Czytaj książkę: «Revelaciones del Popol Vuh»
REVELACIONES DEL POPOL VUH
TESTAMENTO INTELECTUAL
DE LIDIA DEL CARMEN MARIONA
(MI CARMENCITA)
José Napoleón Mariona
© José Napoleón Mariona
© Revelaciones del Popol Vuh. Testamento intelectual de Lidia del Carmen Mariona (mi Carmencita)
Septiembre de 2021
ISBN papel: 978-84-685-6141-7
ISBN ePub: 978-84-685-6139-4
Editado por Bubok Publishing S.L.
equipo@bubok.com
Tel: 912904490
C/Vizcaya, 6
28045 Madrid
Reservados todos los derechos. Salvo excepción prevista por la ley, no se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos conlleva sanciones legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.
Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).
Índice
Introducción (por José Napoleón Mariona, hijo de Carmencita)
PRIMERA PARTE DEL POPOL VUH
CAPÍTULO 1
PRIMERA REVELACIÓN
CAPÍTULO 2
SEGUNDA REVELACIÓN
CAPÍTULO 3
TERCERA REVELACIÓN
CAPÍTULO 4
CUARTA REVELACIÓN
CAPÍTULO 5
QUINTA REVELACIÓN
CAPÍTULO 6
SEXTA REVELACIÓN
CAPÍTULO 7
SÉPTIMA REVELACIÓN
CREACIÓN DEL PRIMER HOMBRE A BASE DE ASERRÍN DE MADERA
CAPÍTULO 8
OCTAVA REVELACIÓN
CAPÍTULO 9
NOVENA REVELACIÓN
CAPÍTULO 10
DÉCIMA REVELACIÓN
CAPÍTULO 11
DÉCIMO PRIMERA REVELACIÓN
CAPÍTULO 12
DÉCIMO SEGUNDA REVELACIÓN
CAPÍTULO 13
DÉCIMO TERCERA REVELACIÓN
CAPÍTULO 14
DÉCIMO CUARTA REVELACIÓN
CAPÍTULO 15
DÉCIMO QUINTA REVELACIÓN
CAPÍTULO 16
REVELACIÓN DÉCIMO SEXTA
CAPÍTULO 17
DÉCIMO SÉPTIMA REVELACIÓN
CAPÍTULO 18
DÉCIMO OCTAVA REVELACIÓN
CAPÍTULO 19
REVELACIÓN DECIMONONA
CAPÍTULO 20
VIGÉSIMA REVELACIÓN
CAPÍTULO 21
VIGÉSIMO PRIMERA REVELACIÓN
CAPÍTULO 22
VIGÉSIMO SEGUNDA REVELACIÓN
CAPÍTULO 23
VIGÉSIMO TERCERA REVELACIÓN
CAPÍTULO 24
VIGÉSIMO CUARTA REVELACIÓN
CAPÍTULO 25
VIGÉSIMO QUINTA REVELACIÓN
CAPÍTULO 26
VIGÉSIMO SEXTA REVELACIÓN
CAPÍTULO 27
VIGÉSIMO SÉPTIMA REVELACIÓN
CAPÍTULO 28
VIGÉSIMO OCTAVA REVELACIÓN
CAPÍTULO 29
VIGÉSIMO NOVENA REVELACIÓN
CAPÍTULO 30
TRIGÉSIMA REVELACIÓN
CAPÍTULO 31
TRIGÉSIMA PRIMERA REVELACIÓN
CAPÍTULO 32
TRIGÉSIMO SEGUNDA REVELACIÓN
CAPÍTULO 33
TRIGÉSIMO TERCERA REVELACIÓN
CAPÍTULO 34
TRIGÉSIMO CUARTA REVELACIÓN
CAPÍTULO 35
TRIGÉSIMA QUINTA REVELACIÓN
CAPÍTULO 36
TRIGÉSIMA SEXTA REVELACIÓN
CAPÍTULO 37
TRIGÉSIMA SÉPTIMA REVELACIÓN
SEGUNDA PARTE DEL POPOL VUH. LA GENERACIÓN ESCLARECIDA
CAPÍTULO 38
TRIGÉSIMA OCTAVA REVELACIÓN
CAPÍTULO 39
TRIGÉSIMA NOVENA REVELACIÓN
CAPÍTULO 40
CUADRAGÉSIMA REVELACIÓN
CAPÍTULO 41
CUADRAGÉSIMA PRIMERA REVELACIÓN
CAPÍTULO 42
CUADRAGÉSIMA SEGUNDA REVELACIÓN
CAPÍTULO 43
CUADRAGÉSIMA TERCERA REVELACIÓN
CAPÍTULO 44
CUADRAGÉSIMA CUARTA REVELACIÓN
CAPÍTULO 45
CUADRAGÉSIMA QUINTA REVELACIÓN
CAPÍTULO 46
CUADRAGÉSIMA SEXTA REVELACIÓN
CAPÍTULO 47
CUADRAGÉSIMA SÉPTIMA REVELACIÓN
CAPÍTULO 48
CUADRAGÉSIMA OCTAVA REVELACIÓN
CAPÍTULO 49
CUADRAGÉSIMA NOVENA REVELACIÓN
CAPÍTULO 50 Y FINAL
QUINCUAGÉSIMA REVELACIÓN (Y FINAL)
Introducción
(por José Napoleón Mariona,
hijo de Carmencita)
La vida nos impone caminos insospechados y nos conduce por sendas de las que ignoramos la razón, el porqué, y el para qué de nuestro peregrinaje por este mundo.
Mi Carmencita me fue revelando el mensaje escondido en el texto del Popol Vuh, contándome desde mi primera infancia ese significado profético dirigido a las generaciones del tercer milenio, que yo debería hacer público después de su muerte.
Yo debería hacer públicas estas revelaciones cuando hubiesen pasado más de cincuenta lunas nuevas después de su fallecimiento, lo cual estoy cumpliendo en este acto de disciplina como hijo admirador del intelecto de su madre.
En todo el tiempo de mi destierro voluntario que me ha anclado en Europa y el resto del mundo, siempre pensé que yo no cumpliría aquella encomienda de mi Carmencita por la sencilla razón de que yo estaba seguro de que mi muerte sucedería primero, antes que la de ella.
Ya durante mi primer diagnóstico del cáncer y la subsecuente operación radical, esto se lo mantuve en secreto, y les pedí a mis hijos que guardaran el sigilo y que no se lo dijeran.
Ellos cumplieron con mi solicitud de apoyo en cuanto a guardar el sigilo, y sobreviví al cáncer en aquel año 2010, y con aquella victoria sobre la muerte me gané ciento veinte lunas nuevas según el cálculo de expectativa de vida vigente entonces en Europa.
Entendiendo que este lapso de diez años posteriores a la operación del cáncer no deja de lado la posibilidad de reviviscencia del cáncer, me despedí de mi Carmencita mentalmente y me dispuse a llevar una vida nueva con tal de atrasar el regreso del cáncer.
Evité el estrés, aprendí a tomar agua sin sentir sed y a mantener una dieta sana.
Dentro de los cálculos humanos no cuentan los caprichos del destino.
La mayoría de nuestras expectativas están basadas racionalmente en modelos y formatos extraídos de las estadísticas. Lo malo es que el destino viola estos cálculos humanos.
En todo caso, mi Carmencita no debería haber muerto si hemos de ser obedientes a nuestra lógica humana, pero ella me enseñó a aceptar que «nadie se muere en la víspera».
Habiendo ingresado al hospital sin estar enferma como resultado de un banal accidente casero en el cual se fracturó la cadera, murió de una septicemia bajo los cuidados insuficientes del personal médico.
Su caso es típico dentro de un cuadro médico que nos habla de un sistema de hospitales imprudente y peligroso para los pacientes.
De la sedación de pacientes con dosis inconvenientes se pasó a una ligera neumonía.
De la neumonía se pasó a la alimentación por tubo y de la alimentación por tubo se pasó al colapso de los riñones.
Vemos como de un cuadro derivado de la sedación extrema en combinación con los órganos colapsados
(pulmón y riñón), sobrevinieron la crisis y el colapso que culminaron con su muerte.
Al mismo tiempo, en aquel momento se vivía una de las frecuentes confrontaciones laborales que producen expectativas y nerviosismo en medio de preparativos para una posible huelga hospitalaria.
Jamás mi Carmencita aceptaría ni siquiera una insinuación de duda respecto a la capacidad de cuidados ciudadanos encomendados al Estado.
Su lealtad frente al Estado fue una de las grandes cualidades que se derivan de su biografía, y que podemos entender mejor si tomamos en cuenta que ella quedó huérfana a sus nueve años de edad, en 1932, como resultado de la matanza y la subsecuente persecución de los principales indígenas, como lo era mi abuela Ángela, mamá de mi Carmencita.
Este factor de ser principal de los nonualcos mantuvo ligada a mi abuela Ángela a los chamanes de esa etnia. Fue en esos primeros años que mi Carmencita fue atendida en la escuela de chamanes en el volcán de Chinchontepec, lo cual continuó, aunque huérfana, ya en su calidad de principal, en virtud de lo matrilineal de la sucesión en este sistema de matriarcado, el cual dispone que la primogénita de la principal prosiga con la obligación.
Tengo la seguridad espiritual de que todo aquello que ustedes van a conocer en este testamento intelectual de mi Carmencita les ha de servir para crear la plataforma para una marcha de las generaciones reveladas en ruta hacia completar su destino con la historia.
Reciban mi saludo fraternal desde Hamburgo, en donde redacté este documento, el cual terminé de escribir primeramente a mano, y después maquinalmente por recomendación expresa de mi Carmencita, con la intención de que al proceder yo a redactar el manuscrito, mi cerebro trabajaría rebuscando en las memorias secundarias algunos conocimientos que a lo mejor me los trasladó ella misma cuando yo estaba demasiado pequeño; lo mismo, la rebúsqueda de emociones infantiles y juveniles, de las cuales debo mencionarles la de mayor trascendencia para la formación de mi carácter:
Se trata de la ceremonia de iniciación dentro de los nonualcos, para la cual visité aquella misma escuela de chamanes en el volcán de Chincontepec, durante dos años, casi todos los fines de semana junto a otros niños nonualcos.
Esta ceremonia consiste en un baño ritual en donde la madre ve desnudo a su hijo por última vez: lo baña en agua reposada toda la noche la cual contiene agujas de pino y hojas de romero. A la mano debe tenerse unos cuatro kilogramos de ceniza de palo de jiote y luego de bañar al menor con esa agua, mientras tiene el cuerpo humedecido aún, se procede a untarlo todo con aquella ceniza ceremonial.
Esto debe hacerse bajo el sol a fin de que se seque el cuerpo ya con la ceniza y quede totalmente blanco.
Luego, durante la noche, los niños, siempre desnudos, han de pasar por el jardín tratando de que no los descubran los adultos, quienes de cuando en cuando encienden antorchas o lanzan haces de luz.
Al amanecer se da cuenta de que han aprobado la prueba al no dejarse ver, y con esto se los manda a bañarse por su propia cuenta y luego se desayuna con toda la familia, y de esta forma se cierra la ceremonia de aceptación.
Don Chente, el chamán, ya casi ciego de anciano, me dijo a la víspera de la ceremonia que yo no podría participar a pesar de los dos años de preparación. Me aclaró que mi piel era blanca y no de color de caramelo como la del resto de los niños nonualcos, y que yo no era «como los demás niños por eso».
Yo le dije de este rechazo a mi Carmencita, quien intercedió ante el chamán, el cual aceptó únicamente porque mi Carmencita era la principal en aquel momento, no sin dejar de pegar un lamento y chillido tan adolorido como anciano, y por un instante dudé de la justicia de parte de mi Carmencita.
De esta rebúsqueda mnemotécnica he sacado las revelaciones que a lo largo de estas experiencias se me acumularon hasta estos días, cuando he tenido que retrotraerlas a la memoria actual con tal de cumplirle a mi Carmencita ante ustedes.
Como verán a lo largo de este documento, que he redactado de memoria —y por eso me he tardado más de tres años para terminar el manuscrito—, personalmente no estoy animado a recibir ninguna forma de alabanza ni de privilegios, ya sea por malas interpretaciones según las que se crea que se trata de una doctrina nueva, o ya sea pensando en una articulación de política restaurativa, reivindicativa o instaurativa de lo maya.
Ninguna de estas relaciones me mueven y solamente estoy cumpliendo con lo indicado imperativamente por mi Carmencita, quien es la única persona a quien debo explicaciones.
Claro que mientras me quede salud, aliento y vida, ustedes me pueden consultar para aclarar o ampliar algunos aspectos que quedan dichos por mí, ya que aparte de mi persona —y faltando la autora verdadera, que es mi Carmencita— no hay ninguna otra persona a quien consultarle. Así es que deben tomar en cuenta que la ventana de tiempo útil es más bien pequeña debido a mi avanzada edad.
Mi Carmencita recibió una parte de estos conocimientos directamente de los chamanes con quienes colaboró en su rol como principal, y la otra parte durante sus estados de éxtasis logrados por sesiones de meditación y oración que a veces eran de más de treinta y seis horas seguidas. Una menor parte las recibió en sueños reveladores, por contacto de sus antepasados.
Y esto que les voy a redactar de aquí en adelante es el resultado de mi cumplimiento. Tendré éxito y me alegraré si consigo que ustedes acepten que el Popol Vuh es un relato mito-mágico, no un libro religioso como los Vedas de la India, o la Biblia, o el Corán.
Podré terminar mi vida con tranquilidad de espíritu si logro que ustedes se pongan en marcha como la generación revelada y encuentren los signos de la identidad gregaria que una los pensamientos y acciones en una misma dirección = el mantenimiento del relato histórico contenido en el POPOL VUH, ahora con un mensaje claro y directo para el tercer milenio.
Cómo entender el POPOL VUH en el tercer milenio es el objetivo imperativo para mí como transportador de estas revelaciones de mi Carmencita, y quiera la Providencia ayudarme a vivirlo.
En las siguientes páginas se presentan textos tomados del Popol Vuh1 seguidos por las revelaciones que ha hecho mi Carmencita, de manera gratuita y amorosa, para la interpretación del libro de los mayas en el tercer milenio, como un regalo para la marcha de las generaciones.
1. Versión del Ministerio de Educación de El Salvador, Dirección de Publicaciones. Tercera edición, 1977, basado en la edición original de la Biblioteca Nacional de El Salvador, 1926.
PRIMERA PARTE
DEL POPOL VUH
CAPÍTULO 1
Este es el principio de las antiguas historias aquí en el Quiché.
Aquí escribiremos de las antiguas historias, su principio y comienzo de todo lo que fue hecho en el pueblo del Quiché, su pueblo de los indios Quichées; y de aquí tomaremos su ser declarado y manifestado, y su ser relatado, la escondedura y aclaradura por el formador y criador, madres y padre, que así se llaman:
HUN-AHPU-UHU,
ZAQUIMIMATZYZ,
TEPEN,
CUTUMATZ,
VGUXCHO,
UGUXPALO,
(nombres o atributos que significan:
UN TIRADOR TACUASÍN,
UN TIRADOR COYOTE,
BLANCO PIZOTE,
SEÑOR,
FUERTE CULEBRA,
CORAZÓN DE LA LAGUNA,
CORAZÓN DEL MAR,
EL DE VERDE CAJETE,
EL DE LA VERDE JÍCARA)
son llamados.
Y juntamente es dicho y hablado de aquella abuela o abuelo que se llamaban XPIYACOC, y XMUCANE, nombres propios amparadores y cubridores, dos veces abuela y dos veces abuelo son dichos en las historias quichées, que comunicaron todo con lo que hicieron después en el estado de la claridad y en la palabra de claridad.
PRIMERA REVELACIÓN
El pueblo quiché está encomendado a conservar la cuenta del tiempo que comienza en la niebla histórica antediluviana.
Los demás pueblos de Mesoamérica son parte de esta cuenta del tiempo, aunque no todos recibieron esta encomienda directa.
El pueblo quiché únicamente es el guardián de la leyenda que cuenta esa prehistoria antediluviana y que va agregando capas secuenciales de la historia del pueblo indígena.
Como guardián de la leyenda que arranca desde antes del momento cero de la historia, cuando todavía las potencias espirituales no habían descubierto la palabra, veremos aparecer un universo a partir del diálogo entre estas potencias espirituales.
La palabra será el arranque del diálogo y del diálogo aparecerá la Creación.
Las figuras de la abuela y del abuelo son una metáfora que señala ese episodio antediluviano.
La adición de capas históricas quedan «dichas en las historias (relatos) quichés que comunicaron todo, con lo que hicieron después en el estado de claridad y en la palabra de claridad», indica el paso de la memoria antediluviana (tiempo de la oscuridad) hacia la presencia en el territorio americano (estado y palabra de claridad).
Más adelante veremos como un grupo de revelados (chamanes de chamanes) quedaron instalados en la actual Mesoamérica, siendo ellos los poseedores de las historias (relatos) vinculadas con el episodio antediluviano.
Esta característica funcional quedó encerrada (como una burbuja étnica) en ese grupo indígena.
De alguna manera se concluyó y se entendió que aquella «burbuja étnica» mantenía la tradición oral de la historia antediluviana y el paso al estado de claridad.
Llenos de este fervor, los viajeros procedentes de las dos masas continentales de las Américas intentaban acceder a las tradiciones de aquellos pobladores del actual territorio de Mesoamérica por medio de las relaciones sexuales, con la fe puesta en llevarse en el seno de las mujeres ese numen de conocimientos esotéricos.
Esto produjo una forma inconvencional de relaciones sexuales toleradas y hasta promovidas por aquella creencia de exportación del conocimiento prehistórico y transmitido a los hijos por medio de esas prácticas.
Los niños importados y los niños locales eran traídos a las escuelas de chamanes, en donde permanecían aprendiendo desde los cinco hasta los once años de edad (como aspirantes); y desde los doce años en adelante, si querían, se quedaban con este chamán (según si deseaban completar su educación como chamanes, cosa que duraba toda la vida desde entonces).
CAPÍTULO 2
Esto escribiremos ya en la Ley de Dios en la Cristiandad, los sacaremos, porque no hay Libro Común, original donde verlo.
De la otra parte del mar es venido donde se ha visto, que es dicho su ser enseñado nuestra oscuridad con la mirada de la clara vida antiguamente había Libro Original que se escribió antiguamente; sino que está escondido al que lo mira, y al que lo piensa: grande es su venida, y su ser enseñado que se acabó de formar todo el cielo y la tierra, su ser cuadrado, su ser repartido en cuatro partes, su ser señalado, su ser amojonado con estacas, su ser medido de mecates de cuerdas, y su ser estirada la cuerda en el cielo y en la tierra que es dicho de cuatro esquinas, y cuatro lados por el formador y criador, su madre y su padre la vida, y de la creación que da la respiración y resuello paridor y cuidador de la paz, claridad de los hijos, pensador y entendedor de toda hermosura que hay en el cielo, tierra, lagunas y mar.
SEGUNDA REVELACIÓN
Lo que llamaremos generación mesoamericana del tercer milenio debe entenderse muy aparte de las tradicionales formas genéticas, ya sean de sangre o de suelo.
Se aplica a los herederos de los pueblos antenevados (de antes de la gran helada universal), llegados del Himalaya, y anuncia la Nueva Edad dirigida por los herederos espirituales de aquellos antechamanes.
Aquí se está explicando que todo ser tiene «una animación» o «humor», mejor conocido como «halo» y también como «aura».
Durante su vida, esa «animación» = «tunal» se queda en el ambiente.
Donde estemos en este momento puede haber pasado, por el mismo espacio, un mastodonte, o un tigre, o una águila, o un zopilote.
El chamán aprende a visualizar espiritualmente estas «animaciones» = «tunales» que se han quedado en el plano espiritual, paralelo a nuestra vida orgánica.
Y mi Carmencita nos lo explica así:
El ser humano común —como usted y yo—, si no es que padece de daltonismo, puede captar estos colores del arcoíris de manera natural.
Arriba del color violeta —sin embargo— hay tonalidades ultravioletas, y abajo del color rojo hay tonalidades infrarrojas en la escala cromática.
Algunos animales pueden captar el color ultravioleta y otros pueden captar los infrarrojos.
Esto no es posible para el ojo humano común, aunque el chamán, una vez en estado de trance o de éxtasis, ha de aprender a captar esas tonalidades que dejan percibir la huella de «las animaciones tunales».
En materia de salud —tanto física como mental—, el cuerpo del paciente desprende tonalidades infrarrojas y ultravioletas que el chamán puede vislumbrar durante su estado de trance o de éxtasis, y ha de servirle para formular los diagnósticos.
La burbuja étnica que se quedó en el actual territorio mesoamericano (los primeros chamanes originales), optó por memorizar los textos traídos desde el Himalaya, y una reducción de su esencia literaria es lo que consta en este rescate que conocemos como Popol Vuh.
La percepción esotérica del mundo quedó explicada como un territorio plano de cuatro lados para exponer, de modo tan sencillo como fuera posible, los cuatro límites del plano existencial comunes del ser humano, a manera de metáfora de los confines del poder espiritual de todo chamán, como queriendo decir que hay potestades divinas mucho más allá de esos cuatro lados, las cuales pueden ser contactadas por el chamán en estado de trance o de éxtasis, para servir de médium espiritual al ser humano común —como usted y yo—.
Termina esta segunda revelación reiterando que son el aire, el oxígeno, la respiración, los sinónimos de la vida que ha sido introducida por su formador y criador y su madre y su padre por virtud de la palabra.
Este mismo aire, oxígeno o respiración es, además de iniciador de la vida en el planeta (paridor de la vida), el guardián de la paz de todos los seres que respiran (estado de sosiego) y que hablan.
Este mismo aire, oxígeno o respiración también es equivalente a la transparencia de la relación de los hijos para con sus mayores, extendiendo la imagen de paternidad/maternidad a todos los mayores (reverencia a los ancianos que respiran o hablan con dificultad).
La respiración y la palabra son responsables de la captación estética de las manifestaciones de toda la naturaleza. (Quedarse pasmado de emoción ante la belleza de un amanecer o atardecer tropical —por ejemplo— y exclamar un «ah» o un «oh» para expresarlo).