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Dos Tumbas para Cristóbal Paredes
O książce
Esta novela nace en el monasterio de Uclés, en la mirada de Albino Elvira que busca a su padre Maximiliano. Su mirada traspasa el ciclo de los años, y se sumerge para saber la verdad, es el último fusilado, y sus huesos no aparecen; encuentran sí, trescientas victimas, incluida una niña. Todos los arqueólogos lloraron sobre aquellas víctimas, algo los unía, si no eran parientes, amigos, o conocidos. Un lazo muy fuerte los conectaba. Cristóbal Paredes representa la república toda, él hace su propia guerra, a su manera, cuando es arrestado a pesar de que la guerra había terminado hacía tres años, y él renuncia a su identidad, estrategia para salvar a su familia. En el monasterio, al pasar el tiempo va quedando entre los últimos prisioneros, los demás van desapareciendo tras los muros, solo se oyen disparos de fusil a diario. Cuando queda solo, y lo vienen a buscar a su celda, ve su final acreditado, pero la suerte no la abandona, y lo ayudan. Luego, cae enfermo en el hospital público, entrando en un coma profundo, lo dan por muerto, pero se sobrepone, y el médico que lo atendía le preguntó el nombre por un especie de protocolo, junto a otras preguntas; a lo que Cristóbal lo confundió con el militar que lo llevaba al monasterio, y le dijo el nombre que llevaba pegado a su piel: Cristóbal Paredes.
Después de salir del hospital termina en la completa indigencia viviendo de la solidaridad de la gente del pueblo que lo adopta como un ser especial. Mientras en el pueblo suceden episodios que se relacionan con él. Especialmente en la segunda recaída en el hospital porque ahí es en donde le preparan la segunda tumba, al recuperarse la tumba que queda con su nombre. En el pueblo hay un asalto y es el lugar elegido de los ladrones para esconder la plata del robo. Pasan tantas cosas en el pueblo que Cristóbal entra en un especie de olvido, aunque deambula por las calles; cuando Cristóbal muere de verdad, su tumba se llena de flores, y velas, se producen muchos diálogos, y compromisos ahí, hasta algún que otro milagro.
El que cuenta la historia es la abuela de Juan, pero es el mismo Juan que a través del espíritu de Natacha la que sabe la verdad sobre quién es realmente Cristóbal Paredes.