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Czytaj książkę: «La alhambra; leyendas árabes», strona 15

Czcionka:

LEYENDA IV
LA PUERTA DEL JUICIO

I

Cuando se pasa de la puerta de los Gomeles, y de las tres pendientes avenidas que se presentan á la vista, bajo los tupidos toldos de verdura de las frondas de los álamos que se cruzan, se toma la mas pendiente, la de la izquierda; ya cerca de su terminacion se encuentra un cubo de fortificacion á la usanza del siglo XVI, y mas allá, apoyándose en este cubo, una magnífica fuente greco-romana del gusto del renacimiento, denominada Pilar del emperador Cárlos V.

Siguiendo adelante á lo largo del muro en que está esculpida la decoracion de la fuente, y torciendo á la izquierda, se levanta de improviso ante los ojos, como una sorpresa, la magestuosa Puerta del juicio, entrada principal del alcázar de la Alhambra.

Esta puerta, formada por dos torreones, unidos en la parte media de su altura por un gigantesco arco de herradura, tiene en su fondo un muro en el cual se abre una puerta mas pequeña de arco de herradura tambien, labrada en rico mármol blanco de la sierra, y sustentado por dos bellas columnas con caprichosos capiteles, y galanamente ornamentado con flores y cintas entrelazadas.

Sobre la clave del arco mayor se ve esculpida una mano estendida y vuelta la palma; sobre la del arco menor hay esculpida una llave.67

En los tiempos á que nos referimos en la leyenda que empezamos á relatar á nuestros lectores, esto es, en el año 724 de la Hegira, y 1325 de Jesucristo, cuando se pasaba de la puerta de los Gomeles, fuertemente torreada y defendida por adarves, se veia una larga avenida de edificios chatos, de un solo piso, que servian de cuarteles á los soldados de la guardia del rey, en la vertiente del pequeño valle comprendido entre la Alcazaba, y las Torres Bermejas, y por ambos lados hasta el pie de los muros, la escarpadura desnuda sin árboles que pudiesen encubrir á los enemigos que lograsen forzar aquel primer puesto fortificado de la puerta de los Gomeles.

Siguiendo aquella ancha avenida, siempre poblada de soldados y esclavos, se llegaba en lo mas alto, á la torre de las Siete bóvedas,68 entrada principal de la Alhambra y su mas magnífica; pero antes de llegar á esta torre, en la parte media de la avenida, á la izquierda, se encontraba un camino llano orlado de cipreses y laureles, desde cuyo principio se veia levantarse al fondo, sencilla y magestuosa la torre del Juicio, entrada principal del alcázar de los reyes moros.

Entonces, delante de esta torre solo se veia una bella plazoleta circular rodeada de jardines; no existian ni el pilar del Emperador ni el cubo de fortificacion, existiendo solo por la parte que este cubo ocupa un adarve que iba á dar sobre la escarpadura de la fortaleza por aquella parte.

El muro que se apoya hoy á la derecha sobre la torre del Juicio, no era, como ahora, un muro de tierra y piedra, sino de brillante y tersa argamasa roja que dejaba comprender su dureza marmórea, y en cuya parte superior corria la columnata de una galería que correspondia á un jardin del alcázar.69

En el segundo arco de la Puerta del Juicio, entre sus adornos, se leia entonces como ahora la inscripcion siguiente: Dios sea loado: no hay otro Dios que Dios y Mahoma su profeta: no hay fortaleza sin Dios: y sobre este arco y estos adornos, en una ancha faja de estuco, con caracteres cúficos entrelazados de flores y cintas se leia esta otra inscripcion: Mandó labrar esta portada, llamada judiciaria, con la cual Dios Altísimo haga dichosa la ley de los hijos de salvacion, Abul-Giux-Nazar-ebn-Abdallah-ebn-Nazar, mantenga Dios en las morismas sus obras pias y caritativas. Labróse á 27 dias de la luna de Maulud el engendradizo, año de 647.

De modo que en los tiempos de nuestra leyenda, solo hacia setenta y siete años, desde que se habia terminado la torre del Juicio ó al menos desde que se habia hecho su portada.

Llamábase la puerta principal del alcázar torre del Juicio, porque habiendo seguido los árabes y continuádola los moros la costumbre de los tiempos primitivos, el rey en persona ó en representacion suya el cadí de los cadíes ó justicia mayor del reino, oian en aquella puerta en audiencia pública las quejas de los súbditos, y dirimian sus contiendas y pleitos de una manera ejecutiva.

De contínuo aquella puerta estaba cerrada, con sus dos grandes hojas forradas de hierro y fuertemente claveteadas, y por fuera de ella, como en respeto de la autoridad real, se veian los esclavos de la guardia berberisca ricamente vestidos y dando la guardia.

Solo se abria un postigo para la entrada de los magnates y caballeros; de par en par solo se abria la puerta para dar salida ó entrada al rey ó á los embajadores de reyes; cuando aquella puerta se abria enteramente pasaba siempre bajo ella el estandarte real, acompañando al rey ó á los embajadores, y despues la puerta cerraba sus dos tremendas hojas de hierro.

Todos los giumas (viernes), á la hora de la salida del sol, aquella puerta se abria, y aparecia tras ella un espectáculo sorprendente: el trono de justicia, con su dosel rojo, sus almohadas de púrpura y brocado, y sus siete gradas cubiertas con una alfombra de Persia: á los piés de estas gradas, á la derecha, el alférez mayor del reino con el estandarte real, y al otro lado el alguacil mayor con la espadada de justicia, y walíes, y arrayaces, y caballeros, y eunucos: en lo alto, el rey sentado en los almohadones, y delante de la puerta, en semicírculo, para contener al pueblo que asistia á la audiencia, los esclavos berberiscos con sus largas lanzas, sus bruñidas armaduras y sus turbantes rojos.

Cuando en vez del rey hacia justicia el cadí de los cadíes, sentábase este en un almohadon en la primera grada, y en vez de la córte que acompañaba al rey, le acompañaban ciertos funcionarios del órden judicial, pero nunca faltaban el estandarte real y la espada de justicia, como representantes de la autoridad regia.

Un katib (secretario), colocado en el centro del semicírculo determinado por los esclavos berberiscos, llamaba por su órden á los que habian pedido audiencia, y los dejaba pasar hasta los piés del trono de justicia.

Despues que esta habia acabado de administrarse, la puerta se cerraba, y el rey, la córte y el trono desaparecian tras ella.

¿Quién podria comprender ahora, á la vista de aquella puerta abandonada, de aquel torreon cuyas almenas reales ha derrocado el tiempo, y á las cuáles ha sustituido el conquistador con un desnudo pretil, con una especie de grosero ribete de mampostería, el magnífico esplendor de que en los tiempos de la dominacion mora se vió rodeado, y el profundo respeto con que los musulmanes de Granada miraban aquella puerta, lugar sagrado, donde en nombre de las leyes podia ir el mas pobre, el mas abyecto á ejercitar su derecho?

Hoy un centinela indiferente, provisto de una prosáica consigna, se pasea con el fusil al brazo ó se apoya en él de pié é inmóvil, sin sospechar siquiera la grandeza pasada de aquel lugar, y en el sitio donde hace cuatro siglos se levantaba el trono de justicia de los reyes de Granada, se ve hoy la mezquina mesa cubierta con una manta de lana donde escribe sus partes el sargento de la guardia.

El tiempo, que todo lo muda, que todo lo empalidece, que todo lo gasta, que todo lo pulveriza, ha convertido en un desnudo esqueleto de lo que fué, á la torre del Juicio, ó de justicia de los reyes de la Alhambra.

Por eso, nosotros que somos exageradamente entusiastas, no hemos podido pasar nunca bajo el arco de mármol de la torre del Juicio, de la hermosa y poética puerta del alcázar moro, sin sentir algo de respeto, sin creernos trasportados á otros tiempos y á otras gentes, como si hubiese pasado junto á nosotros rozándonos la cabeza con sus alas el genio de lo que fué.

Además, para que nosotros sintamos una conmocion indefinible al pasar bajo aquel arco, al pisar aquel dintel de mármol, existe una razon poderosa.

Nosotros sabemos que sobre aquel dintel, al pié de su trono de justicia, cayó asesinado un rey de la dinastía nazerita.

Su sangre ha caido allí, y allí acaso la vé aun la justicia del cielo.

Porque el rey asesinado era un buen caballero, un corazon leal, lleno de caridad y de justicia.

Aquel rey era el sultan de Andalucía y de Granada, Abul-Walid-Ismail-Abul-Said, quinto descendiente coronado del Magnífico rey Nazar.

II

El dia ocho de la luna de Regeb del año 725 de la Hegira70, despues de la oracion de azobih, á punto que se dejaban ver en el oriente las primeras ráfagas rosadas precursoras del sol, los berberiscos que daban la guardia de la puerta del Juicio, acudieron presurosos, llamados por los atabales, y se formaron en dos filas formando calle á ambos lados de la puerta.

Poco despues la puerta se abrió, salió un tropel de ginetes armados sobre caballos de guerra, entre los cuales ondeaba el estandarte real, y tras estos caballeros, en medio de una córte resplandeciente, apareció el rey Abul-Walid, armado con un arnés esmaltado de oro y colores, con corona en la cabeza y manto de púrpura sobre los hombros, cabalgando en un poderoso corcel con paramento de brocado sobre sus lórigas de acero.

Piafaba el soberbio bruto hijo de las llanuras de Baeza, orgulloso de su ginete; y en verdad, que nunca las moras granadinas habian visto, ocultas tras las celosias, un hombre mas hermoso ni de aspecto mas noble y régio que el sultan de Granada Abul-Walid-Nazar.

Era blanco y mostraba la barba bermeja, como su quinto abuelo Al-Hhamar, el vencedor; sus ojos tenian en su mirada la dulzura de la gacela cuando contemplaban la hermosura, ó el sombrío y aterrador fuego de los del leon irritado cuando los revolvia entre el combate; cuando nada le distraia ó le irritaba mostraba su semblante una melancolía vaga, una ansiedad profunda, una sed insaciable, pero sed de felicidad: el poderoso Abul-Walid no era feliz.

Sentia remordimientos, y no habia encontrado venturas en el amor.

Sus remordimientos le recordaban á su tio el rey de Granada, Abul-Giux-Nazar á quien habia destronado.

Digamos algo acerca de la historia de Abul-Walid.

Para que se comprenda bien esta historia, necesitamos remontarnos á los tiempos del sultan Mohammet-ebn-Abdalah-ebn-Nazar hijo de Al-Hhamar el Magnífico.

El rey Al-Hhamar el Magnífico, el primer rey independiente de Granada, el fundador de la dinastía nazerita, habia muerto de un accidente estraño, y segun algunos por tósigo, á las puestas del sol del viernes 29 de giumada postrera, del año 671 de la Hegira71. Honrado por amigos y enemigos este gran rey, fué consolado en su último trance por el infante don Felipe, hermano del rey Alfonso de Castilla que le acompañaba.

Murió cerca de Granada, en su tienda, en ocasion en que iba en persona á reprimir la rebeldía de los walíes de Málaga, Guadix y Comares.

Hé aquí el epitafio que su hijo el sultan Mohammet II hizo esculpir sobre su sepulcro, y que pudieron ver nuestros abuelos en el panteon de la Alhambra:

«Este es el sepulcro del sultan alto, fortaleza del Islam, decoro del género humano, gloria del dia y de la noche, lluvia de generosidad, rocío de clemencia para los pueblos, polo de la secta, esplendor de la ley, amparo de la tradicion, espada de verdad, mantenedor de las criaturas, leon de la guerra, ruina de los enemigos, apoyo del estado, defensor de las fronteras, vencedor las huestes, domador de los tiranos, triunfador de los impíos, príncipe de los fieles, sábio adalid del pueblo escogido, defensa de la fé, honra de los reyes y sultanes, el vencedor por Dios, el ocupado en el camino de Dios. Abu-Abdalah-ebn-Juzef-ebn-Nazar-el-Ansarí: ensálcele Dios al grado de los altos y justificados y le coloque entre los profetas, justos, mártires y santos, y complázcase Dios en él y le sea misericordioso, pues fué servido que naciese el año 591 y que fuese su tránsito dia giuma (viernes) despues de la azala de alazar á 29 de la luna giumada postrera, año 671. Alabado sea aquel cuyo imperio no fina, cuyo reinado no principió, cuyo tiempo no fallecerá, que no hay mas Dios que él, el Misericordioso y Clemente72

Sucedióle su hijo Mohammet, mancebo animoso y valiente, y que á pesar de la grandeza de su padre, encontró el reino ya un tanto dividido en bandos y amenazado por las rebeldías de algunos walíes, aunque por lo demás próspero y floreciente.

Apenas proclamado rey se trasladó á la córte de Alfonso X, á renovar la alianza que su padre habia mantenido con Castilla, y tan simpático supo hacerse al sabio rey cristiano, que quiso armarle y le armó por sí mismo caballero.

Pero Mohammet no habia hecho de buen grado esta alianza; contribuia á su disgusto el que la reina doña Violante, esposa de Alfonso le comprometió, abusando de su galantería, á que se aviniese con los walíes de Málaga, Guadix y Comares.

Aprovechando Mohammet II la ausencia de los reyes de Castilla y Aragon para asistir al concilio de Leon, alentó el proyecto de recobrar la Andalucía entera. Pareciéndole, sin embargo, demasiado árdua la empresa para él solo, entró en tratos de alianza con el emir de Marruecos, Abu-Juzef, jefe de la poderosa tribu de los Beri-Merines; aceptó Juzef, y vino de Africa con una poderosa hueste de caballería á Algeciras donde le esperaba el rey de Granada.

Acometida la empresa por la parte de Jaen, el adelantado de la frontera don Nuño, murió en la jornada como valiente, pereciendo además ocho mil cristianos.

Abu-Juzef envió la cabeza del adelantado al rey de Granada, y al verla este, que habia tratado mucho en vida á don Nuño, se cubrió el rostro con ambas manos esclamando.

– ¡Guala, mi buen amigo, que no me lo mereciais!..

Por otra parte, don Sancho, hijo del rey de Aragon, arzobispo titular de Granada, acometió á los moros con un formidable ejército, pero el rey Mohammet le desvarató y le hizo á él mismo prisonero, siendo ocasion esta presa de don Sancho para que se pusiesen á punto de volver sus armas los moros los unos contra los otros, porque los africanos querian enviar al cautivo al emir de Marruecos, y los andaluces al rey de Granada; pero el arraez Ebn-Nazar, infante de la casa de Granada, que presenciaba la contienda, arremetió hacia el cautivo don Sancho esclamando:

– No quiera Dios que por un perro se pierdan tantos buenos caballeros como aquí están.

Y pasándole de una lanzada, de la que el infeliz cayó muerto, le mandó le cortasen la mano derecha y la cabeza; envióse la mano con su anillo al rey de Granada, y la cabeza al emir de Marruecos.

¡Tremenda manera de obviar la cuestion!

Supo Alfonso de Castilla en Leon, esta brava acometida de los moros, y abandonando por entonces el negocio de su coronacion como emperador de Alemania, para lo que únicamente habia ido al concilio, volvió en defensa de la ya poseida corona de Castilla, y firmó con el emir de Marruecos, y con el rey de Granada un armisticio de dos años.

Mas adelante, puesto por Alfonso sitio á Algeciras, y destrozada su armada en el mar y su ejército en tierra, levantóse contra él, en su propio reino, una tempestad terrible; coligáronse contra él la reina su esposa, los infantes sus hijos, sus magnates; y el infante don Sancho, su primogénito, se hizo el caudillo de esta conspiracion contra su padre, y se apoderó de su corona.

El infeliz Alfonso, vencido, fugitivo, abandonado de todos, pidió sucesivamente ayuda á los reyes de Portugal, de Aragon y de Francia, que se escusaron, como asimismo el papa, que se limitó á decirle que se resignase; desesperado entonces Alfonso recurrió á la ayuda del emir de Marruecos, su enemigo, que se encontraba fortificando á Algeciras, y que al recibirle en medio de su ejército le puso á su derecha y le dejó oir estas memorables palabras.

– Te trato así porque eres desgraciado, y me uno á tí para vengar la causa comun de todos los reyes y de todos los padres.

La alianza del rey destronado con el emir de Marruecos impuso terror al hijo rebelde, y al fin se humilló, devolvió la corona á su padre, y obtuvo su perdon.

Entretanto el rey de Granada, para consolidar y robustecer su reino, aprovechaba las disidencias entre los reyes cristianos del resto de España. El rey de Aragon estaba en guerra con Francia por la posesion de Sicilia, y Sancho IV, que habia heredado al fin el trono de Castilla por muerte de Alfonso, se veia obligado á reprimir las sediciones de sus vasallos.

Dominó Mohammet los elementos rebeldes de su reino, se hizo respetar del emir de Marruecos, que pretendia tener predominio en los asuntos de los moros en España. Recobró ciudades y villas á los cristianos, y al fin, cubierto de gloria murió el domingo 8 de la luna de jaban del año 70173.

Dejó tres hijos; Mohammet su primogénito y compañero, el que le sucedió en el trono.

Farax, que conspiró contra la vida de su hermano.

Y Nazar, que reinó tambien.

Fué proclamado Mohammet III, con el nombre de Abu-Abdalah Mohammet.

Era este rey hermoso sobre toda ponderacion; y tan dado al cuidado de los negocios, que no habia wazires que pudiesen estar á su lado tanto tiempo como él trabajaba.

Este trabajo asiduo le hizo perder la salud.

Otros contratiempos vinieron á agravar sus cuidados.

Apenas habia subido al trono, cuando un pariente suyo, Abul-Hegiag-ebn-Nazar, se le reveló en la ciudad de Guadix, donde era walí, y se negó á venir á Granada á su solemne jura de rey: reprimió al fin esta rebeldía, y se concertó con el rey de Aragon don Jaime.

Tomó á Ceuta en Africa y otras villas y lugares en España, y ya respetado de unos y de otros, se dedicó á hermosear á Granada y á continuar la obra de la Alhambra.

Sacóle de repente de esta pacífica existencia el rey don Jaime, que rompiendo la tregua vino con un formidable ejército sobre la ciudad de Almería y la sitió.

El rey de Castilla cercaba en tanto á Algeciras.

Avínose con este último, que levantó el cerco mediante la cesion de otras villas y castillos, pero el rey de Aragon, mas tenaz, se fortificó en su campo y continuó el cerco sobre Almería.

Mientras el rey Mohammet se ocupaba del gobierno y de la defensa de su reino, su hermano Nazar, á quien aguijoneaba su ambicion, se hizo un fuerte partido en Granada, y pretendió abiertamente la corona.

Daba por pretesto para su pretension que el rey estaba enfermo de los ojos, que necesitaba fiarse de los agenos, y que no podia confiarse prudentemente el cuidado del reino á un rey ciego.

Concertóse la conspiracion con tal reserva, que nada pudo traslucirse de ella hasta el último dia de Rhamazan, en que al amanecer los conjurados cercaron el alcázar con muchas gentes del pueblo bajo, que sin pretender entrar y sin armas, se limitaban á gritar:

– ¡Viva el rey Nazar! ¡viva el rey Nazar!

Otro número inmenso del populacho acudió á la casa del wazir Abu-Abdalah-el-Lachmi, que por su severidad estaba aborrecido de los magnates que ayudaban en la conjuracion á Nazar, y echaron las puertas abajo y penetraron dentro robando oro, plata, vestidos, armas, caballos, destruyendo sus alhajas, sus libros y sus muebles.

Luego corrieron al alcázar, y con pretesto de apoderarse del wazir, que se habia refugiado en él, atropellaron la guardia, entraron furiosos sin respetar al rey Mohammet que les salió al paso, y en su presencia mataron al wazir y saquearon el mismo alcázar de la Alhambra.

Mohammet se vió obligado á huir, pero le cercaron en una torre y le intimaron á que abdicase en su hermano Nazar.

Viéndose solo y desamparado Mohammet, abdicó aquella noche solemnemente la corona en su hermano Nazar, que no quiso verle y le envió al palacio del Príncipe, fuera de Granada, y despues á la fortaleza de Almuñecar.

Nazar fué jurado rey.

No tardó mucho el rey Nazar en verse tratado de la misma manera que él habia tratado á su hermano.

Un sobrino suyo, Abul-Said, hijo de una de sus hermanas y del walí de Málaga Ferag-ebn-Nazar, andaba procurándose parciales con harta ambicion; mandóle prender Nazar, pero el mancebo fué avisado y huyó de Granada; escribió el rey á su cuñado Ferag para que corrigiese á su hijo, pero el walí de Málaga le contestó severamente que si su hijo le destronaba, no haria mas que imitar la conducta que él mismo habia observado con su hermano el rey Mohammet.

Aconteció por este tiempo al rey Nazar un accidente de apoplegía; tuviéronle por muerto: divulgóse como cierta esta noticia, y los parciales del destronado Mohammet III corrieron á la fortaleza de Almuñecar, le sacaron de ella y le llevaron á Granada.

Pero ¿cuál fué la sorpresa de estos cuando al entrar en Granada supieron que el rey Nazar habia recobrado la salud, y que Granada ardia en fiestas por su restablecimiento? El buen Mohammet pretestó que su venida habia sido á visitarle sabiendo el quebranto de su salud. Nazar afectó creerle, y le mandó volver á Almuñecar y que le acompañasen los que le habian traido.

Por aquel tiempo entró Fernando IV de Castilla en tierras de Granada, y puso sitio á Alcaudete. Gentes hubo que atribuyeron esta entrada del castellano á sugestiones del destronado Mohammet, aunque el desgraciado estaba completamente ageno á ella.

Pero cuando el rey de Castilla se ponia sobre Martos, emplazado por unos hermanos llamados los Carvajales á quienes habia mandado dar injustamente muerte, murió cabalmente en el mismo tiempo en que los hermanos le habian citado ante el tribunal de Dios.

Por esa razon llamóse desde entonces á Fernando IV de Castilla el Emplazado.

Por aquel tiempo á principios de la luna de jawal del año 71374, murió en Almuñecar el desterrado Mohammet, y su hermano Nazar, mandó trasladarle al panteon de la Alhambra y poner sobre su sepulcro la siguiente inscripcion:

«Este es el sepulcro del sultan virtuoso, príncipe justo, sábio en el temor de Dios, uno de los reyes virtuosos, sufrido en los trabajos, laborioso en el camino de Dios, el apacible, el austero, el temeroso de Dios, el humilde, el resignado en Dios en las desventuras y en las prosperidades, morador de los dos paraisos con su meditacion y sus alabanzas, el que encaminaba á las criaturas y mantenia la justicia, camino patente de la confianza y de la bondad, mantenedor del pueblo en su honra con victorias ganadas con propio valor, justicia del trono, decoro y luz resplandeciente del estado, puerta de la ley y de la fé, constante loador de Dios en sus males y en sus desgracias, lucirá en el dia de la cuenta, exacto en la tradiccion y en las obras de la ley y en las altas purificaciones: el dispuesto siempre contra infieles con paso de firmeza y meritorio, observador de la justa medida, carta franca de humanidad, amparador de los templos, defensor de la religion, el escogido, el ínclito, el heredero de los Nazares, heredero de sus estados y de su justicia y laborioso celo en la defensa y gobierno de los pueblos, y en acrecentar sus ventajas y utilidades, el clemente rey, príncipe de los muzlimes, honor de los creyentes, domador irresistible de los incrédulos, el vencedor por la gracia de Dios, Abu-Abdalah, hijo del príncipe de los fieles el sultan escelso, prefecto de la direccion, nube de rocío, vida de la tradicion, apoyo de la secta, el laborioso en el camino de Dios, amparador de la ley de Dios, Abu-Abdalah, hijo del príncipe de los fieles, el vencedor por Dios Abu-Abdalah-ebn-Juzef-ebn-Nazar, honre Dios su mansion y sea venturoso por su bondad: nació, complázcase Dios de él, en dia miércoles tres de jaban honrado del año 655, y murió, santifique Dios su espíritu, y refrigere su sepulcro con las copas suaves de su benignidad, en dia lunes tres de jawal del año 713. Llévele Dios á las mas altas mansiones de los justos, por la verdad de la ley, y bendiga á los que quedan de su casa. Bendiga Dios á nuestro señor y á nuestro dueño Mohammet, y á los suyos con bendicion cumplida.»

Por el otro lado de la piedra se gravó una inscripcion en verso en que se rogaba á Dios le concediese el premio de sus virtudes; que refrigerase con benignas auras su sepulcro; que le regase con apacible rocío y liberales nubes de clemencia; que le vistiese y adornase de las preciosas vestiduras de su misericordia, y que le colocase en las eternas y felices moradas del paraiso.

Parecia que ocupando ya Abul-Giux-Nazar legítimamente el trono por la muerte de su hermano Mohammet III, debian desaparecer los partidos; pero no fué así; la codicia del mando y de los altos empleos del gobierno, traian enemistados y divididos á los principales caballeros de Granada, y vueltos todos contra el wazir ó primer ministro del rey Mohammet-ebn – Alí-al-Hagib, hombre astuto y cruel, causa de las grandes alteraciones que hubo en su tiempo, y particularmente de la ruina del rey Nazar.

Porque Al-Hagib, en su desmedida ambicion, tenia alejados del palacio á los principales señores de Granada, para que ninguno se procurase la gracia del rey, y desterraba á los unos é injuriaba á los otros, hasta el punto de que fueron ya tantos los ofendidos que formaron bando para destruirle, y destruir, si era necesario, al rey Nazar que le protegia.

Volvieron otra vez á alentar las pretensiones del jóven hijo del walí de Málaga, cuñado del rey y le ofrecieron la corona.

Abul-Walid aceptó; se puso en inteligencias con los conjurados, y el walí su padre envió á Granada ciertas gentes que levantaron un motin, pidiendo la cabeza del wazir Al-Hagib.

Pero el rey le amaba; salió, habló á los amotinados y pudo por el momento conjurar el peligro. Castigóse imprudentemente á algunos, y esto fué origen de una sedicion mas respetable. Muchos caballeros de Granada huyeron á Málaga, incitaron al walí á que se rebelase contra Nazar, y al fin lograron que su hijo, Abul-Walid, partiese contra Granada, acaudillando una hueste numerosa.

Al saberse esto, Granada se dividió en bandos; robábanse y matábanse los unos á los otros, y saciaban mútuamente sus ódios y sus venganzas. Una noche entera duró este conflicto, y al amanecer los que llevaban la peor parte, abrieron las puertas del Albaicin á Abul-Walid, que se apoderó de la alcazaba vieja.

Abul-Giux-Nazar se fortaleció en la Alhambra, donde le cercaron los soldados de Abul-Walid.

Viéndose perdido Nazar, envió cartas al rey don Pedro de Castilla que se encontraba en Córdoba, pidiéndole socorro; pero por pronto que el rey castellano entró en tierras de Granada, tuvo tiempo el walí de Málaga para estrechar á Nazar y obligarle á rendirse, con la condicion de que su sobrino Abul-Walid-Abu-Said, ya rey, le concediese la ciudad de Guadix y su comarca, y seguridad y perdon para los que habian seguido su bando.

Concediólo todo en la alegría del triunfo el nuevo rey; partió Nazar para Guadix, y el rey don Pedro de Castilla, sabiendo estas nuevas, y que ya su ayuda era inútil á Nazar, se volvió; pero no sin talar y saquear cuanto encontró á su vuelta, apoderándose de la fortaleza de Huete.

Nazar vivió tranquilamente en Guadix algunos años sin dar oidos á los consejos de los que le incitaban á que procurase recobrar su corona, y murió tranquilo, resignado con su suerte.

Trajeron su cadáver al panteon de la Alhambra, y el rey mandó se le dedicase esta inscripcion:

«Este es el sepulcro del sultan alto, poderoso, ilustre, de muy gran casa, descendiente de los reyes muy nobles, y de la mas preciada prosapia de los escelentes Al-Ansaríes, el mas alto de linaje, esplendor real y defensa invencible de los suyos. El cuarto de los reyes de Beni-Nazar, defensores de la ley y de la direccion, escogidos celadores laboriosos en el camino de Dios, el rey clemente con los hombres, liberal entre los liberales, en su bondad noble, generoso, bien intencionado, santo, misericordioso, Abul-Giux-Nazar, hijo del sultan alto, amparador, ilustre defensor, rey justo, ínclito, humano, defensor de la ley del Islam, aniquilador de los idólatras, el favorecido, el vencedor, el piadoso, el santo príncipe de los fieles Abu-Abdalah, hijo del sultan noble, rey, honor de los hombres, caudillo de los fieles, rey de los que temen á Dios, y de los bien intencionados, depósito fiel de la tradicion y palabras del Islam, amparo de la religion y de la fé, el vencedor por Dios, el victorioso por la gracia de Dios, el santo, el misericordioso príncipe de los muzlimes, Abu-Abdalah-ebn-Nazar; sálvele Dios, y cúbrale con su misericordia y su clemencia, colóquele en morada de santidad, escríbale entre aquellos con quienes se complace. Fué su nacimiento dia lunes 24 de la luna de ramazán el grande, año de 68675. Fué jurado en dia viernes 2 de jawal año de 70876, y murió, sepultado la noche del miércoles 6 de la luna de dilcada, año 72277. Alabado sea el rey de la verdad, el claro heredero de la tierra y de lo que hay sobre ella, que él es el mejor de los herederos.»

Y por el otro lado se leia la siguiente inscripcion en verso:

«¡Oh sepulcro del generoso! sobre tu polvo caigan nubes celestes de amparo, de misericordia y de paz; en tu estrado se oiga siempre la bendicion á un rey noble, generoso de los mas generosos; delicia del género humano, bondad de corazon sobre todas las criaturas; caridad, manantial perenne de gloria, seas feliz con Nazar, el cuarto de los reyes de Beni-Nazar, defensores del Islam. Desde la salida del lucero de la religion, desde el alba de la ley, fué su trono de ellos, el mejor amparo de las criaturas. ¡Oh señor de la bondad y de la humanidad! tu casa fué mina de juicio, de prudencia, de virtud y de beneficencia, y hallaron en tí lo que deseaban cuantos tuvieron la suerte de conocerte y acercarse á tí, la nobleza y escelencia del orbe; el resplandor de la bondad en su cara, como la luz del dia que quita las sombras. Nunca estuvo la luna en mas perfecto y hermoso plenilunio: los altos méritos de Abul-Giux dan de sí olor vivo como el mosco precioso se descubre aun en sellado bote. Cúbrale Dios con su misericordia, con lo cual se sirva ponerle en la eterna morada de las delicias.»

Abul-Walid-Abu-Said no pudo destruir los bandos á beneficio de cuya lucha habia subido al trono: habianse acostumbrado los magnates de Granada á disponer del poder real y á no concederlo sino á aquel que mas favorecia su ambicion: pero como eran muchos y los altos empleos del reino no bastaban para contentar á todos, se dividian, se hacian la guerra, andaban en perpétuas intrigas y conspiraciones, y el rey para entretenerlos se veia obligado, ya que no podia darles otra cosa, á llevarlos contínuamente contra las fronteras cristianas, de las cuales se volvian generalmente cargados con una rica presa.

67.La mano es el símbolo del Islam: como la mano consta de cinco dedos y cada dedo de tres articulaciones, escepto el pulgar que solo tiene dos, y todas están sujetas á la unidad de la mano, del mismo modo el Korán contiene cinco principios fundamentales: primero: creer en Dios y que Mahoma es su profeta; segundo: hacer oracion; tercero: dar limosna; cuarto: ayunar en la cuaresma de Rahamadan; quinto: peregrinar á Medina y á la Meca. Cada uno de estos preceptos tiene tres modificaciones, escepto el quinto que puede reducirse á dos: buen corazon y buena obra: estos dogmas provienen de la unidad de Dios, y la mano con sus cinco dedos y sus catorce coyunturas simbolizan fundamentalmente el islamismo.
  La llave es un símbolo que se refiere al Paraiso, y que debe abrir su puerta á los escogidos.
  Estos dos signos, y no la media luna como creen muchos, eran la empresa religiosa de los moros de Granada.
68.Conocida hoy vulgarmente con el nombre de torre de los Siete suelos.
69.Hoy este lugar es una esplanada, al fondo de la que se levanta la parte meridional del palacio del Emperador.
70.1345 de Jesucristo.
71.1273 de Jesucristo.
72.Hemos insertado este epitafio é insertaremos otros, porque estas inscripciones sepulcrales pertenecen á la Alhambra, y porque además dan á conocer el estilo apologético de los moros, con toda su exagerada hipérbole y su decidido y característico sabor poético y religioso.
73.1302 de Jesucristo.
74.1314 de Jesucristo.
75.1287 de Jesucristo.
76.1309 de Jesucristo.
77.1312 de Jesucristo.
Ograniczenie wiekowe:
12+
Data wydania na Litres:
27 września 2017
Objętość:
691 str. 2 ilustracje
Właściciel praw:
Public Domain