Czytaj książkę: «El no alineamiento activo y América Latina»

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CARLOS FORTIN, JORGE HEINE Y CARLOS OMINAMI
(Compiladores)

EL NO ALINEAMIENTO ACTIVO Y AMÉRICA LATINA
Una doctrina para el nuevo siglo


Fortin, Carlos /Heine, Jorge / Ominami, Carlos (Comps.)

EL NO ALINEAMIENTO ACTIVO Y AMÉRICA LATINA:

Una doctrina para el nuevo siglo

Santiago, Chile: Catalonia, 2021

384 p. 15 x 23 cm

ISBN: 978-956-324-916-3

ISBN Digital: 978-956-324-917-0

CIENCIAS SOCIALES - 300

Diseño de portada: Guarulo & Aloms

Ilustración de portada: Hijos de Ícaro, Mario Toral, 1981

Corrección de textos: Genaro Hayden

Diseño y diagramación eBook: Sebastián Valdebenito M.

Dirección editorial: Arturo Infante Reñasco

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Primera edición: noviembre, 2021

ISBN: 978-956-324-916-3

ISBN Digital: 978-956-324-917-0

© Carlos Fortin, Jorge Heine y Carlos Ominami

© Editorial Catalonia Ltda.

Santa Isabel 1235, Providencia

Santiago de Chile

www.catalonia.cl@catalonialibros

Índice de contenido

Prólogo

Introducción

PRIMERA PARTE El emergente orden mundial

1. Un orden mundial en crisis

2. Estados Unidos-América Latina: por una diplomacia de equidistancia

3. China como nuevo socio para América Latina: hacia una diversificación de las relaciones internacionales

4. La competencia EE. UU.- China y su impacto en América Latina en el mundo post pandemia

5. Las políticas exteriores latinoamericanas en una era de transición

SEGUNDA PARTE Los desafíos de la gobernanza en el nuevo contexto global

6. La disputa China-Estados Unidos y la seguridad en América Latina

7. El surgimiento de Eurasia y su impacto en América Latina

8. De Bandung al No Alineamento Activo: historia y lecciones

9. América Latina en el Mundo Post Occidental

10. América Latina y el No Alineamiento Activo

TERCERA PARTE América Latina y el No Alineamiento Activo en la Nueva Economía Política Internacional

11. La inserción de América Latina en la economía mundial

12. No Alineamiento Activo, gobernanza global y financiamiento internacional

13. No Alineamiento Activo y gobernanza económica mundial: comercio e inversión

14. América Latina, la crisis del covid y el reordenamiento de las cadenas de valor

15. No Alineamiento Activo (NAA) y Regionalismo Post Hegemónico: traslapes e intersecciones

CUARTA PARTE Perspectivas nacionales

16. La ruta de Chile hacia el no alineamiento, 1945-1973

17. Argentina y la Tercera Posición

18. El Perú, autonomía y no alineamiento

19. Brasil y el Sur Global

Conclusiones: Implicaciones de un No Alineamiento Activo (NAA)

Notas biográficas de los autores

Notas

Este libro está dedicado a la memoria de Rafael Roncagliolo (1944-2021), eminente sociólogo, pensador y diplomático peruano, cuyo compromiso con la causa de nuestra América y su autonomía quedó de manifiesto en su extensa obra, así como en su gestión como canciller del Perú.

Prólogo

El concepto de No Alineamiento Activo (NAA) fue propuesto inicialmente por Carlos Ominami, en un texto publicado en agosto de 2019. La referencia específica era al caso chileno, pero la convocatoria (“nuestra única opción es la de un no alineamiento activo que ponga la política en el centro de la acción internacional … Debemos defender con todas nuestras fuerzas el multilateralismo y el derecho internacional”: Ominami 2019) era a América Latina en su conjunto, e incluso más allá.

Así fue percibido por vastos sectores del progresismo continental y mundial. El Grupo de Puebla, espacio integrado por expresidentes y líderes latinoamericanos y europeos, declaró en su Manifiesto de noviembre de 2019: “A nuestra América Latina solo le cabe asumir una posición de no alineamiento activo poniendo por delante los intereses de nuestros pueblos y haciendo respetar de forma intransigente nuestra soberanía” (Grupo de Puebla 2019, énfasis en el original).

La sugerencia encontró eco en los medios académicos. Un artículo de los presentes autores –con una aproximación inicial al tema– fue publicado en español en Foreign Affairs Latinoamérica en julio de 2020 (Fortin, Heine y Ominami 2020) y posteriormente reproducido en inglés (Global Policy 2020), francés (IRIS 2020) y mandarín (IISS 2020). Un artículo posterior fue publicado en dos medios internacionales (NUSO 2020, WSI 2020).

La idea interesó al Foro Permanente de Política Exterior de Chile. Este organizó en agosto de 2020 un encuentro virtual de seis excancilleres latinoamericanos (de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú) para analizar su viabilidad y su alcance (FPPE 2020). La rica discusión que allí tuvo lugar confirmó el interés en el tema, pero también la necesidad de explorar más en detalle su contenido, tanto conceptual como de políticas.

Surgió así la propuesta de este volumen. Su objetivo central era congregar a un grupo de internacionalistas latinoamericanos y latinoamericanistas para reflexionar sobre el alcance y las implicaciones del NAA a fin de empezar a darle al concepto una significación concreta.

La selección de autores y temas se hizo en función de tres ejes:

– Una cobertura temática amplia. El NAA surge como respuesta al conflicto entre Estados Unidos y China y este en la actualidad parece tener esencialmente contenidos económicos (comercio, inversión) y tecnológicos (5G, inteligencia artificial, semiconductores). Sin embargo, el desafío planteado por el conflicto va más lejos: se trata de una pugna hegemónica con un amplio alcance potencial; el NAA aspira a abarcar toda esa gama de dimensiones de la política exterior y de sus interrelaciones con las políticas nacionales de desarrollo.

– Una diversidad de perspectivas de análisis: entre los textos hay los que son esencialmente académicos, otros principalmente políticos, y otros aportados por participantes en procesos internacionales relevantes que combinan análisis con recuentos y reflexiones personales.

– Una variedad de referentes nacionales: tanto de temas como de autores.

Los capítulos del libro reflejan y expanden estos lineamientos. Los diecinueve capítulos recorren los temas globales (el emergente orden mundial y sus dimensiones geopolíticas y de economía política) para luego explorar sus ángulos e implicaciones nacionales. Una sección final propone extraer del amplio material contenido en ellos las conclusiones esenciales para proseguir en la elaboración del NAA, tanto conceptual como de sus corolarios de políticas.

Carlos Fortin, Santiago de Chile

Jorge Heine, Boston, Estados Unidos

Carlos Ominami, París, Francia

Agosto de 2021

Referencias

Fortin, C., J. Heine, y C. Ominami. 2020. Latinoamérica: no alineamiento y la segunda Guerra Fría. Foreign Affairs Latinoamérica 20(3):107-115, julio-septiembre.

FPPE. 2020. Diálogo de ex Cancilleres. Alternativa Latinoamericana: No Alineamiento Activo. Foro Permanente de Política Exterior, 21 de agosto, en https://foropoliticaexterior.cl/encuentro-de-ex-cancilleres-sobre-no- alineamiento-activo-naa/

Global Policy. 2020. C. Fortin, J. Heine y C. Ominami. Latin America between a Rock and a Hard Place: The Active Non-Alignment Option. Global Policy, octubre, en https://www.globalpolicyjournal.com/blog/02/10/2020/latin-america-between-rock-and-hard-place-second-cold-war-and-active-non-alignment

Grupo de Puebla. 2019. Manifiesto del Grupo de Puebla: “Somos parte de la larga marcha de nuestra América Latina por su liberación”. Perfil, 11 de noviembre, en https://www.perfil.com/noticias/politica/manifiesto-grupo-puebla-dijo-somo-parte-de-la-larga-marcha-de-nuestra-america-latina-por-liberacion.phtml

IISS. 2020. C. Fortin, J. Heine y C. Ominami. Latin America between a Rock and a Hard Place: The Active Non-Alignment Option (en mandarín). Think Tank Digest. Institute of International and Strategic Studies, Peking University, 65, octubre, en http://en.iiss.pku.edu.cn/research/viewpoint/4106.html

IRIS. 2020. C. Fortin, J. Heine y C. Ominami. L’Amérique Latine, le non-alignement et la deuxième guerre froide. Analyse #1, Programme Amérique Latine / Caraïbe. Institut de Relations Internationales et Stratégiques Paris, Septembre, en https://www.iris-france.org › uploads › 2020/09

NUSO. 2020. C. Fortin, J. Heine y C. Ominami. El no alineamiento activo: un camino para América Latina. Nueva Sociedad, septiembre, en https://nuso.org/articulo/el-no-alineamiento-activo-una-camino-para-america-latina/

Ominami, C. 2019. Un no alineamiento activo. La Tercera, 9 de agosto, en https://www.latercera.com/opinion/noticia/no-alineamiento-activo/774839/

WII. 2021. C. Fortin, J. Heine y C. Ominami. “América Latina frente al mundo. La necesidad de una renovación conceptual de la idea de no alineamiento”. Wall Street International, 4 de marzo, en https://wsimag.com/es/economia-y-politica/65039-america-latina-frente-al-mundo

Introducción
El No Alineamiento Activo (NAA) como doctrina

Carlos Fortin, Jorge Heine y Carlos Ominami

“Vivimos en una era de alineamientos, no de alianzas”.

Parag Khanna 2008, 324

La palabra crisis es consustancial a América Latina. A lo largo de dos siglos de historia independiente, la región ha pasado por muchas crisis. Algunas gatilladas desde el exterior, otras autoinducidas, la mayoría generada en los intersticios de esa frontera entre lo internacional y lo interno. Según la Comisión Económica para América Latina (Cepal), sin embargo, la crisis de 2020-2021, con ocasión de la pandemia de covid-19, ha sido la peor en 120 años, esto es, desde que se lleva registro de estas cifras. En 2020 la economía de la región se contrajo en un 7.7% (versus un 3.5% para la economía mundial); el ingreso per cápita cayó a los niveles de 2010, y los niveles de pobreza a los de 2006. Como resultado de ello, en 2021 un 33.7% de la población de la región, uno de cada tres latinoamericanos, vive bajo los niveles de pobreza (Cepal 2021). Todo indica que la región enfrenta otra década perdida, esta vez entre 2015 y 2025, ya que el quinquenio 2015-2019 fue de lento crecimiento. Aunque la pandemia ha afectado a todo el mundo, ha habido regiones que han ganado (como Asia Oriental), y otras que han perdido (como América Latina), con esta catástrofe humanitaria. El panorama de una región estancada, presa de la trampa del ingreso medio, que cada treinta o cuarenta años atraviesa por una “década perdida”, en que todo lo logrado en diez años se desvanece, exigiendo comenzar de nuevo, es sobrecogedor, por decir lo menos.

¿Qué esperanza de futuro pueden tener los 650 millones de latinoamericanos en estas circunstancias?

Tal como la anterior “década perdida”, la de los ochenta, se desató por un acontecimiento más allá de sus fronteras (el alza de tasas de interés en los Estados Unidos en 1982, que llevó a la así llamada “crisis de la deuda”), lo mismo vale para la crisis actual, originada en un virus surgido en Wuhan, China. Una vez más, también, la crisis sorprendió a una América Latina fragmentada, dificultando una respuesta coordinada, que podría haber morigerado sus efectos (González et al. 2021). Lejos de algo adjetivo, la inserción internacional de la región es central a su desarrollo y progreso.

América Latina y el mundo

De ahí la urgencia de re-evaluar la forma en que América Latina se ha relacionado con el entorno internacional y cómo ha reaccionado a sus desafíos. Desde los inicios de la independencia, los países latinoamericanos aspiraron a una mayor autonomía, para gestionar su propio desarrollo y avanzar hacia un mejor nivel de vida para sus pueblos. Ello no siempre ha sido posible, y, desde un comienzo, esta aspiración enfrentó los obstáculos propios de una relación desigual, y, en algunos casos, dependiente, de potencias como los Estados Unidos en las Américas, y como el Reino Unido, España, Alemania y Francia.

Y como han señalado Deciancio y Tussie (2019), el regionalismo no fue inventado en Europa. Lo fue en la América morena. Desde los albores de la independencia, a comienzos del siglo XIX, el proyecto regional fue visto como plataforma para esa tan ansiada autonomía. La noción de Patria Grande corre como hilo conductor desde entonces hasta nuestros días, con alzas y bajas, sufriendo embates de todo tipo, pero siempre resurgiendo con renovado ímpetu. En su expresión más reciente, esto es, en las últimas seis décadas, este regionalismo ha tenido ciertas características sui generis, que le han dado su sello (Briceño Ruiz, 2019). Si bien la vocación regionalista ha fluctuado, y la regla ha tendido a ser que es bien vista por los gobiernos progresistas y mirada con recelo por los conservadores, no dejan de darse ciertos elementos comunes.

La primera de ellas es la afirmación de la identidad latinoamericana. En contra de una escuela que tiende a negar incluso la propia existencia de tal cosa, sosteniendo que todo lo que hay es un puñado de países vecinos, muy distintos entre sí, los impulsores de las distintas entidades regionales parten de la base de la existencia de una comunidad que comparte una historia, un pasado colonial, una condición mestiza, y, en la mayoría de los casos, una lengua y una religión –el “extremo Occidente”, en la expresión de Alain Rouquié (1989).

Otra, es la desconfianza hacia organismos supranacionales, con una clara preferencia por entidades intergubernamentales. Bajo el pretexto de una mal entendida austeridad presupuestaria, y, en estas últimas décadas, abrazando el dogma neoliberal, las entidades de integración económica regional, así como las de cooperación política, han operado sin secretariado permanente, o, si lo han tenido, uno de minimis.

A su vez, la estrategia seguida por los entes regionales latinoamericanos ha sido más bien defensiva que ofensiva. En otras palabras, de lo que se ha tratado es de proteger el espacio latinoamericano, más que de incursionar en objetivos más ambiciosos como, por ejemplo, el logro de la paz mundial (Deciancio y Tussie 2019). Ello parecería reflejar un reconocimiento implícito de las limitaciones inherentes a la condición de la región en el orden internacional.

Finalmente, el accionar internacional latinoamericano ha tenido un fuerte énfasis en los aspectos legales, subrayando la vigencia del derecho internacional y del multilateralismo, como escudos de protección ante las grandes potencias.

En este marco, la confluencia de dos factores nos llevó a la reflexión inicial y propuesta que ha dado origen a este libro. Por una parte, la creciente disputa por la primacía entre Estados Unidos y China, en la cual América Latina aparece cada vez más como el proverbial “jamón del sándwich”, presionada para escoger entre Washington y Beijing. Por otra, la severidad de la crisis actual, en que la región aparece como Zona Cero de la pandemia a nivel mundial, con la mayoría de los gobiernos dando palos de ciego para enfrentar el desafío sanitario que gobiernos en otras latitudes han manejado tanto mejor. Sin duda que hay muchos factores que inciden en esta tragedia épica que afecta a la región (y que al escribir estas líneas significa que América Latina, con un 8% de la población mundial, sufra un 30% de las muertes por la pandemia), pero al menos uno de ellos se origina en una inadecuada comprensión y gestión de las fuerzas de la globalización en el mundo de hoy.

De consuno con esta difícil coyuntura y tragedia humanitaria, se da un verdadero “eclipse diplomático” de América Latina (Rouquié 2020). Para todos los efectos, esta ha dejado de existir como actor internacional relevante, lo que a su vez no hace sino profundizar la crisis. El contraste en la forma en que el mundo reaccionó ante el segundo brote del virus de covid-19 en India en abril de 2021, y la ecuanimidad (sino indiferencia) con que lo hizo ante la situación en América Latina (que, con la mitad de la población de India, tiene, hasta mayo de 2021, según las cifras oficiales, cuatro veces el número de muertes por el virus que India) es decidor.

De ahí nuestra propuesta de NAA para América Latina. Ha llegado la hora de poner fin a la creciente marginalidad de la región, marginalidad que se alimenta a sí misma y autoperpetúa una involución que para muchos pareciera no tener remedio. Por nuestra parte, creemos que sí tiene remedio. Este conlleva asumir su propio destino y no dejarlo en manos de otros.

El NAA como concepto

En artículos anteriores sobre este tema, hemos subrayado la relevancia del No Alineamiento como antecedente para esta propuesta (Fortin, Heine y Ominami 2020a; 2020b). No se trata de trasvasijar en forma monotónica planteamientos originados en los sesenta y setenta a las realidades muy distintas del nuevo siglo. Por el contrario, el desafío radica en adaptar conceptos y términos que expresaron una era, a las de un mundo en acelerado proceso de cambio, con las debidas enmiendas y ajustes del caso.

Lo primero a tener presente es la utilidad del término “alineamiento”, un concepto “paraguas” y multidimensional, que no se refiere solo a lo militar, como es el caso de la expresión “alianza”. La noción de alineamiento también “podría proveer el eslabón perdido entre la estructura del sistema internacional y los procesos a nivel de conducta de las unidades del mismo, que la disciplina busca conectar” (Snyder 1997, 32; citado por Wilkins 2012, 55). La noción de alineamiento (y la de no alineamiento) es también más sutil y flexible que la de alianza, que tiende a ser más rígida y atada a temáticas de defensa.

El no alineamiento difiere de la “neutralidad”, que se refiere a no tomar partido en un conflicto bélico, y que ha tenido una connotación más bien negativa (aunque el Mariscal Tito, uno de los fundadores del NOAL, lo describía como “neutralidad positiva”).

El padre del concepto de no alineamiento fue, desde luego, el primer ministro indio, Jawaharlal Nehru (Damodaran 1983). India accedió a la independencia en 1947, justo al inicio de la Guerra Fría, bajo el liderazgo de Nehru, quien vivió en carne propia la experiencia de forjar un Estado-nación bajo las presiones de un mundo bipolar y las exigencias de Washington y de Moscú de tomar partido por alguna de las superpotencias. India fue el primero de los países del mundo afro-asiático en llegar a la independencia en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Sus planteamientos tuvieron un impacto no menor en los líderes del resto de los países que asumían la independencia, tanto en África y en Asia, como en el Caribe.

Lo que los nuevos países de África, Asia y América Latina intentaron a partir de la Conferencia de Bandung en 1955, y luego con el establecimiento formal del Movimiento de Países No Alineados (NOAL) en la conferencia de Belgrado en 1961, fue definir un espacio propio, no subordinado ni a los Estados Unidos ni a la Unión Soviética (Acharya y Buzan 2019, 124-131). En materia de política exterior, este se inspiraba en los principios de panchsheel, con un énfasis en la no-intervención, la soberanía nacional, la coexistencia pacífica y el respeto al multilateralismo. Al comienzo, el NOALpriorizó una agenda de tipo político, como correspondía a países recién asomándose a la vida soberana. Con el correr del tiempo, y bajo el liderazgo de Argelia, así como de países caribeños como Jamaica, ella se trasladó al campo económico, forjando la demanda de un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI), que fijó por varias décadas la agenda de las relaciones Norte-Sur (Getachew, 2019, 142-175).

¿Cuál es la relevancia de ello para América Latina hoy?

Una vez más, el mundo enfrenta una disputa por el poder global (Actis y Creus 2020) entre dos potencias, con América Latina en el medio. Treinta años después del fin de la primera Guerra Fría, la región sigue sumida en el subdesarrollo, y ahora sometida a presiones para alinearse, ya sea con Washington o con Beijing.

Como indica la Tabla 1, sin embargo, el contexto en que se da este nuevo conflicto es muy distinto.