La trama del gringo

No te fijes en ese nombre tan largo que aparece en la portada, pues desde niña siempre me llamaron Santa, y con ese nombre me quedé. De hecho, mi nombre nunca me gustó, pero aprendí a cogerle cariño con los años. Algunos hacían la broma de que lo único que tenía de Santa era el nombre y, a pesar de haber cometido errores a lo largo de mi vida, mi nombre me honra.

Soy la pequeña de ocho hermanos, tal vez por eso me pusieron ese nombre tan feo, seguramente, porque a mis padres se les habían acabado las ideas entre tanto hijo. Bromeo con ello, como lo hago con el resto de las cosas, pues soy de las que piensa que en la vida hay que tomarlo todo con humor. A pesar de ser la pequeña, siempre fui una busca vidas y eso me hizo una mujer fuerte. Mi madre tenía demasiado trabajo para atenderme como se hace hoy en día con los hijos. Amo a mi madre con todo mi corazón, y no la juzgo, eran otros tiempos y otras formas de vivir. En la actualidad, soy madre de dos hermosos hijos, nacidos a seis minutos de diferencia.

Recuerdo hace unos años atrás, una de mis hermanas me dijo que mi vida era tan aburrida que cuando tuviese nietos no tendría historias que contarle, pero en la actualidad, cuando cuento algún suceso de mi vida, la gente me dice que debería escribir un libro, y lo escuché tantas veces, que después de algunos sucesos que no detallaré, tomé la decisión de hacerlo.

Me entusiasma la idea de que las personas puedan adentrarse en mi vida y ver que realmente parece de ficción. Aunque tengo que contar un secreto: este libro tiene un ochenta por ciento de verídico, el resto lo dejo a la imaginación del lector. No desvelaré nunca cuales fueron los sucesos reales y cuales los ficticios. Así dejaré volar la imaginación para que sucumba a la intriga de quién fui yo realmente, quién digo ser o quién soy.