Alto al bullying

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Rectoría General Miguel Ángel Navarro Navarro

Vicerrectoría Ejecutiva Carlos Iván Moreno Arellano

Secretaría General José Alfredo Peña Ramos

Dirección General del Sistema de Educación Media Superior Javier Espinoza de los Monteros Cárdenas

Secretaría Académica del Sistema de Educación Media Superior Ernesto Herrera Cárdenas

Secretaría Administrativa del Sistema de Educación Media Superior Adriana Lorena Fierros Lara

Coordinación del Corporativo de Empresas Universitarias José Antonio Ibarra Cervantes

Dirección de la Editorial Universitaria Sayri Karp Mitastein

Alto al bullying: orientaciones para una escuela armónica / Sofía J. Valerio García… [et al.). -- 1a ed. -- Guadalajara, Jalisco: Editorial Universitaria: Universidad de Guadalajara, 2020.

Incluye referencias bibliográficas

ISBN en trámite

1. Violencia en las escuelas-Prevención 2. Bullying en las escuelas-Prevención 3. Universidad de Guadalajara. Sistema de Educación Media Superior (SEMS)-Programas de prevención. I. Valerio García, Sofía J., autor II. Birri, Fernando, introducción.

371.102 4 .A46 CDD

LB3013.33 .A46 LC

Primera edición electrónica, 2020

Autores Sofía Josefina Valerio García Leonardo García Lozano Karem Isabel Escamilla Galindo Lorena Noemí Prieto Mendoza Mónica Yazmín Millán Testa

Coordinación editorial: Iliana Ávalos González Jefatura de diseño: Paola Vázquez Murillo Corrección: Sofía Rodríguez Benítez Diagramación: J. Daniel Zamorano Hernández

D.R. © 2020, Universidad de Guadalajara


Editorial Universitaria José Bonifacio Andrada 2679 Colonia Lomas de Guevara 44657 Guadalajara, Jalisco 01 800 UDG LIBRO

ISBN EN TRÁMITE

Junio de 2020

Hecho en México

Made in Mexico

Se prohíbe la reproducción, el registro o la transmisión parcial o total de esta obra por cualquier sistema de recuperación de información, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, existente o por existir, sin el permiso por escrito del titular de los derechos correspondientes.

Diseño epub: Hipertexto – Netizen Digital Solutions

Índice

A modo de introducción

Cómo se construye el ambiente escolar

¿Qué es violencia y qué es acoso escolar?

Las intervenciones

Intervención de los directivos de escuela

Intervención del docente

Intervención del orientador educativo y del tutor

Casos y estrategias

Caso 1. Laura

Caso 2. Gama

Caso 3. Bety, Carlos, Alejandro y Daniel

A manera de cierre

Bibliografía

Notas al pie

A modo de introducción

La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso: sirve para caminar.

FERNANDO BIRRI, CINEASTA,

DIRECTOR Y ACTOR ARGENTINO

La labor de las escuelas en la erradicación de la violencia social es sumamente importante dado que, sobre todo, las de nivel básico y obligatorio (que en nuestro país van desde el preescolar hasta la preparatoria) tienen una doble función, la primera de ellas es social debido a que sus planes de estudio seleccionan saberes considerados socialmente relevantes para la vivencia de un proyecto de ciudadanía y, por lo tanto, de nación; entre dichos conocimientos se encuentran los mínimos académicos para vivir en el mundo actual y aquellos considerados clave para la convivencia civilizada. Esta función se liga tradicional y hegemónicamente al logro de resultados en pruebas escalables a nivel nacional o internacional, lo cual, de por sí, tiene un innegable impacto en la vida de los estudiantes.

Además de su función social, la escuela funge como una socializadora, dado que la metodología explícita o implícita para asegurar la consecución de esos saberes incluye una determinada manera de convivir en la escuela y las aulas.

A la escuela básica y obligatoria se va idealmente también a aprender a convivir en armonía, a resolver conflictos de manera civilizada, a ejercitar la libertad en un marco de equidad e inclusión. La escuela será básica cuando todas y todos tengan los mismos derechos, obligaciones y posibilidades de aprender. Esta manera de pensar la escuela hará posible una condición necesaria para el logro de altos estándares académicos: los ambientes propicios para el aprendizaje.

Este material lo hemos realizado para contribuir a la construcción de un ambiente escolar favorable para el aprendizaje integral, ya que las estructuras violentas, como aquellas enfocadas preferentemente a los méritos académicos, generan en muchas ocasiones exclusión y agresividad.

Dado que la educación es un derecho humano que condiciona la vivencia plena de otros derechos humanos, proponemos que, definitivamente, entre los logros de una comunidad escolar y como parte de los indicadores de calidad de las escuelas se incluyan la integración social y la convivencia armónica.

La presente obra está construida con cuatro apartados. En el primero de ellos ofrecemos una visión sobre la manera en que concebimos que se construyen los ambientes favorables para el aprendizaje y los ambientes violentos; dejamos de lado las visiones individualistas (agresor versus agredido) puesto que creemos que ser cívico o ser violento es algo que se aprende y, por lo tanto, si es así, la escuela tiene un papel decisivo en ello.

En la segunda parte puntualizamos en lo que se debe entender por acoso escolar o bullying, ya que este se ha convertido en un término de moda, lo cual permite tanto la trivialización del fenómeno como la imposibilidad de, en muchas ocasiones, abordarlo y atenderlo de manera práctica. No todas las agresiones son casos de bullying, pero tampoco dejan de ser formas de violencia, por ende, requieren intervención.

El tercer apartado es la meta de este material: ahí ofrecemos alternativas específicas para la intervención por parte de los directivos, el profesorado y los orientadores educativos y tutores. Esto deja en claro que las intervenciones que aquí proponemos se circunscriben a los agentes escolares que tienen más posibilidades de influir en la erradicación de la violencia y de fomentar maneras más armónicas para la convivencia. Sin embargo, sabemos que es necesario que estas tres instancias, además de comunicarse de manera permanente entre sí, pueden y deben llamar a la participación de la comunidad en su conjunto, desde los estudiantes, sus familias, las autoridades de la comunidad y otras entidades del entorno más inmediato.

En el cuarto apartado ofrecemos tres casos sacados de nuestras experiencias en las escuelas y proponemos su reflexión desde los ámbitos que se desarrollaron en el tercer apartado; esto es, intentamos mostrar la manera en que usamos las recomendaciones a los diversos actores, con el fin de evidenciar la pertinencia de las orientaciones vertidas.

Finalmente ofrecemos un breve cierre, donde anticipamos los alcances y limitaciones de esta obra, mismos que están contenidos en el epígrafe de esta introducción.

Cómo se construye el ambiente escolar

El acoso, la agresión o la violencia sistemáticos en los entornos escolares es la punta del iceberg de un determinado sistema que produce, premia e invisibiliza el fenómeno. Según la perspectiva sistémica-ecológica y la constructivista sociocultural, el sistema educativo como tal se define como un sistema abierto que se concreta de acuerdo con este esquema:


Organización del sistema educativo (con base en García Lozano, 2013: 48).

Si bien es cierto que cada vez más se reconoce la interacción entre los distintos ámbitos o subsistemas socioeducativos en la producción de este fenómeno, en la mayoría de ocasiones las estrategias se dirigen al microsistema del aula y, de manera concreta, el abordaje del problema:

 

▶Se focaliza entre los agentes claramente identificados: agresor, agredido, público, dejando muchas veces fuera a los docentes, la administración escolar y la comunidad.

▶Se trata como un tema específico, la mayor parte relacionado con valores o actitudes, omitiendo las normas de convivencia para otros tópicos, como violencia de género, homofobia, convivencia para el aprendizaje, etcétera.

Aunque este es un avance significativo —puesto que para intervenir un fenómeno lo primero que hay que hacer es identificarlo—, afortunada o desafortunadamente la escuela es el lugar privilegiado para atender cualquier fenómeno relacionado con las actitudes y valores que queremos y creemos como indispensables para un determinado tipo de ciudadanos. Sin embargo, que ello sea así no significa que haya que desgajar dicho fenómeno de la cultura que lo produce, no sólo para fines de estudio sino de intervención.

Por lo anterior, proponemos una mirada pronoica, es decir, centrada en lo que queremos. Y lo que queremos es que los agentes educativos se relacionen de una determinada manera, que es la que aquí exponemos, pensando en que nadie da lo que no tiene. Por lo tanto, habrá que fomentar esa forma de convivencia no sólo entre los estudiantes, sino también entre los docentes, los administrativos, los agentes de servicios, las familias, la comunidad, los administradores del currículo, los políticos.

Lo anterior no significa distribuir entre todos la importancia del tema para que luego nadie se haga cargo de él; al contrario, se pretende enmarcarlo en el propio sistema educativo, para intervenirlo de manera transversal, integral y sostenible como parte de los numerosos tópicos urgentes de la agenda educativa.

Con relación a lo anterior, una primera y decisiva cuestión en la que debemos reflexionar es: si las actitudes y los valores de los que se apropia el alumno en torno a la convivencia escolar son aprendidos en la trayectoria de todo el sistema educativo, ¿cuál es el papel de la escuela frente a todos los involucrados en ella? Si la respuesta es “educarlos”, conviene, por tanto, identificar los cómos para cada tipo de actores: los estudiantes, los docentes, los administradores y operativos, la comunidad, los políticos.

¿Qué es violencia y qué es acoso escolar?

Las relaciones y los límites entre violencia escolar y acoso escolar no siempre son claros. Hay posturas de índole biologicista o individualista (Avilés, 2006) que pretenden enmarcar los comportamientos agresivos como naturales y predeterminados al sujeto que los ejerce, esto es, como parte de las acciones que han permitido la supervivencia y evolución de la especie humana. Sin embargo, nosotros sostenemos, de acuerdo con Macías y Laso (2017), que todo comportamiento agresivo es una conducta a) aprendida en un contexto determinado, y b) usada e instrumentalizada en todas las prácticas culturales. Con ello no pretendemos disimular los efectos de la violencia, sino insistir en que su normalización es parte de la cultura, y reafirmamos: la cultura, como producto humano, es susceptible de ser modificada.

La violencia, si se ejerce en la escuela o fuera de ella, es una acción o respuesta agresiva o nociva ante el medio ambiente, dentro del cual se despliegan, obviamente, las relaciones interpersonales ya sea en el barrio, la escuela, los centros de trabajo o la familia. La violencia puede ser episódica, lo cual no merma sus potenciales consecuencias funestas. La persona violenta pretende ejercer poder para controlar a su víctima mediante el miedo.


Definiciones de violencia y violencia escolar.

La violencia escolar es un fenómeno difícil de comprender; esto se debe principalmente a que no tiene una causa única. Puede surgir dentro de los procesos de interacción educativa por la mimetización de conductas asimiladas en el seno del hogar, por vivencias en el círculo social o por la influencia de los medios con los que interactuamos y en los que la conducta agresiva es el factor predominante. Esto implica que si en una estructura social se proyecta violencia, sus grupos, sus instituciones como la escuela, sus medios de comunicación como la televisión, reproducirán esos mismos patrones violentos.

Una forma de interpretar la violencia escolar, según H. Oliva (2015), es asumirla como el sometimiento psicológico o físico reiterado de una persona con menos poder o autoridad, ejercido por una persona o grupo de personas con mayor poder o autoridad. Algunos ejemplos de manifestaciones de violencia que pueden presentarse en las comunidades escolares, de acuerdo con Torrego (2000, en Oliva y Prieto, 2017), son:

▶Irrupción en las aulas

▶Vandalismo y daños materiales

▶Indisciplina

▶Golpes

▶Aislamiento

▶Insultos

▶Acoso.

Como parte de los comportamientos violentos encontramos el bullying o acoso escolar, el cual se refiere a la exposición repetitiva de acciones agresivas, físicas o verbales, infligidas por parte de uno o más estudiantes, de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado, y que implican la exclusión intencionada del grupo.

Según la Unesco (2001):

El bullying puede incluir burlas, provocación, uso de apodos hirientes, manipulación psicológica, violencia física y/o exclusión social. Puede ser directo, por ejemplo exigiendo dinero o pertenencias; o indirecto, es decir, un grupo de estudiantes difunde rumores acerca de una tercera persona. El cyberbullying es hostigamiento a través de correos electrónicos, teléfonos celulares, mensajes de texto y sitios difamatorios en la red. Los niños y niñas más vulnerables al bullying son aquellos con alguna discapacidad, que manifiestan una orientación sexual diferente a la establecida, que provienen de una minoría étnica o cultural, o de un grupo sociocultural determinado. Tanto para quien ejerce violencia (agresor) como para quien la recibe (agredido), esta interacción determina dificultades interpersonales y un rendimiento académico deficiente.

Por tanto, las agresiones en la escuela pueden ser calificadas como acoso escolar o bullying si cumplen estas características:

▶Que sean entre pares (alumno-alumno).

▶Que se manifiesten dentro de la escuela o en las redes sociales entre compañeros de la escuela.

▶Que se den en repetidas ocasiones a una persona o grupo de personas.

La Unesco (2001) precisa dichas características de esta manera:

▶Intencionalidad

▶Persistencia

▶Asimetría de poder

▶Naturaleza social del fenómeno.


Características del acoso escolar o bullying.

Para la asociación civil Fundación en Movimiento (s.f.) las consecuencias que impactan la vida de quien sufre acoso escolar son las siguientes:

▶Baja autoestima

▶Actitudes pasivas

▶Problemas psicosomáticos

▶Depresión

▶Ansiedad

▶Pérdida de interés en la escuela

▶Fobias sociales

▶Pensamientos suicidas.

Las cuales pueden ser agrupadas de la siguiente forma, considerando su nivel de gravedad:


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