin embargo, el escepticismo de los que no desean, o no pueden, practicar esta medicina nos ha llevado a confirmar científicamente una teoría elaborada hace casi un siglo.


Foto 1


Proponemos, por lo tanto, de manera preliminar en esta obra, intentar responder a algunas cuestiones fundamentales que conciernen a la realidad de los fenómenos que rigen la movilidad relativa de los huesos del cráneo entre sí, al igual que su amplitud y sus correlaciones con otras actividades y funciones rítmicas humanas.

En este estudio nos referiremos a los trabajos de Viola Frymann, puntualizando que nuestro grupo de investigación prepara una experimentación por proceso óptico de tipo interferométrico. Con la ayuda de láseres conectados a un ordenador, pensamos obtener una imagen holográfica tridimensional, que afinando mucho (precisión del orden del micrón) los resultados obtenidos anteriormente nos dará la posibilidad de abordar analítica e instantáneamente este movimiento, relacionándolo con otros ritmos del organismo.


ESTUDIO EXPERIMENTAL DE LA MOVILIDAD DEL CRÁNEO


OBSERVACIÓN


Con la ablación de la caja craneal en un paciente vivo, podemos observar varias clases de movilidades:


– una movilidad sincrónica con las pulsaciones cardiacas,

– una movilidad asociada a los cambios de presión unidos a la inspiración y a la espiración pulmonar,

– dos clases de ondas rítmicas independientes de las dos precedentes.


Por otra parte, las posibilidades discriminatorias de la palpación humana permiten a los osteópatas:


– describir un movimiento en la cavidad craneal, que es asimilable a un modelo mecánico de repleción-depleción de una estructura semirrígida,

– distinguirla de otros movimientos cíclicos palpables en este nivel.


Se pueden realizar varias anotaciones sobre las observaciones realizadas en las palpaciones.

El sentido del tacto, al igual que el del oído y la vista, cuando se contrastan con movimientos cíclicos o vibratorios, se somete a ilusiones en la percepción.

En efecto, el estímulo sensitivo se representa por la suma de dos presiones rítmicas de frecuencias diferentes, la percepción efectiva, función no lineal de la presión total, registrará oscilaciones ficticias cuyas frecuencias serán la suma y la diferencia de las presentes.

Por lo tanto, es posible registrar táctilmente dos ritmos, en los que uno será la diferencia y el otro la suma de dos frecuencias. Concluyendo, los movimientos rítmicos inducidos por la extremidad de los dedos del observador interferirán con los del cráneo del paciente, de tal manera que la sensación final podría ser solamente una frecuencia de batida que da una ilusión de movimiento propio.

Se ha previsto un estudio instrumental para eliminar este argumento.


EXPERIMENTACIÓN INSTRUMENTAL


Ha sido estructurada por etapas sucesivas que han determinado:


– que el movimiento craneal existía,

– que poseía una amplitud y un ritmo propios característicos,

– que se le podía comparar con otros movimientos cíclicos del organismo.


Al principio se presentaron problemas técnicos. Se trataba de buscar unos aparatos que permitieran el registro de las amplitudes ínfimas y que evitaran o limitaran las interferencias de movimientos indeseables, como, por ejemplo, los movimientos de la cabeza producidos por las modificaciones torácicas durante las fases de inspiración y espiración, los movimientos involuntarios por la fatiga o por las variaciones de tono de los músculos de la nuca, concluyendo con las pulsaciones arteriales que se presentan en los tejidos del epicráneo.

Se decidió emplear para la detección transformadores diferenciales montados a la vez en serie y en oposición, para anular las informaciones sin investigar y duplicar las demás.

Las sondas de detección se fijaron por medio de un sistema de ajuste progresivo, lo que entrañó, después de algún tiempo de contacto, un vaciado de la señal de los tejidos del epicráneo y la eliminación de las pulsaciones locales inherentes a las variaciones de presión arterial.

Los transformadores fueron de nuevo unidos a uno de los bornes de un oscilógrafo; el otro borne estaba unido sucesivamente a un neumógrafo y después a un pletismógrafo.

Para terminar, fue necesario realizar un soporte de cabeza y de nuca rígido muy confortable y nada elástico que se adaptase a la forma deseada.

Las señales representadas por la respiración pulmonar eran reducidas pidiendo al paciente que mantuviese una apnea sin ser precedida de una violenta inspiración anterior para no aumentar las tensiones.


RESULTADOS


Los primeros resultados han confirmado la existencia de un movimiento cíclico cuya amplitud es de 15 a 25 μm

Se han realizado unos tests significativos teniendo en cuenta las pulsaciones arteriales y la respiración. Con una velocidad de desarrollo de 1 mm/seg, un estrechamiento progresivo de los detectores a lo largo de las inhalaciones retenidas y los sucesivos registros han permitido constatar cronológicamente:

 

1) El ritmo sincrónico de la respiración, al igual que las pulsaciones arteriales;



2) un movimiento rítmico distinto;



3) que este movimiento es más amplio que el ritmo respiratorio que le precede y que le sigue.



Una segunda serie de registros establecidos simultáneamente con un trazado neumográfico, con una velocidad de registro de 5 mm/seg, confirma el desfase; el neumograma se sitúa por debajo:


1) durante una interrupción respiratoria con una lenta exhalación mantenida;



2) observamos sobre el trazado el retraso del ritmo craneal respecto al respiratorio, al igual que una expansión craneal durante un período de apnea.



3) esta sección confirma el defase de los trazados.



Un último estudio comparativo muestra el registro del ritmo craneal en relación con un trazado pletismográfico, determinando la variación del volumen de un segmento del miembro en relación con la variación del volumen de los fluidos que éste contiene.



El trazado pletismográfico se sitúa por debajo y la velocidad de desarrollo ha sido de 1 mm/seg.

El primer registro muestra que una disminución del volumen de un antebrazo coincide con una fase de contracción del movimiento craneal.

Los dos registros siguientes muestran la coincidencia de la máxima expansión craneal con los valles de escaso volumen del dedo medio izquierdo del paciente (durante una apnea), o de su antebrazo.



O bien de su descenso de la curva.



HIPÓTESIS SOBRE EL ORIGEN DEL MOVIMIENTO CRANEAL


Después de haber establecido la existencia física de este movimiento craneal, llamado movimiento respiratorio primario (MRP) o cranial rythmic impulse (CRI), conviene determinar su origen y su función en el organismo.

Numerosos movimientos favorecen y coordinan las diferentes funciones del ser humano.

Interesa a menudo un aparato en su conjunto:


– circulatorio: la pulsación arterial, generada por la actividad cardiaca,

– pulmonar: los movimientos respiratorios que están en relación con la actividad diafragmática,

– digestivo: el peristaltismo intestinal, ureteral o vesicular.


Otros movimientos pueden ser debidos a células aisladas o a grupos de células especializadas, como las células de la reproducción: los óvulos y los espermatozoides, que tienen un funcionamiento autónomo y en los que la movilidad permite la fecundación, o ciertas células de centros nerviosos. Cada célula viva posee en realidad una movilidad y una periodicidad rítmica, auténtica respiración celular, cuya importancia se encuentra en relación con la actividad eléctrica (o diferencia de potencial) registrada a nivel de su membrana.

Ha sido imposible determinar un fenómeno de amortiguación de estas funciones, como la disminución del potencial eléctrico de la membrana que conlleva una disminución de esta amortiguación y permite que aparezca un ritmo espontáneo. Así, algunas células situadas en los centros nerviosos respiratorios del cuarto ventrículo muestran unas fluctuaciones de potencial de membrana cuyo ritmo está sincronizado con el de la respiración, pero es más lento que éste.

Las neuronas del centro vasomotor poseen igualmente una actividad tónica aparentemente unida a las ondas de variación de presión arterial (ondas de Traube-Hering).

Finalmente, los científicos soviéticos Naumenko y Moskalenko han establecido que el líquido cefalorraquídeo transportado por todas las partes del cuerpo gracias a una red de conductos (las fascias), se mantiene por movimiento continuo, que a la vez está sincronizado con la actividad cardiaca y la respiración, aunque de ritmo más lento que éstas.

El cerebro es, por lo tanto, el centro de una emisión perpetua de impulsos destinados a mantener el equilibrio postural, la homeostasis y la permanencia de todas las funciones que controla.

Su esquema rítmico global está reflejado en estas diferentes actividades celulares. Tiene una amplitud ínfima pero palpable en el cráneo y en todo el cuerpo:


– gracias al LCR, que juega un papel de transmisión,

– y gracias a la acción amplificadora de las membranas y de las fascias que se comportan mecánicamente como brazos de palanca.


Es evidente que el MRP existe, se ha registrado, se puede explicar y es el más fiel testimonio de que existe la vida; incluso subsiste unos minutos después de la muerte clínica. Por lo tanto, sobre este tema nos quedan preguntas que atañen a la sistematización de su importancia clínica, a las cuales nos esforzamos en aportar elementos de las respuestas cada día en la consulta. Esto será probable-mente el objeto de múltiples estudios ulteriores.

Bernard QUEF
Osteópata

CAPÍTULO 1
LOCALIZACIÓN DE LAS SUTURAS

Figura 1


NASIÓN


Unión entre los huesos propios de la nariz y el frontal. Asciende a lo largo de la línea media del frontal y se encuentra con la sutura metópica; cruza:


GLABELA


Punto situado entre las cejas.


OFRIÓN


Encima de la sutura metópica en una depresión.


BREGMA


Antigua fontanela anteromedial, cruce entre el frontal, los parietales, la sutura interparietal y la sutura coronal.


SUTURA CORONAL O FRONTOPARIETAL


Desciende desde el punto bregma hacia abajo, afuera y hacia adelante para encontrarse con el pterión.


PTERIÓN


Antigua fontanela anterolateral, cruce entre el frontal, el parietal, el temporal y el esfenoides.


– Desde el pterión, se dibuja el recorrido de la escama temporal.


SUTURA ESFENOESCAMOSA


Prolonga el pterión hacia arriba y hacia atrás.


– El rodeo de la escama del temporal sigue hacia detrás por una parte lineal que es el borde superior de la porción mastoidea.


SUTURA PARIETOMASTOIDEA


– Reúne la fontanela posterolateral llamada:


Figura 2 Proyección del encéfalo.


Figura 3


ASTERIÓN


– Este punto es la unión de una sutura que desciende:


SUTURA OCCIPITOMASTOIDEA


y de una sutura que sube:


SUTURA PARIETOOCCIPITAL O LAMBDOIDEA

LAMBDA


Fontanela posteromedial, es la unión de la sutura interparietal y de las suturas lambdoideas. En la vertical de lambda, encima de la parte media de la escama:


INIÓN


Representa la protuberancia occipital externa.

CAPÍTULO 2
MECANISMO DE RESPIRACIÓN PRIMARIA (MRP)

Recordemos los cinco factores que intervienen en el MRP:


I.

Movilidad del sistema nervioso central (SNC).

II.

Fluctuación del LCR.

III.

Movilidad de los huesos del cráneo.

IV.

Movilidad de las membranas intra y extracraneales.

V.

Movilidad del sacro.


I.  MOVILIDAD DEL SNC


Modifica el volumen de los ventrículos y provoca una fluctuación del LCR.


II.   FLUCTUACIÓN DEL LCR


Es concéntrica. La alternancia de ondas centrífugas y centrípetas proporciona la movilidad de los huesos periféricos.


Figura 4


III.  MOVILIDAD DE LOS HUESOS DEL CRÁNEO


Tiende a aumentar el volumen de la caja craneal en la inspiración y a reducirlo en la espiración del MRP. Pero esta movilidad ósea está bajo el control de las membranas de tensiones recíprocas.


IV.  MOVILIDAD DE LAS MEMBRANAS INTRA Y EXTRACRANEALES


Es la base de la armonía o de la alteración de la respiración craneal.

Las membranas intracraneales e intraespinales determinan la movilidad MRP del sacro.


V. MOVILIDAD DEL SACRO


Una pérdida de movilidad del sacro va a jugar el papel de freno en la movilidad craneal.

El osteópata va a buscar el tratamiento en el MRP por medio de la estructura. Puede intervenir en la estructura ósea, directamente, y en las membranas de tensiones recíprocas, indirectamente.

Su intervención es al principio ósea y después membranosa, fluente y energética.


MOVIMIENTOS DE LOS HUESOS DEL CRÁNEO


Los movimientos están bajo la influencia de:


– el occipital para la esfera posterior,

– el esfenoides para la esfera anterior.



Huesos de la línea central


Occipital – esfenoides – etmoides – vómer se mueven por flexión extensión.

Huesos de la periferia

Temporales – frontal – maxilares – palatinos – parietales – unguis-nasales se mueven por rotación externarotación interna.


El MRP se basa en dos fases:


Primer tiempo, inspiración:

•  rotación externa de la periferia,

•  flexión de los huesos de la línea central.


– El diámetro anteroposterior del cráneo disminuye.

– El diámetro transversal aumenta.

– La bóveda desciende.


Segundo tiempo, espiración:

•  rotación interna de la periferia,

•  extensión de los huesos de la línea central


– El diámetro anteroposterior del cráneo aumenta.

– El diámetro transversal disminuye.

– La bóveda se eleva.


Figura 5


1. MOVIMIENTOS DE LOS HUESOS DE LA LÍNEA CENTRAL


Esta movilización puede ser comparada con un sistema de ruedas dentadas. La fase de inspiración determina la flexión de la sínfisis esfenobasilar (SEB).


Figura 6 Movimientos de flexión de los huesos de la línea central.


OCCIPITAL


Gira alrededor de un eje transversal y horizontal que pasa al nivel de la SEB alineada a plomo con la apófisis yugular (apófisis del occipital en el agujero yugular).


En la flexión: la apófisis basilar va hacia delante y hacia arriba, y la escama va hacia delante y hacia abajo.


Figura 7 Occipital en flexión


ESFENOIDES


Gira alrededor de un eje transversal horizontal que pasa al mismo nivel y se detiene delante de la base de la silla turca.


En la flexión: la parte posterior del cuerpo se eleva y la parte anterior desciende.


Figura 8 Flexión del esfenoides.


ETMOIDES


Gira alrededor de un eje transversal horizontal que pasa por medio de la lámina vertical bajo la lámina horizontal.

 

En la flexión: la parte posterior del etmoides desciende, y la parte anterior se eleva.


Figura 9 Flexión del etmoides.


VÓMER


Gira alrededor de un eje transversal y horizontal que pasa por medio del vómer.


En la flexión: el esfenoides se apoya sobre el borde superior, y el vómer describe un arco en círculo que desciende la parte posterior del borde inferior y eleva la parte anterior de este mismo borde.


Figura 10 Flexión del vómer.


El borde anterior del vómer realiza un deslizamiento ascendente en relación con el borde inferoposterior del etmoides, que hace un deslizamiento descendente.


Durante la extensión de la SEB, el movimiento de los huesos de la línea central es inverso.


Figura 11 Movimientos de extensión de los huesos de la línea central.


OCCIPITAL


Desciende la parte basilar que va de abajo atrás.

Eleva la escama que va de atrás arriba.


ESFENOIDES


Desciende la parte posterior,

Eleva la parte anterior.


ETMOIDES


Eleva la parte posterior.

Desciende la parte anterior.


VÓMER

Realiza un movimiento circular que eleva la parte posterior del borde inferior y desciende la parte anterior del borde inferior.

El borde anterior lleva a cabo un deslizamiento descendente en relación con el borde posteroinferior del etmoides, que hace el deslizamiento en ascensión.


2. MOVIMIENTOS DE LOS HUESOS DE LA PERIFERIA


En la flexión de la SEB:

– la elevación de la apófisis basilar moviliza el temporal.


Figura 12


TEMPORAL


Tiene un movimiento de rotación externa alrededor de un eje orientado:


– de atrás adelante.

– de fuera adentro.

– de abajo arriba.


Figura 13 Eje de la movilidad propia del temporal.


La escama del temporal va:

– Afuera.

– Adelante.

– Abajo.


Figura 14 Flexión de la SEB: rotación externa del temporal.


La mastoides situada por debajo del eje va:


– Adentro.

– Atrás.

– Arriba.


ALAS MAYORES DEL ESFENOIDES


Forman parte de la periferia y se mueven por rotación externa e interna.


– El cuerpo realiza un movimiento de flexión que arrastra las alas mayores de delante hacia abajo.

– El contacto de la superficie en L de las alas mayores y del frontal frena el parámetro hacia abajo.

– Las alas mayores van hacia abajo, pero menos que el cuerpo.


Figura 15 Flexión del esfenoides.


Permanecen relativamente más altas que el cuerpo, de ahí el error que algunos textos han traducido: en la flexión, las alas mayores suben.


Figura 16 Vista superior del cráneo.


– Si la movilidad en flexión hacia abajo se frena, las alas mayores se sirven de este punto de contacto para pivotar en rotación externa: se dirigen hacia fuera, adelante y abajo.


Figura 17


Figura 18 Maleabilidad del esfenoides.


– Esta movilidad en rotación externa de las alas mayores es sincrónica con la movilidad del temporal.

– Las apófisis pterigoideas van hacia atrás, afuera y abajo.


Figura 19


Figura 20


FRONTAL

Debe ser tratado como dos hemifrontales unidos por la sutura metópica.


Su movilidad se organiza alrededor de dos ejes verticales que pasan por las protuberancias frontales y que vuelven a salir en la cúspide de las bóvedas orbitales.


– En la flexión de la sínfisis esfenobasilar, la onda del LCR empuja las fosas frontales hacia delante.

– La tensión de la hoz del cerebro en la sutura metópica provoca el retroceso de la parte media.


Figura 21 Rotación externa frontal.


Figura 22 Rotación externa.


– Los pilares orbitales externos son empujados hacia fuera y adelante por las alas mayores del esfenoides.

– El movimiento de rotación externa se facilita por el juego de abertura de la escotadura etmoidal.


Figura 23


Figura 24


PARIETAL


Realiza un movimiento de rotación externa alrededor de un eje oblicuo:


– de atrás adelante.

– de fuera adentro.

– de abajo arriba.


Figura 25


Figura 26 Rotación externa del parietal.


Como consecuencia:


– de la separación de las escamas temporales, que aumentan el diámetro transversal,

– de la tracción hacia abajo de la hoz del cerebro,

– la bóveda se extiende, la sutura interparietal desciende y los bordes periféricos van hacia fuera y adelante.


Figura 27 Rotación externa.


En resumen


Las movilidades en rotación externa de los huesos de la periferia son armoniosas en la modificación de conjunto de la caja craneal:


– el diámetro transversal aumenta,

– el diámetro anteroposterior disminuye,

– la bóveda desciende.


En la extensión de la SEB:

Los movimientos en rotación interna modifican los diámetros de la caja craneal:


– el diámetro transversal disminuye,

– el diámetro anteroposterior aumenta,

– la bóveda se eleva.


Figura 28 Vista superior del cráneo. Modificación de los diámetros frontal-sagital en la flexión de la SEB.


La movilidad de cada pieza ósea será detallada en la segunda parte del libro.


MOVIMIENTOS DE LAS MEMBRANAS


1. MEMBRANAS INTRACRANEALES


En la flexión de la SEB:


– La inserción occipital de la hoz la arrastra hacia atrás y abajo.

– En la otra extremidad, la apófisis crista galli es llevada hacia atrás y arriba. La hoz toma parte en la flexión del etmoides.

– La inserción frontal de la hoz provoca el retroceso de la sutura metópica y participa en la rotación externa.

– La inserción parietal de la hoz desciende la sutura interparietal y participa en la rotación externa.


Figura 29 Flexión de la SEB.


– La hoz del cerebro al descender permite el alargamiento de la tienda del cerebelo.


Figura 30 Movimientos de las membranas en la flexión.


– Este alargamiento se recupera gracias a la rotación externa de los temporales: la tienda del cerebelo se extiende transversalmente.


Figura 31 Movimientos de la cresta del temporal y del parietal en la fase de flexión de la SEB.


En la extensión de la SEB:


– La verticalización de la escama del occipital relaja la hoz: ésta vuelve hacia delante y arriba.

– En la otra extremidad, la apófisis crista galli queda libre para realizar la extensión.

– La sutura metópica queda libre para volver adelante en la rotación interna.

– La elevación de la hoz participa en la ascensión de la bóveda.

– Este alargamiento que ha necesitado la hoz es recuperado al nivel de la tienda del cerebelo, que conduce la rotación interna de los temporales. La tienda se pone vertical.


Figura 32


Figura 33 Movimientos de la hoz del cerebro y de la tienda del cerebelo en las fases de flexiónextensión.


2. MEMBRANAS INTRAESPINALES


La movilidad de la duramadre espinal depende de la posición del agujero occipital.


Figura 34


En la fase de flexión de la SEB:


– El agujero occipital va hacia delante y arriba.

– La duramadre medular lleva a cabo un movimiento hacia arriba.

– El sacro se pone vertical: flexión MRP.


Figura 35 Mecanismo cráneo-sacro en flexión.


Figura 36 Movimientos de las membranas durante la flexión de la SEB.


Figura 37 Mecanismo cráneosacro en extensión.


En la fase de extensión de la SEB:


– El agujero occipital va hacia atrás y abajo.

– La duramadre medular relaja su tensión, el sacro se horizontaliza y se coloca en la espiración MRP.


3. MEMBRANAS PERIFÉRICAS FASCIALES


En la flexión de la SEB:


– Las fascias profundas, y por tanto la duramadre espinal, realizan un movimiento de ascensión que facilita la rotación externa del cráneo y el descenso de las fascias superficiales.

– El conjunto de la movilidad de las fascias puede ser comparado con una fuente… de vida.

– El conjunto del cuerpo del paciente se encuentra en rotación externa, y las cadenas musculares son valoradas en el sentido de la exteriorización.


En la extensión de la SEB:

– Las fascias profundas, y por lo tanto la duramadre espinal, realizan un movimiento inverso hacia los centros sacros.

Participan en la rotación interna del cráneo y en la elevación de nuevo de las fascias periféricas.

– El conjunto del cuerpo del paciente está en rotación interna, y las cadenas musculares son valoradas en el sentido de la interiorización.


Figura 38 Fascias en los movimientos cráneo-sacros.